30 abril 2021

Selección de personal

Julio Sánchez Mingo

 

Monumento en Antón Martín a los abogados laboralistas de Atocha, víctimas del odio, de la intransigencia, de la ignorancia, de los intereses espurios, de la falta de diálogo. Reproduce el cuadro El abrazo, de Juan Genovés, conservado en el MNCARS.

Decía el filósofo Emilio Lledó, allá por 1979: "... De una manera muy general podría afirmarse que son dos los dominios que sustentan la vida humana: el dominio de los signos y el dominio de los objetos. Traducido a otro plano: el dominio de la comunicación, del lenguaje, y el dominio de la realidad, de la historia concreta y de los intereses. En un mundo como el nuestro, mediatizado y en parte aniquilado por signos y mensajes, la realidad y la vida quedan ocultas, muchas veces, bajo la costra de comunicaciones vacías, de lenguajes deformados y de contenidos manipulados... ". Recientemente escribía Soledad Gallego Díaz en un artículo para El País: "... los partidos parecen haber abandonado sin el menor pesar cualquier coherencia y moverse en un espacio virtual en el que no se trata de difundir ideas para generar debates y agrupar a ciudadanos, sino de manipular sus emociones, instrumentalizarlas. Como escriben Chloé Morin y Daniel Perron, lejos de dar más poder a los ciudadanos, los partidos actuales, partidos algoritmo, buscan captar emociones... ". Yo añadiría que también fomentar el miedo.

Ahora que los madrileños acuden a las urnas para elegir a sus representantes regionales, llama la atención el nivel de confrontación entre los distintos candidatos, que se refleja en discusiones y enfrentamientos entre los propios ciudadanos. No existe un contraste de pareceres sosegado, racional, sobre lo más adecuado a la hora de votar. No se discuten las necesidades de la región y la dialéctica dominante es sopesar quién nos cae más simpático y está muy extendido el aberrante razonamiento de voy a votar a fulanito para que no salga menganito. Además se ha trasladado a unas elecciones regionales el partidismo radical de unas generales. Todo son malos modos, reacciones absolutamente viscerales, no se razona, todo se reduce a filias y fobias. La polarización es excesiva, como si todo fuera blanco o negro, mientras la vida siempre nos ofrece toda una escala de grises. Se incurre en incoherencias flagrantes y se escuchan planteamientos que no resisten un análisis un poco minucioso por su falta de sensatez y sustento lógico. Es curioso que una reciente encuesta nos diga que el 90% de los ciudadanos no se fía de los partidos políticos y a la hora de votar se entregue un cheque en blanco a candidatos suyos que son unos perfectos incompetentes. Por si fuera poco, prensa y televisión, en aras de su negocio, exacerban nuestros bajos instintos. No es de extrañar que alguien haya escrito esta frase en un cubo de basura: "Led, sí, leed. Pero no leáis prensa que afirme vuestros prejuicios, sino literatura que alimente vuestras incertidumbres".

Todas las elecciones políticas deberían encararse como una selección de personal en una empresa, con rigor y criterios profesionales y, además, centrar el debate en las competencias propias de cada administración. Ahora, en la región de Madrid, nos jugamos el bolsillo y dos áreas tan críticas para una sociedad como son la Educación y la Sanidad, sin olvidarnos de Asuntos Sociales y Cultura, amén de un sistema de transportes que actualmente ofrece un buen servicio para el núcleo urbano de la capital pero muy insuficiente para el resto de la región y absolutamente desastroso para la comunicación entre las periferias. Sin salud no hay vida. Las listas de espera son insufribles, la atención primaria está medio desmantelada y sus servicios de urgencia, que deberían reducir la presión ejercida sobre los hospitales, siguen cerrados desde marzo de 2020, al igual que muchos consultorios rurales. ¿No sería mejor que mucha gente pagara un poquito más de impuestos en lugar de recurrir a un seguro privado que cuesta un dineral? Su cartera saldría beneficiado. Para destacar la importancia de la Enseñanza voy a recordar unas citas de unos viejos conocidos. Dice Kant: "El ser humano es lo que la educación hace de él". Al ignorante se le manipula y, como afirma Voltaire: "Política es el camino para que los hombres sin principios puedan dirigir a los hombres sin memoria". Afortunadamente no todos los dirigentes son inmorales, de lo contrario viviríamos en un estado fallido. Para que la sociedad esté bien estructurada, sin desigualdades, que generan pobreza, violencia, corrupción, delincuencia, una educación de calidad debe estar al alcance de todos, no solo de aquellos que por sus recursos pueden acceder a ella. En Madrid, las tasas universitarias son las más altas de toda España y estos días ha saltado a la prensa que unos chavales de Móstoles, al parecer buenos estudiantes, no podían seguir estudiando más allá del Bachillerato porque les era imposible pagar los derechos del examen de Selectividad. Es muy importante elevar el nivel formativo de los más desfavorecidos, para que aumente el nivel medio de toda la comunidad. Ya va siendo hora de olvidar cañas y ladrillo, que implica deterioro del medio, especulación y corrupción. Ser más Alemania y Suiza, o Suecia, y menos África. Por cierto, los alemanes se ponen de cervezas hasta las cachas, pero no hacen de su consumo en la calle un sector estratégico.

Al contrario de lo que se suele decir, no todos los políticos son iguales. A la hora de votar deberíamos analizar su currrículum, es decir su formación, su trayectoria, su experiencia de gobierno y gestión y descartar a los chillones, a los de discurso fácil pero vacío. A la gente se la conoce por lo que dice o, incluso, por lo que deja de decir, pero hay que juzgarla por lo que hace o ha hecho. Dice Irene Vallejo, ahora tan de moda, que el bien no se nota y que el mal es ruidoso.

El balance de tantos años de gobierno regional del partido que lidera las encuestas es absolutamente descorazonador. Sus dirigentes procesados y hasta encarcelados. Ya hemos visto lo que han hecho con la Sanidad y la Educación madrileñas. Hace poco, un amigo, inspector de policía jubilado, con motivo del juicio de la caja B de esa agrupación política, me escribía: "... Ese partido es una mafia en toda regla. Compran concejales, se apropian de bienes, falsifican documentos, destruyen pruebas, corrompen todo lo que tocan... Pero lo peor de todo es que tienen influencias que ni dudan en utilizar contra quienes puedan suponer una amenaza [para ellos]. Lo dicho: una organización mafiosa... ". Han tejido redes clientelares que, como sanguijuelas, desangran las finanzas públicas. Es el partido que con sus recortes y su reforma laboral condujo a unas reducciones de salarios salvajes. Tanto es así que, aquel que perdió su trabajo, y posteriormente lo ha recuperado, ahora gana la mitad. Y gracias a esas políticas, los cachorros de la clase media, muchísimos de ellos universitarios, hoy en día no pasan de mileuristas. Lógicamente, los poderes fácticos lo apoyan. Para más inri, su candidata es una descarada, incapaz para gobernar y gestionar, que sólo sabe descalificar. Cuando fue viceconsejera de Justicia, se la tuvieron que quitar de encima a los seis meses por incompetente e inútil. En casi dos años no ha sacado unos presupuestos generales adelante. Sin ninguna empatía por los más desfavorecidos, los más débiles. Su gestión de la pandemia y ahora de la campaña de vacunación contra la covid-19 han sido desastrosas. Abandonó a su suerte a los ancianos ingresados en residencias, con el resultado de una mortalidad tremenda. Los niveles de infección en la región han batidos registros nacionales. Miente más que habla y no para de extender bulos machaconamente, haciendo uso de la vieja táctica de que una falsedad repetida cien veces, se convierte en una realidad. Me llama mucho la atención que personas que llevan más de un año quejándose de ella, tengan ahora intención de votarla el martes, cuando lo que habría que hacer es botarla. Chapó para Miguel Ángel Rodríguez, el comunicador que puso en órbita a Aznar y sus seguaces, con Rato y Rajoy a la cabeza, ahora jefe de Gabinete de la presidenta regional, que ha sabido seducir y envenenar a gran parte de la clase media, desviando el debate de las necesidades de Madrid, los asuntos propios de las competencias regionales, la calamidad de Ayuso, el PP y todo lo negativo que conlleva, a una especie de porfía de elecciones generales, cuyo eje es Pablo Iglesias. Para ello, obviamente, ha utilizado a los medios de comunicación afines y con intereses cruzados con el partido de la calle Génova. ¡Cuánto madrileño ha mordido el anzuelo!

Seamos inteligentes y hagamos una buena selección de personal. Aunque, dado el panorama al que nos enfrentamos, tal como respira la ciudadanía, según reflejan las encuestas, como diría un castizo: "Que Dios nos pille confesados". Y atengámonos a las consecuencias. A posteriori, no tendremos derecho a quejarnos.

16 abril 2021

La estrategia neoliberal

Autor desconocido

Este artículo circula por las redes sociales, sin firmar. Considero que es ilustrativo y de interés, por ello se publica. Se puede estar de acuerdo o no con sus tesis, pero invita a meditar. J. S. M.

Los neoliberales consideran que en un sistema democrático la dificultad de revertir el Estado de Bienestar para conseguir un modelo liberal altamente competitivo e individualista, es enormemente difícil, ya que la ciudadanía no admitiría nunca que se le prive del colchón que suponen los servicios públicos. De ahí que su puesta en marcha y los correspondientes ensayos se dieran en dictaduras como las de Pinochet y las de otros países con regímenes totalitarios de Latinoamérica, donde los dirigentes no tenían que rendir cuentas en las urnas.

A pesar de ello plantean unos pasos a seguir para efectuar el cambio en sistemas democráticos. A saber:

1.- Reducir poco a poco los presupuestos de lo público, con la intención de deteriorar los correspondientes servicios. Al tiempo, aparecerán empresas privadas para prestarlos, a los cuales los ciudadanos podrán optar voluntariamente ¡si es que tienen recursos!

2.- Paralelamente, concertar con firmas privadas la gestión de lo público. Todo ello se debe hacer con un gran aparato de propaganda que haga creer que todo lo público es ineficiente y que todo lo privado es eficiente. Para los neoliberales, el factor de escala y la masa crítica no existen.

3.- El siguiente paso es mucho más atrevido. Se trata de darle dinero al ciudadano un cheque para que con él pueda acudir al centro privado que considere mejor. Por supuesto, deberá pagar un suplemento según la institución de su preferencia. A esto le llaman libertad de elegir. Todo el proceso se debe hacer en nombre de la Libertad, una libertad que evidentemente estará condicionada por la capacidad de cada cual para pagar el plus exigido.

4.- Por último, y para cerrar el círculo, se irá poco a poco reduciendo la cuantía del talón al tiempo que irá aumentando el copago, hasta acabar definitivamente con un cheque de valor nulo y una aportación del ciudadano del 100%. Con ello se habrá alcanzado la privatización total y absoluta de los servicios que antes eran públicos y así serán privados y mucho más caros.

Todo ello se acompañará de grandes campañas a favor de la reducción de impuestos con el argumento de que el dinero donde mejor está es en el bolsillo del ciudadano, para que se lo gaste como quiera. No se dirá nada de cuestiones básicas para la fortaleza de una sociedad como solidaridad y progresividad fiscal y, por supuesto, no se hablará de la desigualdad que generan estas políticas, el cáncer cuya metástasis es la pobreza, el desempleo, la violencia, las mafias, el tráfico de personas, la corrupción, el contrabando, el narcotráfico... y, de propina, estados fallidos o cuasi fallidos. Los ejemplos los tenemos en todo el mundo. En España un ejemplo paradigmático de esta situación es el Campo de Gibraltar una comarca de desempleo exacerbado, que vive a expensas del contrabando y el narcotráfico, a orilla de urbanizaciones donde residen los capos mafiosos que hacen alarde de derroches suntuarios, donde hace dos semanas detuvieron a más de cien personas, de ellas numerosos menores, del clan de los Monparlet. Chavales desarrollados en un entorno donde se vive del dinero fácil de la droga, en lugar de estudiar y trabajar.

El resultado final de la política neoliberal será que los sectores más empobrecidos, que apenas pagaban impuestos, ahora tendrán que pagar por los servicios que antes obtenían sin cargo adicional. Por el contrario, los más favorecidos que antes satisfacían más impuestos, por el principio de que el que más tiene es el que tiene que desembolsar más, en esta nueva situación dejarán de satisfacerlos. Solo podrán acceder a los servicios aquellos que tengan dinero para pagarlos. En USA, la gente se muere porque no puede acceder a un seguro médico. En España, el aumento de la esperanza de vida, que parece que empieza a decaer con los recortes de las últimas décadas, se debió a una sanidad pública de calidad razonable, a la que todo el mundo podía acogerse.

¿Qué tiene que ver todo esto con la batalla electoral del 4 de mayo en Madrid? Muy sencillo, éste es el itinerario que quieren imponer PP, Vox y Cs, con Ayuso y Monasterio al frente, para después exportarlo al resto de España. De ahí la importancia de estas elecciones.

Los antecesores de Ayuso en el cargo ya iniciaron la primera fase del proceso: bajada de impuestos, reducción de los servicios y privatización de la gestión de los mismos. Los primeros efectos ya se han hecho notar, con listas de espera disparatadas y, no digamos, con las consecuencias catastróficas derivadas del mal y poco hacer frente a la pandemia de la covid-19, a pesar de los fuertes ingresos tributarios obtenidos, consecuencia de la centralidad económica de Madrid, donde radican gran parte de las mayores empresas del país, y de ser un paraíso fiscal en relación con las otras comunidades autónomas.

¿Por qué el resto de regiones gobernadas por el PP y Vox no han seguido la estela de las políticas de Madrid? Sencillamente porque su situación fiscal no se lo permite y en estas comunidades las bajadas de impuestos significarían una reducción drástica de los servicios, que haría peligrar la hegemonía política de la derecha. Deben esperar a que Madrid haga de locomotora y los arrastre.

¿Si Madrid sigue bajando los impuestos, y por tanto los servicios, qué sucederá? Pues que más empresas cambiarán sus sedes sociales a Madrid, e incluso sus factorías, lo que supondrá la ruina del resto de regiones, que, ante ello, solo tendrán dos alternativas: convertirse en desiertos económicos, con lo cual perderán puestos de trabajo y servicios públicos o bien, eso es lo que se pretende, seguir la senda de Madrid, bajando impuestos y privatizando servicios.

Ese es el objetivo de la derecha neoliberal española y en eso están. La batalla electoral madrileña es de una importancia fundamental. No nos jugamos el Estado de Bienestar solo en Madrid, sino en toda España. Detrás de lo que pudieran ser los simplones, torpes y lamentables comportamientos de Ayuso, hay toda una estrategia muy bien elaborada y de muy largo alcance.


 

09 abril 2021

Bájenme los impuestos, que quiero pagar más

Julio Sánchez Mingo

 

 

Nadie da duros a pesetas. Si quieres un buen servicio, has de pagarlo. Aunque sea poco. Pero hay personas que prefieren desembolsar un dineral por un seguro médico particular 100-150 € al mes a partir de los 60 años, más lo que se haya de aportar por medicinas, intervenciones y pruebas no cubiertas en las pólizas en lugar de satisfacer unas cantidades bastante menores en forma de impuestos, susceptibles de emplearse no solo en mejorar notablemente la sanidad sino también en otros servicios públicos. Los inyectables, las vacunas, de un tratamiento de inmunoterapia para la alergia, cuestan 400 € en la farmacia. Con la receta del Servicio Público de Salud, un ciudadano realiza una aportación inferior a ese importe, que es de 18 € en el caso de un jubilado. ¡Las ventajas de la masa crítica y del factor de escala! Por todo ello, podemos afirmar que las contribuciones particulares a la sanidad privada son como un caro impuesto ¡privatizado!1

Además, no es oro todo lo que reluce. La asistencia primaria privada está atendida por miríadas de facultativos pasando consulta en pisos y pequeños centros médicos, desconectados de los especialistas y, no digamos, de los hospitales. Tampoco los hospitales privados de campanillas ofrecen una asistencia mejor, de más calidad, que cualquiera de los grandes centros públicos de Madrid. Lo he visto con mis propios ojos. Las compañías de seguros médicos se aprovechan de las listas de espera, el talón de Aquiles de la sanidad pública, algo que fomenta la propia administración regional madrileña con sus políticas sanitarias.

En Madrid, desde hace bastantes años, se ha ido desmantelando poco a poco la sanidad pública, especialmente la atención primaria, que es la clave de arco de todo sistema de salud que se precie. La covid-19 ha puesto de manifiesto la carencia de recursos, especialmente humanos, y la falta de inversiones por parte de la administración regional, gestionada por unos responsables más dados al pillaje y la corrupción que a atender sus obligaciones con los ciudadanos.

La pandemia ha demostrado que es necesario un estado fuerte. ¿Quién si no puede hacer frente a la compra de las vacunas que nos tienen que inyectar o a las multimillonarias ayudas a particulares y empresas? No es de recibo la eterna pretensión de la clase empresarial española de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, eludiendo el pago de impuestos o exigiendo su reducción o, incluso, su desaparición. La salud pública es algo de la colectividad, que nos afecta y compete a todos. Además, principios de solidaridad aparte, es evidente que somos interdependientes.

¿Cómo se puede ser tan irresponsable como para empeñarse en privatizar la asistencia sanitaria, algo en lo que nos va la vida?

Otro día hablaremos de Educación, donde se repiten ciertos esquemas.

El día 4 de mayo hay elecciones regionales en Madrid, donde se dirime el futuro de las políticas de Sanidad, Educación y Transportes, que son competencia de la Comunidad Autónoma.

Vela por tus intereses. Deja las filias y las fobias en casa. Vota con inteligencia, no con el corazón.

1 El gasto mensual de Sanidad en Madrid en 2020, por cabeza, (todas las partidas, no solo la asistencia sanitaria, con medicinas incluidas) fue de 100,86 €. Muy por debajo del País Vasco e, incluso, de la media nacional. Fuentes: datosmacro.expansion.com y Estadística de Gasto Sanitario Público 2019 del Ministerio de Sanidad.

25 marzo 2021

 

Pobre Churruca. Pobre Nabody

Julio Sánchez Mingo

 


Pobre Churruca. No sólo se dejó la vida en Trafalgar (1805), fiel y honrado cumplidor de los compromisos adquiridos, sino que ahora lo desairan y mercadean con su nombre unos políticos, que merecen nuestro desprecio. Por ignorantes, por incultos, por falta de sensibilidad, porque son lo contrario que esa generación de marinos ilustrados españoles del XVIII, a los que sus incapaces y traidores gobernantes, con el rey a la cabeza, condujeron a una previsible derrota.

¿Su pecado? Que fuera durante la dictadura franquista cuando se rotuló con su nombre una calle en Palma de Mallorca, que ahora, ignominiosamente, un alcalde, socialista para mayor vergüenza y escarnio, va a renombrar.

Cosme Damián Churruca, vasco, de Motrico (Mutriku), fue marino, científico, geógrafo, explorador oceánico, un militar ilustrado, hijo avanzado de su tiempo, como muchos de sus compañeros de la Armada. Hombre de bien, en carta a uno de sus hermanos se quejaba amargamente de que no llegaba nunca la soldada para sus hombres. Ahora su personalidad intachable es sacrificada en el altar de una retorcida y rocambolesca corrección política, como en su día Godoy hombre de muchas caras, servil lacayo del francés Napoleón y favorito del pusilánime Carlos IV sacrificó a toda una generación de barcos e ilustres marinos españoles, los más destacados de la Historia. Ya España había perdido el liderazgo tecnológico que atesorara en tiempos de Carlos III con Jorge Juan, cuando el príncipe de la Paz permitió que la flota combinada hispano francesa fuera puesta al mando del inepto almirante francés Villeneuve. Los jefes españoles Gravina y Álava lo superaban en conocimientos y competencia.

La estatua de Nelson, el almirante inglés que venció y también perdió la vida en la batalla de Trafalgar, preside la popular plaza homónima de Londres. Es venerado como un héroe nacional, mientras Churruca y Gravina, también muerto a consecuecia de las heridas sufridas en el desdichado combate, y no digamos Alcalá-Galiano, duermen olvidados, y ahora despreciados, en el imaginario colectivo español.

Pérez Galdós, un progresista, republicano y laico, rescató la figura de estos marinos españoles en Trafalgar, el primer tomo de sus célebres Episodios Nacionales. Guardo con especial cariño un ejemplar de esta obra, de la Librería y Casa Editorial Hernando, edición de 1934, cuya característica portada incorpora como fondo la bandera nacional de entonces, la bandera de la República, y que, en la posguerra, el librero de turno mutiló, recortándole la franja morada.



Lamentablemente, ahora vendrán los de siempre a apropiarse de la figura de don Cosme.

Pobre Churruca, que vivió para la humanidad y murió por la patria. Así rezan las leyendas de copias póstumas de varios retratos suyos, como la que encabeza este artículo.

Pido un minuto de recogimiento y meditación en recuerdo de Nabody, la niña maliense de dos añitos, fallecida el pasado domingo. No pudo superar las secuelas de la parada cardiorrespiratoria que presentaba al ser desembarcada de un cayuco en Gran Canaria. Valoremos lo que tenemos, lo que ellos tienen, y desterremos de nuestros corazones el egoísmo, el miedo y tantos otros sentimientos negativos, padres de la xenofobia que nos inunda.

A Churruca y Nabody los une un final trágico y ese Atlántico donde respiraron el último soplo de un suave y apacible viento marino.

PD. 2021-03-26, 13:20, hora de Madrid. Según informa esta mañana Diario de Mallorca, el ayuntamiento de Palma paraliza el cambio de nombres de calles consideradas franquistas. El alcalde ha solicitado la revisión del censo de elementos franquistas, ante las dudas razonables surgidas.

12 marzo 2021

 

Nuestros Borbones. The Crown en clave carpetovetónica


Julio Sánchez Mingo


Para ilustrar a mis amigos de Italia y México

 


Ésta es, sucintamente, la trama de la que podría ser una serie de televisión inigualable, con intriga, servicios secretos, acción, glamour, sordidez, sexo, adulterio, poder, corrupción y dinero.


1948. Un padre entrega a su hijo al mismísimo diablo, a un dictador militar sin escrúpulos ni conciencia, para obtener privilegios notables, a ser posible un trono. Al sátrapa, su familia le llama Paquito, le parece excesivo aupar a su única hija —a la que ha casado con un aristócrata que se disfraza de príncipe de opereta— al poder. A aquel padre, un tal Juan, la jugada le sale torcida. Su niño, al que en familia dicen Juanito, que carga a las espaldas con la tragedia de la muerte en 1956 de Alfonsito, su hermano menor, se acomoda y confabula con el sangriento militar. En 1969 obtiene la sucesión del tirano a título de rey. Como mal menor, Juan aprueba tácitamente la operación, en detrimento de su hija mayor, Pilar, lo que demuestra el machismo de nuestros protagonistas.

Mientras tanto, Juanito se ha casa do en 1962 con Sofía Schleswig-Holstein-Sonderburg-Glücksburg, una princesa de origen danés de la foránea y advenediza familia real griega. Tienen tres hijos, que darán bastante juego en esta historia: Elena, la mayor, Cristina y el varoncito, Felipe, el menor. En 1975, Paquito muere de viejo en la cama de un hospital, martirizado a causa de los tratamientos médicos que le aplican, y Juanito accede a la jefatura del Estado, bajo una sutil presión del estamento militar. En 1978 se redacta y aprueba una constitución, consentida por los espadones, que reviste de legalidad todo el enjuague, consagrando al hijo de Juan como monarca y a Felipe como su heredero, en perjuicio de Elena, la hija mayor. En esos tiempos corre por Madrid la especie maliciosa de que a la infanta le falta algún hervor, transmitida seguramente para justificar un compadreo tan machista.

El 23 de febrero de 1981, los uniformados dan un golpe de estado. Su origen y desarrollo es objeto de controversias. Para unos, Juanito está detrás de la asonada. Para otros, como el desenlace es positivo para el país, es el gran salvador de la patria, lo que aprovecha desde entonces para hacer de su capa un sayo, en lo personal, en lo familiar, en lo público, en lo moral y en lo económico.

En 1995 se casa Elena con Marichalar, un segundón de familia aristocrática, más largo que un día sin pan, blanco cetrino y muy moreno de pelo, que, cuando viste capa de hidalgo español, parece el conde Drácula —menudo susto me dio una noche, cuando me crucé con él en la esquina de Serrano con Lista—. El hombre tiene buen gusto y hace de una paletorra princesa europea una señora muy elegante. Su boda quiere ser una adaptación a la sevillana del enlace de lady Di y Carlos, Carlitos de Gales. Para entonces estos ya se han divorciado. En su época de casado, él se había postulado como el tampax de su adorada Camila, según la bochornosa e íntima conversación grabada a los dos amantes.

En 1997 Cristina contrae matrimonio con Iñaki, un deportista profesional. Finalmente, en 2004, lo hace el heredero Felipe con Letizia, una periodista de origen plebeyo, nieta de un taxista, que le da un toque castizo y campechano a toda la parentela presente en la ceremonia nupcial.

Juanito, amigo de las motos, cacerías, cenas con amigotes, regatas y aventuras sexuales, no tiene empacho en que el servicio secreto le monte en Aravaca (Madrid) un nidito de amor, pagado con fondos reservados. En esta guarida se ve con una popular vedete, donde, el hijo de ella, menor de edad, filma y fotografía los encuentros eróticos de la pareja. Años después, el ínclito ministro Bono se queja de que hay que seguir pasando una asignación a la referida señora, también con cargo a los fondos reservados, para tenerla callada y contenta.

En 2007 se produce el eufemístico cese temporal de la convivencia de Elena y Marichalar, que han tenido dos hijos. Iñaki, el marido de Cristina, la hija pequeña de Juanito, es condenado y encarcelado por turbios negocios financieros en 2018, en un proceso que se dilata desde 2011. Ella sale absuelta por los pelos y debe pagar una considerable multa por haberse lucrado con los delitos de su cónyuge. En el mismo 2011 ya ha sido proscrita por su familia, en 2013 se refugia en Ginebra y en 2015 se le retira el título de duquesa de Palma, pero se niega a renunciar a sus derechos sucesorios, lo que la enfrenta a su hermano pequeño, ya rey.

En 2006, Juanito se ha enredado con una rubia divorciada, Corinna, una gran negociante de proyección internacional, que le saca hasta los higadillos. Le pone un chalet en el mismo complejo palaciego de la Zarzuela, donde el monarca tiene el despacho, su residencia oficial, la vivienda de su mujer y su cuñada y donde, en otro pabellón, habita su hijo con Letizia y las dos niñas del matrimonio, Leonor y Sofía, llamada como su abuela. Lo acompaña a todas partes, incluso en viajes oficiales, donde juntos llegan a pasar revista a las tropas que rinden honores. El vodevil adquiere proporciones gigantescas. Juanito recibe pagos multimillonarias de los tiranos medievales de Arabia y el Golfo y le dona sesenta y tantos millones de euros a su amante. Todos, dirigentes políticos y prensa, callan. La ley del silencio, l'omertà, el código que rige la mafia siciliana, se extiende por tierras de la península y las islas. Además, en España el rey es jurídicamente inviolable. En tiempos del primer gobierno Rajoy, Juanito sopesa divorciarse de Sofía y casarse con Corinna y acude a consultar pormenores a un despacho de abogados. Los gobernantes españoles se ponen nerviosos y Félix, un activo abuelete, jefe de los servicios secretos, viaja a Londres para entrevistarse con la amante del rey, a la que, según declara ella, amenaza. En Botsuana, en 2012, en una cacería de elefantes, Juanito se cae y se rompe la cadera. Hay que repatriarlo urgentemente. Corinna quiere que la acerquen a Montecarlo —esa especie de Benidorm de la Costa Azul, nido de evasores fiscales, donde rige un príncipe de pacotilla, también notable en asuntos de bragueta, al que afloran hijos por todas partes, lo mismo que al monarca licenciado de Bélgica— pero los escoltas se imponen y lo traen a Madrid. ¡Un sainete! Después de tantos años de desmanes, forzado por la situación, se aviene a abdicar en 2014. Temen que se pierda la corona para la familia. El hijo —que se tenía que haber enfrentado al padre muchos años antes, habiéndolo puesto en su lugar, especialmente en lo moral, dando la cara por su madre y por los ciudadanos, como un hijo y príncipe cabal— hereda el trono. En 2017 el comisario Villarejo, eje de una trama de corrupción policial, se ve involucrado en manejos con Corinna, donde también aparece señalado Félix. Juanito abandona toda actividad institucional como rey pensionista en 2019. En marzo de 2020, ante la evidencia de pagos irregulares recibidos por su padre del exterior, Felipe renuncia a su herencia paterna y retira a su progenitor la correspondiente asignación con cargo a los presupuestos de la Casa Real. Juanito sale para el exilio en Emiratos, acogido por los gobernantes del Golfo, en junio de 2020. En la segunda quincena de febrero de 2021, las infantas Elena y Cristina vuelan a Abu Dabi para reunirse con su exiliado padre y aprovechan para vacunarse contra la covid-19, para escarnio de los ciudadanos españoles que tendrán que esperar largo tiempo hasta poder hacerlo. Algo inaudito: se celebra en el Congreso el cuadragésimo aniversario del fallido golpe de 23 de febrero de 1981, donde Felipe glosa el comportamiento de su padre aquella jornada, se supone que con el ánimo de lavar la deteriorada imagen pública de éste. Cuarenta y ocho horas después se comunica que Juanito ha realizado una segunda regularización fiscal —tras la efectuada en diciembre de 2020 por rentas no declaradas durante varios ejercicios, que suman más de ocho millones de euros de cobros en especie, por lo que abona más de cuatro millones a Hacienda. Al día siguiente se sabe que una decena de empresarios, amigos del rey emérito, le han prestado ese importe para que haga frente al referido pago. Este último mes, el pestañi, ahora procesado, acude a juicio con un parche de pirata en un ojo. Al parecer la vida es así es hermano de Pedro Villarejo, sacerdote y experto en Teresa de Ávila y Juan de la Cruz, además de autor de un brillante texto sobre García Lorca.

Lamentablemente, semejante tragedia griega seguirá.


Esta serie tendría mucha más enjundia que las actuales querellas familiares de Megan, Enrique, Isabel y demás, que no son nada fuera de lo común: rencillas entre personas con intereses contrapuestos, rivalidades entre cuñadas y las habituales conjeturas y especulaciones familiares sobre el color de un vástago de una pareja dispar físicamente. Todo ello salpimentado con el recuerdo de algún cuerno lejano, el comportamiento pedófilo de un príncipe y un trágico accidente de automóvil, letal para sus populares protagonistas que, inconscientes y soberbios, no llevaban ajustado el cinturón de seguridad. Algo sin interés, soso, idéntico a lo que habitualmente se escucha en corrillos de oficina, conversaciones de playa o charlas de vecindario. ¡Lo que serían capaces de hacer Oprah o los tabloides británicos con los mimbres informativos carpetovetónicos!


Nota del autor. Escribir un texto como éste me aflige enormemente y me produce un insufrible malestar. Un sentimiento opresivo, motivado por algo inmundo y repugnante de lo que no se puede escapar.

05 marzo 2021

 

El pandero

 

Roberto Omar Román


El viejo prestidigitador lanzó un sable a la noche e imploró:

¡Mata en mí toda ilusión!.

La luna le devolvió un espejo.

  


Papá lo trajo en Navidad. Mis hermanas y yo sabíamos que era alguna de sus habituales estrategias para hacernos conjeturar. Él era raro con sus asuntos: no daba explicaciones, siempre retaba nuestra lógica.

Como todo lo que traía a la casa, dejó el pandero en la mesita de la sala y entró a su recámara. Fingía indiferencia para darnos ocasión de satisfacer nuestra curiosidad.

El aro negro con platitos cromados alrededor y la estirada piel blanca parecían una noche de luna llena con estrellas. En un juego, al que estábamos acostumbradas, cerramos los ojos y lo pasamos de mano en mano. Elsa, la mayor de las tres, lo acarició y dijo que la piel era suave y fría como la nieve. Edna, la mediana, lo aproximó a su pequeña nariz y suspirando exclamó que el aro olía a bosque de pinos húmedos. Yo, al tenerlo, lo sacudí con delicadeza y de inmediato mencioné el sonido de los cascabeles del arlequín de trapo tumbado al pie del árbol navideño.

Días después, la noche de Reyes, carcajadas, como nunca habíamos escuchado, provenientes del cuarto de nuestro padre nos despertaron. Elsa, por ser la mayor, fue la primera y única de nosotras en asomarse. Balbuceante por el llanto reprimido, nos ordenó a Edna y a mí que regresáramos a la cama.

Luego, muy de mañana, llegaron a la casa los hermanos de papá acompañados de hombres fornidos de rostro duro. Entraron a su recámara: oímos su voz como el lamento de una bestia. Los hombres lo sujetaron con correas, y envuelto en una manta se lo llevaron abrazado a su pandero.

Jamás volvimos a ver a nuestro padre ni los tíos regresaron. Nos mandaron a una mujer que se hizo cargo de nosotras. Era mandona, sucia y de malas palabras, la visitaba un amante borracho que dormía con ella dos veces a la semana. Ese hombre alto, güero, no feo, nos miraba con desprecio y, con su voz pastosa, nos decía ser mandamás de un muro que estaban construyendo de aquél lado, y señalaba en dirección al norte, y que, según, a nuestro padre se lo habían llevado, junto con otros locos y comunistas, a edificarlo.

Sabíamos que el hombre mentía para hacernos desatinar y guardar un mal recuerdo de nuestro padre. A veces, para disipar la tristeza, dibujábamos a escondidas a papá en una cartulina pegada a la pared de su cuarto y nos poníamos a platicar con él, suplicándole que volviera a casa. Sin embargo, nos ganó el pesar.

Edna, antes de los diecisiete, se enredó con un viejo miserable, dueño de un invernadero que le da mala vida y la manda a vender plantas a la calle. Elsa simplemente se cansó de vivir, nunca nos contó lo que vio aquella triste noche de Reyes en el cuarto de papá, y a los dieciocho se arrojó a las ruedas de un camión carguero.

Yo, sigo de pie en esta esquina mirando aparecer las estrellas, trato de no mirar hacia el norte porque siento temor de que sea verdad lo del muro. Estoy convencida de que aquel pandero nos atrajo la desgracia. Algo parecido sucede con el arlequín, que ando cargando desde el día que me salí de la casa: tiene los rombos deshilachados, la sonrisa pintada se le hizo una mueca huraña y, bajo el gorro mugroso, asoma parte de su cabeza calva y dislocada. La diferencia está en que él es bueno, porque cuando hago sonar sus cascabeles, los hombres, surgidos como un bostezo, se acercan a preguntarme:

¿Cuánto, mi reina?

26 febrero 2021

 

De cursis, bocazas y tiralevitas


Julio Sánchez Mingo


J. S. M.

La semana pasada leí en el periódico que los dirigentes de la región y el metro de Madrid van a cambiar el nombre de la estación de Atocha-RENFE algo obligado por el fin del monopolio ferroviario de esta compañía por la pomposa y absurda denominación de Atocha-Constitución del 78. Una peregrina ocurrencia que los retrata certeramente. Con mucho criterio y sentido común, una lectora comentó al pie de la noticia del cambio de denominación de la parada de metro: "... pero a estos piernas mas le valdría respetarla que llenarse la boca mencionándola".


No se dan cuenta de que los nombres de las estaciones de un metropolitano deben simplemente reflejar su emplazamiento, sin más gollerías ni cursiladas. Pero les puede su esencia, su tendencia a la adulación, el llenarse la boca con frases vacías y conceptos inoportunos. Qué fácil y sencillo hubiera sido Estación de Atocha. Al anunciar el cambio, Aguado, el vicepresidente regional, declaró me parecía estar escuchando al inquilino de El Pardo que el cambio responde a “una deuda pendiente con uno de los momentos más importantes de nuestra historia", como homenaje a “la garante de la convivencia entre españoles durante los últimos 40 años". La controvertida Constitución de 1978, tan obsoleta en demasiados aspectos, técnicamente muy floja, que tantas críticas suscita y que los responsables políticos muchas veces se cuidan muy mucho de no cumplir y tantas otras utilizan como arma arrojadiza, según les cuadre. Los de Colón se han apropiado de la bandera y ahora quieren hacer lo mismo con la Ley Fundamental. Hay que señalar que los muñidores de la Transición, los padres de la Carta Magna, nos endilgaron la herencia maldita del dictador Franco, los Borbones, con el Emérito a la cabeza, que nos ha salido rana por miedo a la reacción de los militares y de los poderes fácticos. Y fueron capaces de escribir lo siguiente, que no sé si cuando lo hicieron estaban hasta las cachas de orujo o les pudo la deriva retórica propia de los políticos españoles, lo que en román paladino se dice charlatanería: "Artículo 47. Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación. La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos". Es uno de los chocantes ejemplos que se pueden entresacar de tan denso y desigual texto.


La faceta aduladora de nuestros representantes y asimilados siempre queda de manifiesto en este negocio de renombrar vías, espacios, instalaciones, instituciones y edificios públicos. Y cada modificación nos cuesta un congo a los sufridos contribuyentes, que preferiríamos que contrataran enfermeras o profesores en lugar de imprimir rótulos y volvernos locos jugando al despiste con todos nosotros con sus absurdas e improcedentes adjudicaciones de nombres. El exceso de designaciones asociadas a la monarquía es empalagante: tenemos reyes, reinas, príncipes, princesas, infantes e infantas hasta en la sopa. Qué lección les dieron los vecinos de Valdebebas a los responsable municipales de Madrid cuando rechazaron, en votación, retitular el parque del barrio a mayor gloria de Felipe VI. Pero, con el cambio de gobierno municipal, los cobistas de turno, que se autoproclaman portavoces del sentir popular, lo han renombrado parque de Valdebebas-Felipe VI, pasándose la decisión ciudadana por el arco de triunfo. ¡Qué vergüenza! Qué fácil, bonito y ejemplo de evolución y desarrollo de un territorio hubiera sido llamar Universidad del Sur de Madrid a la Universidad Rey Juan Carlos. Pero, a estos insufribles aduladores les puede la tendencia irrefrenable de comportarse como unos perfectos pelotas, lameculos o tiralevitas, como le gustaba decir a mi padre y que a mí me sonaba a insulto del capitán Haddock, aunque no lo fuera. Parece mentira que a los objetos de su proceder no les hastíe tanto halago. Será porque la familia Borbón lleva siglos siendo festejada y no percibe lo negativo del caso. Les parece lo propio, lo natural. Han perdido el sentido de la realidad, como todos los dictadores, gobernantes, empresarios, capitostes, cualquier humano con poder rodeado de una camarilla de lagoteros. Precisamente esa universidad se ha convertido en el paradigma de esas prácticas de adulación y servilismo a los políticos madrileños, con un desenlace, por el momento, de película de risa, pues a algunas les ha salido el tiro por la culata. Se falsificaron notas, actas, se manipularon expedientes, se dio por presentado un trabajo de fin de carrera inexistente. Todo ello para beneficiar y congraciarse con la entonces delegada del gobierno en Madrid, la ínclita y déspota Cifuentes, la rubia del máster1, que al final tuvo que dimitir de su nuevo cargo de presidenta regional, porque alguien de su partido filtró unas imágenes suyas hurtando unos tarros de cremas de belleza en un supermercado. El asunto de las irregularidades académicas terminó en los tribunales y, como resultado, una de sus asesoras, una tal Feito, que presionaba al personal universitario para favorecer a su jefa, ha sido condenada a tres años de cárcel. Le ha salido caro el peloteo. Y, para mayor escarnio, la apasionada de los potingues milagrosos ha resultado absuelta, esquivando una posible pena de reclusión. Los magistrados han considerado que no existen pruebas suficientes para enchironarla, siendo como era la única que sacaba tajada de toda la trama.


Dime cómo hablas y te diré quién eres dice un refrán y Mateo añade: Por sus hechos los conoceréis. Estos políticos que tenemos en Madrid, elegidos por nosotros, aunque parezca mentira, deberían ser juzgados por sus actos, por sus logros. Los de la actual legislatura, que ya va para dos años, han sido incapaces de aprobar ni una sola ley, ni tan siquiera los presupuestos generales regionales. Bueno, hay una excepción. Contra la opinión de las agrupaciones médicas y los colectivos sanitarios, han levantado una nave industrial, llena de camas hospitalarias, a lo que han llamado hospital de emergencias. Iba a costar 50 millones de euros y ya llevan invertidos 150 millones, ¡una excelente gestión! Pero la ciudadanía, craso error por su parte, los valora por sus gestos, lo que hablan y lo que dicen. Siempre prometen, nunca cumplen. Pero no podemos argumentar que no sabemos de qué pie cojean, cómo son. Alardean de sus enredos y los escuchamos todos los días.


1 https://jsanchezmingo.blogspot.com/2018/04/larubia-del-master-sainetemoderno-en.html

19 febrero 2021

 

Afrodita agachada


José Luis Najenson



Después de ver la escultura de Afrodita agachada en el Museo Arqueológico de la Córdoba española, soñé con ella; pero tan vívidamente, que recordé aquella peregrina teoría borgeana de que la esencia de la vida es sueño. En realidad soñé con Aspasia de Mileto, bella y sabia hetaira que luego fue la esposa de Pericles, porque muchas estatuas de Venus de la época, e incluso de las copias realizadas durante el posterior dominio romano, llevan su rostro y su cuerpo. Todo ello debido a que el célebre Fidias, amigo y amante secreto de Aspasia, la reprodujo en sus obras. Como soy un enamorado del arte clásico y de las mujeres rollizas, quedé embobado por la estatua. No sólo debido a la exuberante belleza de su cuerpo entrado en carnes, como casi todas las efigies clásicas, sino por su postura, poco frecuente.

En mi sueño, el ignoto artista la estaba esculpiendo con fervor, cual si la misma diosa se hubiera rendido a él para inspirarlo. Ello me hizo recordar, asimismo, a la Venus de Cnido, porque ambas miran hacia atrás, aunque esta última muestra más holgadamente sus olímpicas nalgas y ostenta una traviesa sonrisa. La Afrodita de mi sueño, empero, cuyo rostro no estaba destruido por el tiempo, ya que el sueño es una forma de viajar por él, exhibía veladamente una sonrisa aún más seductora que la de Cnido, y decididamente lujuriosa. En las comisuras de sus labios se dibujaba el deseo y en sus ojos bullía el mar ancestral, de donde había surgido la diosa para enloquecer a dioses y hombres. Estaba quieta, pero el leve temblor que sacudía suavemente sus blanquísimos músculos abdominales se acompasaba con el reflujo del mar encerrado en sus ojos, omnipresente y lejano.

En el sueño, yo era un voyeur imprevisto e invisible, y según la dirección de su mirada hacia el artista, vi que la esculpía desde atrás, con la vista clavada en su espalda y en la gloriosa eclosión de redondez y gracia donde aquélla terminaba. El escultor estaba también desnudo, y ella no se atrevía a mirarlo a los ojos, o, quizá, lo hacía adrede, para fijarse en lo que había hecho famoso a Príapo; aunque ésta es otra curiosa historia de esos griegos voluptuosos y geniales. El pseudopríapo de este sueño, al cual envidié sin vergüenza desde mi escondite onírico, dejó de repente su mazo y su cincel para acercarse a la diosa en cuclillas. Y así, a pesar del precario equilibrio en que ella estaba, con apenas la planta de su pie izquierdo apoyada y los vaporosos dedos del otro pie rozando la laja de mármol de Paros que servía de base, la embistió como lo haría un centauro, sin pudor ni culpa. Después de una breve y furiosa cabalgada, durante la cual Afrodita mantuvo heroicamente su inestable postura sin que se le borrara la sonrisa, el escultor se tumbó sobre el césped, recostando su cabeza sobre el pie izquierdo de la diosa. Al cabo de un merecido descanso, volvió a coger su mazo y su cincel para arreglar el estropicio que había hecho en la perfecta geometría de sus nalgas.

12 febrero 2021

 

Don Manolito y la marimba


Julio Sánchez Mingo



Lo conocí hace dos años largos, una luminosa mañana en que yo estaba charlando con mi amigo Alberto, el bolero de Polanco, mientras éste atendía a un cliente en su sillón de Schiller esquina a Mazaryk. Era la viva estampa de Don Quijote, enjuto, barba blanca, en la ochentena, pero no cabalgaba a lomos de un jamelgo, sino repantigado en una silla de ruedas, que empujaba una simpática y amable joven, él con su bastón entre las piernas. Pulcro, bien cuidado, vestía chaqueta y corbata. Tiempo atrás había sufrido un ictus cuyas secuelas le limitaban la movilidad. Como todos los días, se dirigían a una cercana cafetería —propiedad de Carlos Slim, el hombre más rico de México— donde don Manolito se citaba con unos amigos para desayunar. A la puerta del establecimiento licenciaba a su cuidadora, que regresaba a casa con el artefacto, para, un par de horas después, volver a recogerlo. El portero tomaba el relevo de la ayudante y nuestro protagonista, genio y figura, de su brazo, caminando lenta y vacilantemente, atravesaba el establecimiento hasta la sala de restauración donde el metre, a su vez, lo acompañaba hasta su mesa y, solícito, lo acomodaba. Todos lo saludaban con respeto, cordialidad y cariño: —Buenos días, don Manuel—. Actitud natural y espontanea la de todos ellos, que también él engrasaba con suculentas propinas. De desayuno, siempre, tomaba tortitas con nata.

Estuvimos platicando largo rato. Hijo de español, había vivido en Madrid bastantes años y aquí había tenido negocios, disfrutando de lo suyo del ambiente de la noche madrileña. Conocía todos los locales, de los que ya no existe casi ninguno. Enseguida hizo buenas migas con este madrileño, paseante en corte de la ciudad chilanga. Quedamos en desayunar juntos otro día y lo emplacé en un lugar donde yo puedo acceder con Lolita, la compañera cuadrúpeda y peluda que vagabundea conmigo por la capital mexicana, y a la que a la entrada siempre obsequian con unas chuches. Cuando pasamos por los alrededores, siempre tira de mí para que nos acerquemos y satisfagan su glotonería. Allí, don Manolito y yo descubrimos los ojos más bonitos de México. Pero esa es otra historia.

En los días sucesivos constaté que en Chapultepec Morales lo conocía todo el mundo, donde saludaba y lo saludaban continuamente por la calle. Coqueto, seductor, simpático, tiene muy buena mano con las señoras. Mónica, con fama de excelente repostera, le brindaba de comer muchos días en la pequeña terraza del local que regentaba en Petrarca, y Rubén, un muy buen conversador, que comercializaba helados para perros, sin ingredientes dañinos para su metabolismo, también me habló de él.

Con la pandemia, todo ha cambiado. Alberto ha tenido que cambiar de emplazamiento y trasladarse unas manzanas más allá porque el edificio de oficinas que le nutría de clientes está vacío, todos hacen teletrabajo. Además, los restaurantes de la zona han estado cerrados hasta hace un par de semanas y ahora se limitan a servir comidas en las terrazas de la calle. A don Manolito sus hijos se lo han traído a Madrid y la terracita del cafetín de Schiller, que lo acogía todos los días a mediodía desde que comenzó a extenderse la enfermedad, se ha quedado sin su más conspicuo cliente. Y el trío callejero que toca la marimba, que acudía bajo su balcón frente al consulado venezolano y las colas a su puerta, símbolo actual de enfrentamientos, pobreza y diáspora—, y a cuyos miembros indefectiblemente lanzaba unos pesos, ha perdido su mejor espectador y parte de su sustento. A los acordes de su música bailaba unos zapateados que se hacía grabar en vídeo y me mandaba por WhatsApp. Los imagino deambulando por las solitarias calles de Polanco, mendigando unas monedas a cambio de sus alegres sones, huérfanos del quijote mexicano, mi amigo don Manuel Mazoy.


05 febrero 2021

 

Tenampa

Joaquín Lozano Torres

Yo sentí que mi vida se perdía en un abismo profundo y negro como mi suerte. Quise hallar el olvido al estilo Jalisco pero aquellos mariachis y aquel tequila me hicieron llorar… José Alfredo Jiménez

 


El Tenampa es la reliquia viva donde se desvela una buena parte de la realidad y personalidad de México. De ese México entrañable y familiar para mí.

En el Tenampa todo se mezcla para dar lugar a una amalgama de gente que solo cristaliza en lugares como este porque, fuera de aquí, nada tienen que ver los unos y los otros.

Entrar en el Tenampa es adentrarse en ese Mundo Raro de José Alfredo. Es convivir por un rato con fantasmas más que vivos que te transportan a otros tiempos; a esos tiempos de blanco y negro, de rectos bigotes, de machos muy machos y de sentimientos contrapuestos donde penas, nostalgias, despechos y fracasos acaban dando lugar a sensaciones de felicidad, por muy efímera que ésta sea.

Y es allí donde cada día mucha gente va a ahogar sus pesares y a disfrutarlos, transformando estos, por obra y gracia de El Jimador, del Don Julio, con sangrita o sin sangrita, o simplemente por el efecto de las muchas micheladas, en esa euforia amable que hace abrazar a desconocidos y desentonar hasta la extenuación junto a esos mariachis de vieja escuela, ataviados con trajes de charro algo pasados de kilometraje y con algún que otro guitarrón un tanto cascado que, sin embargo, consigue sonidos de música celestial para todos los que asisten encantados a la ceremonia.

Por las paredes, las pinturas de tanto ilustre que por allí pasó. Los mismos que velan por los mariachis y acompañan felices a los que disfrutan una y otra vez de esas canciones, de tanto legado. Pepe Guízar o Cornelio Reyna, al que como él mismo dice, lo sacaron del Tenampa. También Jorge Negrete, Lola Beltrán o Pedro Infante y claro está, José Alfredo, Agustín Lara y Chavela…

Ay, «¡Quién pudiera reír, como llora Chavela!» que cantara Sabina, buen conocedor de esta cantina memorable sin la que sería imposible que la plaza de Garibaldi fuera la que conocemos.

Por las alturas, guirnaldas de papeles de colores tijereteados para formar todo tipo de dibujos y entre las mesas, recorriendo una y otra vez el local, vendedoras de flores, de lotería y meseros, muchos meseros que una y otra vez recargan las ansiosas copas.

Puede estar sonando al mismo tiempo La Bikina, Cielo Rojo o No Volveré porque no se estorbarán. Los músicos de cada mariachi hacen un círculo alrededor de los que solicitan cada pieza y dentro de ese círculo, uno solo escucha las trompetas que corresponden y los violines que acompañan su canción.

Aunque solo sea por un rato, aquí, hasta el más humilde de los plebeyos, como no, gracias a José Alfredo Jiménez... sigue siendo el Rey.