09 abril 2021

Bájenme los impuestos, que quiero pagar más

Julio Sánchez Mingo

 

 

Nadie da duros a pesetas. Si quieres un buen servicio, has de pagarlo. Aunque sea poco. Pero hay personas que prefieren desembolsar un dineral por un seguro médico particular 100-150 € al mes a partir de los 60 años, más lo que se haya de aportar por medicinas, intervenciones y pruebas no cubiertas en las pólizas en lugar de satisfacer unas cantidades bastante menores en forma de impuestos, susceptibles de emplearse no solo en mejorar notablemente la sanidad sino también en otros servicios públicos. Los inyectables, las vacunas, de un tratamiento de inmunoterapia para la alergia, cuestan 400 € en la farmacia. Con la receta del Servicio Público de Salud, un ciudadano realiza una aportación inferior a ese importe, que es de 18 € en el caso de un jubilado. ¡Las ventajas de la masa crítica y del factor de escala! Por todo ello, podemos afirmar que las contribuciones particulares a la sanidad privada son como un caro impuesto ¡privatizado!1

Además, no es oro todo lo que reluce. La asistencia primaria privada está atendida por miríadas de facultativos pasando consulta en pisos y pequeños centros médicos, desconectados de los especialistas y, no digamos, de los hospitales. Tampoco los hospitales privados de campanillas ofrecen una asistencia mejor, de más calidad, que cualquiera de los grandes centros públicos de Madrid. Lo he visto con mis propios ojos. Las compañías de seguros médicos se aprovechan de las listas de espera, el talón de Aquiles de la sanidad pública, algo que fomenta la propia administración regional madrileña con sus políticas sanitarias.

En Madrid, desde hace bastantes años, se ha ido desmantelando poco a poco la sanidad pública, especialmente la atención primaria, que es la clave de arco de todo sistema de salud que se precie. La covid-19 ha puesto de manifiesto la carencia de recursos, especialmente humanos, y la falta de inversiones por parte de la administración regional, gestionada por unos responsables más dados al pillaje y la corrupción que a atender sus obligaciones con los ciudadanos.

La pandemia ha demostrado que es necesario un estado fuerte. ¿Quién si no puede hacer frente a la compra de las vacunas que nos tienen que inyectar o a las multimillonarias ayudas a particulares y empresas? No es de recibo la eterna pretensión de la clase empresarial española de socializar las pérdidas y privatizar las ganancias, eludiendo el pago de impuestos o exigiendo su reducción o, incluso, su desaparición. La salud pública es algo de la colectividad, que nos afecta y compete a todos. Además, principios de solidaridad aparte, es evidente que somos interdependientes.

¿Cómo se puede ser tan irresponsable como para empeñarse en privatizar la asistencia sanitaria, algo en lo que nos va la vida?

Otro día hablaremos de Educación, donde se repiten ciertos esquemas.

El día 4 de mayo hay elecciones regionales en Madrid, donde se dirime el futuro de las políticas de Sanidad, Educación y Transportes, que son competencia de la Comunidad Autónoma.

Vela por tus intereses. Deja las filias y las fobias en casa. Vota con inteligencia, no con el corazón.

1 El gasto mensual de Sanidad en Madrid en 2020, por cabeza, (todas las partidas, no solo la asistencia sanitaria, con medicinas incluidas) fue de 100,86 €. Muy por debajo del País Vasco e, incluso, de la media nacional. Fuentes: datosmacro.expansion.com y Estadística de Gasto Sanitario Público 2019 del Ministerio de Sanidad.

12 comentarios:

  1. Más claro, agua. Bien conciso y sencillo... para el que quiera entenderlo.

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  2. Querido amigo Julio, creo que todo se basa en un problema de comunicación. A cualquier bicho viviente le suena bien la frase: «Vamos a bajar los impuestos». Imaginación es lo que falta en nuestros políticos honrados (si es que queda alguno). Yo propondría un experimento. Se trataría, por ejemplo, de enviar facturas sanitarias expresando la cuantía de las atenciones recibidas y lo que en realidad abonó el paciente por esa atención. Podría ser semestrales y por unidades familiares, para que cada persona tuviera la certeza de que jamás, hubiera podido hacer frente a esos gastos que fueron satisfechos gracias a la sanidad pública, sufragada por los impuestos. Así podría repetirse también con la educación. La tan celebrada subida de las pensiones del 0´25 %, se vio compensada con el copago sanitario. Subieron 1´50 euros mensuales, para comenzar a cobrar los medicamentos, lo que supone una media de gasto de 8 euros mensuales. Si a eso le unimos el cierre masivo de centros asistenciales en zonas rurales, debemos añadir el gasto extra de transporte. La política liberal propugna la mínima intervención del Estado, en beneficio de los empresarios, excepto cuando vienen mal dadas. Es entonces cuando todos reclaman al Papá Estado, para que solucione sus problemas. Los políticos honrados deben explicarlo, pero deben hacerlo hacerlo bien. Lo que ocurre es que en este país reina el cortoplacismo y el día a día, para lo que serviría la expresión popular: «El que venga detrás que arree». Así nos va también con la política energética y con tantas otras cosas. Nadie se implica, sino que espera salir bien del trance y terminar con un empleo bien remunerado en alguna de las empresas a las que benefició cuando gobernaba. Un empleo para hacerse aún más rico, aunque desconozca cual es su función dentro de la empresa. En eso radica todo.
    Un abrazo.

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  3. Y también el cobro de las multas desde ya en la Comunidad de Madrid están privatizadas. IDA ha contratado a una empresa privada por algo de más de 582000€ para gestionar y cobrar a los morosos las multas. Es lógico decir, Hacienda en Madrid ya no te embargara por impago de multas.

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  4. Buen planteamiento estimado Julio: “…en lugar de satisfacer unas cantidades bastante menores en forma de impuestos, susceptibles de emplearse no solo en mejorar notablemente la sanidad sino también en otros servicios públicos”. Es magnífico el planteamiento, la situación es que los “políticos administradores” mejoren el sector público integralmente; y eso es complicado por políticos que se resisten a ser honestos. Saludos desde mi país Ecuador.

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  5. Mas claro agua !! Totalmente de acuerdo.

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  6. El caso de la sanidad madrileña tiene que ver con impuestos mal empleados o, directamente, dilapidados; o peor, "desviados" a bolsillos privados. Ejemplo paradigmático de despilfarro (y, seguramente, corrupción) es el famoso hospital Zendal, construido por el gobierno de IDA en la Comunidad de Madrid con la excusa de la lucha contra la Covid19.
    Mientras el personal de asistencia primaria clamaba por ampliar las plantillas y mejorar muchos centros de salud instalados en locales bajos oscuros, pequeños y con mala ventilación, y mientras la Comunidad mantiene desocupado el edificio del antiguo hospital Puerta de Hierro, nuestros impuestos se dedicaban a engrosar los bolsillos de empresas constructoras en una obra sin sentido.
    Páguese usted su sanidad privada y págueme a mi los impuestos que "graciosamente" le he bajado para que yo y mis amiguetes nos los embolsemos y así hacemos "negocio" por partida doble. Para mi está claro como el agua.
    Qué pena, qué rabia, qué miedo a que puedan seguir engañando a una mayoría de madrileños.
    Saludos y gracias por compartir tus reflexiones, Julio

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  7. Suscribo tu reflexión sobre los impuestos. Hay quien cree aún que no pagando impuestos vive mejor. Menuda trampa!!! ¿De dónde se piensan que sale el dinero para que podamos tener una educación, una sanidad, unas infraestructuras de calidad, por ciencia infusa? Así estamos en Madrid. Con UCIS cerradas en hospitales públicos, como el de S.Sebastián de los Reyes, con la atención primaria desmantelada, pero es mejor construir un "hospital de pandemias".
    Con el plan de subir de nuevo las ratios en los colegios públicos como antes de la pandemia para el próximo curso y así despedir al profesorado contratado. Y encima, presumen de no subir los impuestos. Así nos va. Espero que el día 4 de Mayo pueda llegar otra forma de gobernar Madrid.

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  8. ¡Cuánta razón en pocas líneas! Pero ya se sabe que la sinrazón se impone . A esta sinrazón contribuye la lamentable asociación que de un tiempo a esta parte acaba por hacer la ciudadanía político/a-democracia-corrupción. No solo en nuestro país el desencanto del ciudadano hacia la política es mayúsculo. Los/las jóvenes no conocen los orígenes verdaderos de la democracia. Para ellos/ellas democracia equivale a lo que han vivido desde que nacieron, y ya hace muchos años que el escándalo diario ya ha perdido la capacidad de escandalizar, que el debate razonado y bien argumentado ha sido sustituido por el insulto gratuito, la falacia, la demagogia y la falsa acusación, que el programa político se ha vaciado de contenido real. No hay un referente ético en la política. Ya hace mucho. Sobre todo para las generaciones jóvenes es un crimen. Desconocen la esperanza en el futuro, porque para ellos/ellas no hay futuro. Y sin embargo (esta es la paradoja ¿o lo es solo en apariencia? ¿cómo explicarlo?) cada vez más el voto sigue premiando a quienes nos roban el futuro (aun cuando nos han robado el pasado y el presente). Gracias por tu reflexión.

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  9. Al principio no caía en la cuenta de que IDA era Isabel Díaz Ayuso. Nunca un acrónimo ha representado tan exactamente aquello que abrevia, porque esta mujer está "ida" de verdad. Su mirar extraviado cuando habla lo dice todo de su posible capacidad intelectual, aunque inteligencia e Isabel Díaz Ayuso en la misma frase sea un oxímoron.
    A todos los que pregonan que a menores impuestos mayor bienestar, habría que decirles que, siguiendo ese razonamiento, si los quitamos todos la sanidad, la educación, las infraestructuras, la justicia, la policía, etc, etc alcanzarían la excelencia por sí solas y, además, gratis. Absurdo, ¿no?, bueno, pues hay idiotas que se lo creen y sinvergüenzas que fingen crérselo.

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  10. Esta crisis nos tiene a todos mirando por la ventana y, como dice el escritor italiano Claudio Magris, sin ni siquiera ganas de leer y en un estado de latente depresión... Asi, mirando y mirando, he recordado el artículo que hace unos días leía en El País, sobre la fiscalidad y, decía mas o menos, que la actual crisis mundial reclama mejorar el marco de recaudación; haciendo hincapié, en la necesidad de una más fuerte acción del Estado, como proveedor de servicios públicos esenciales y que inevitablemente debe ser sostenido por mayores recursos, para fortalecer el Estado de bienestar erosionado por las últimas crisis. Esto se consigue con lo que tu propones, es decir, con una subida de impuestos y financiados adecuadamente, revertirán en mejoras para todos.
    En el artículo mencionado también leí que el Fondo Monetario Internacional iba proponer "la creación de un impuesto temporal de solidaridad "para que las rentas altas y las empresas que más se han beneficiado durante el período de la pandemia contribuyan a pagar la factura de la crisis. De esta forma se ayudaría a equilibrar las desigualdades sociales exacerbadas por la crisis sanitaria. Un objetivo difícil de alcanzar a no ser que sea impuesto.

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  11. Los escandinavos deberían dar un cursillo sobre cómo el mejor crecimiento, más rotundo y sostenible, es el que incorpora mayores cotas de igualdad, social, de género y generacional. Que incluso los grandes fines económicos se alcanzan mejor también aumentando el bienestar social.
    XV-F.

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