06 febrero 2025

Egoísmo

Julio Sánchez Mingo


Salvamento Marítimo (España).

Si esto es un hombre

Los que vivís seguros

En vuestras casas caldeadas

Los que os encontráis, al volver por la tarde,

La comida caliente y los rostros amigos:

Considerad si es un hombre

Quien trabaja en el fango

Quien no conoce la paz

Quien lucha por la mitad de un panecillo

Quien muere por un sí o por un no.

Considerad si es una mujer

Quien no tiene cabellos ni nombre

Ni fuerzas para recordarlo

Vacía la mirada y frío el regazo

Como una rana invernal

Pensad que esto ha sucedido:

Os encomiendo estas palabras.

Grabadlas en vuestros corazones

Al estar en casa, al ir por la calle,

Al acostaros, al levantaros;

Repetídselas a vuestros hijos.

O que vuestra casa se derrumbe,

La enfermedad os imposibilite,

Vuestros descendientes os vuelvan el rostro.

(Traducción de Pilar Gómez Bedate)


Con estas líneas, comienza Primo Levi el relato autobiográfico de su paso por el campo de exterminio de Auschwitz-Monowitz, publicado en 1947 con el título de, en italiano, Se questo è un uomo. Y se dirige con ese poema a aquellos que no son capaces de imaginar por lo que una persona puede pasar en situaciones límite. Y añade, que lo que nos narra realmente ha sucedido, que no debemos ignorarlo y debemos siempre tenerlo muy presente. Este breve texto es, sobre todo, un alegato contra el egoísmo. Aunque Levi lo escribió a raíz del Holocausto y las calamidades que soportó, sirve para el momento en el que vivimos.

Cuando, repantigados en el sofá de casa, al calor de una calefacción que no cesa de consumir recursos, escuchamos las noticias de las atrocidades e injusticias que se cometen todos los días en el mundo, viendo cómo reaccionan los políticos antes esos sucesos y siendo nosotros también testigos del sufrimiento de tanta gente, ¿qué pensamos, cómo reaccionamos? ¿Nos ponemos en el pellejo de nuestro prójimo?

Imagino el sufrimiento de esos casi niños que, encaramados sobre la pala del timón de un gran carguero, viajan de Senegal a Canarias, a la búsqueda de un futuro prometedor. Su país, pobre, que todavía arrastra las consecuencias de la colonización europea que los esquilmó, no puede ofrecerles oportunidades. La mayoría perece. Hambre, sed, ingestión del agua salada del mar, el golpe de una ola que se los lleva: una auténtica locura. Alguno llega y, cuando lo hace, se encuentra con todas las trabas y problemas derivados de la politiquería y el electoralismo de unos dirigentes nacionales y regionales que los utilizan como moneda de intercambio porque se sienten apoyados por una población egoísta, que no quiere rascarse un poco más el bolsillo, pero paga siete euros y medio por un cartucho de palomitas en el cine.

Me angustia oírle contar a una señora ucraniana, que vive y trabaja en Madrid, que su nieta una jovencita estudiante a cargo de un hermano pequeño porque sus padres están en la guerra le llama todas las noches llorando desde Chernivtsi, rogándole que la saque de allí. No soporta, por más tiempo, el ruido de las bombas. Pero nosotros seguimos enredados con las discusiones sobre el derecho de asilo, que la Unión Europea, ante la presión de sus demagogos ultraderechistas, quiere eliminar.

El pasado lunes por la tarde me hablaba una vecina de la reforma que quiere acometer en su piso, que a mí me parece que no es necesaria. Nos sobra el dinero. Muchas veces nos lo gastamos en cosas superfluas o innecesarias, sin pensar en el mundo que nos rodea. Y yo, por la noche, pensaba en los cientos de miles de gazatíes que estos días, con la tregua, retornan a sus ciudades y se encuentran sus hogares arrasados por el criminal fuego sionista de los hijos y nietos de aquellos que sufrieron la Shoah. Y me indigno al leer que un delincuente convicto, al otro lado del Atlántico, propone desescombrar la Franja, deportar a unos dos millones de palestinos a Egipto y Jordania, a guetos construidos ex profeso para ellos y dedicar el espacio que queda libre a levantar resorts a la orilla del contaminado Mare Nostrum. Eso sí que es una reforma: ¡construir modernos guetos! Y me indigna aún más ver como le ponen ojitos tantos políticos y empresarios españoles y del resto de Europa. Uno de sus esbirros es una individua, ahora a cargo de algo que llaman Seguridad Nacional —hace unos días presumía de haber matado a tiros a su perro de catorce meses porque no servía para cazar que esta semana, tocada con visera, cubierta con chaleco antibalas y portando un Rolex Daytona, declaraba, en una redada para capturar extranjeros, que así trata ella a estos sacos de basura. A esos pobres diablos los manda de vuelta a su país, asegurados con grilletes. Como hizo Mussolini, que hizo trasladar a Gramsci desde Milán a Turi engrilletado en vagón celular, en lugar de en un coche de tercera escoltado por carabinieri, a lo que tenía derecho, en un viaje infinito con múltiples transbordos, aquejado de ergotismo, el terrorífico fuego de San Antonio. Al jefe de esa mujer le votaron 77 millones de ciudadanos. Su éxito esta basado en regalarle el oído a la gente, diciéndole lo que quiere escuchar, aunque sean barbaridades, ofreciendo soluciones drásticas y sencillas a problemas de gran complejidad. Y siempre mentando a Dios. Ya se sabe: “A Dios rogando y con el mazo dando”. Votantes ignorantes que se dejan embaucar por el primero que se trabaja su egoísmo. Qué miedo me dan las próximas elecciones en España y el resto de Europa.

En Madrid, la capital de la región que presume de ser la más rica de España, en los taludes e isletas de la M-30, la autopista urbana que rompe la ciudad, hay personas viviendo en tiendas de campaña. La vivienda es uno de los mayores problemas de esta sociedad. Hay demasiados intereses creados y las administraciones públicas, central, regional y municipal, especulan como el que más y no implementan un marco normativo que mitigue el desastre. Resultado: se desahucia a personas vulnerables y en muchos lugares, con un salario normal, es imposible acceder a una vivienda, ya sea en alquiler o en propiedad. Especialmente, esto afecta a los jóvenes. Y, para más inri, hay más de 14.000 pisos vacíos de la SAREB.

En general, los responsables políticos no se preocupan por el bienestar de los ciudadanos, les importan un bledo sus sufrimientos. Buscan su voto y, una vez obtenido, van a lo suyo y se olvidan de lo prometido. Ellos son el reflejo de mucha gente y el espejo en el que ésta se mira.

25 enero 2025


La fiera humana

Julio Sánchez Mingo


31 de julio de 1942. Dane (Eslovenia). Soldados italianos fusilan a civiles eslovenos 

1° agosto — 5 septiembre 1942. Durante la ocupación italiana de Eslovenia y Dalmacia

Las represalias y matanzas se extienden a lo largo de todo el verano.

A principios de agosto, en una aldea infectada de partisanos comunistas, las milicias fascistas asesinan a una mujer combatiente. Es la primera vez que se produce este hecho. Don Pietro Brignoli, capellán castrense del 2º Regimiento de Granaderos de Cerdeña, ruega a sus soldados que sea sepultada con dignidad. Acatan su demanda y lo hacen, a criterio del cura, con la piedad debida a una madre.

Después son pasados por las armas otros once paisanos, denunciados, por su propio párroco, por comunistas. A continuación, los italianos prenden fuego a las piojosas moradas de los rebeldes, que se propaga a la iglesia del delator. Las llamas no hacen distingos y el viento que sopla desde las alturas las aviva. Entre las ruinas ennegrecidas, don Pietro contemplará a mujeres y niños, arrodillados, rezando el rosario junto a lo que fueron sus hogares.

El fuego lo arrasa todo. Hay fuegos por todas partes. Quemar las viviendas de civiles es la manera de destruir que adopta todo el mundo. Los alemanes incendian, los italianos los imitan, los británicos lanzan bombas incendiarias sobre las ciudades de Italia y Alemania. No hay protesta que valga. El mando de los Granaderos de Cerdeña considera que, quemando aldeas y villorrios, aterrorizarán a los civiles más de lo que puedan hacer los rebeldes comunistas para ganarselos a su causa. Creen que el miedo los hará italianos. Italianos y fascistas.

Siguiendo a las tropas, don Pietro atraviesa un pueblo de sólo tres calles. Todo está destruido, incluso la iglesia. No hay ser vivo a la vista. Solamente hay una veintena de mujeres y niños refugiados en la vivienda del cura local. El mando de la división ordena que se les dé un poco de pasta.

El 5 de agosto se dictan catorce condenas a muerte. Por lo visto, hay siete paisanos inocentes. Don Pietro intercede por ellos. El comandante le escucha pensativo: Hablaremos con el brigadier de los carabinieri.

No se suspende la ejecución. Como yo soy inocente, quiero ser fusilado el primero susurra una de las víctimas al padre Brignoli, mientras éste le venda los ojos. Otro, un instante antes de la descarga, en un intento por salvarse, grita en italiano: Soldados, viva Italia!. Tiene dieciséis años. Don Pietro corre a abrazarlo, con los fusiles en posición de tiro. A pesar de ello, seguidamente dispararán sobre el casi niño.

Por la tarde, para mostrarse inflexible, el oficial ordena nueve fusilamientos más. Don Pietro aprende otra amarga y cruda lección: jamás se debe interceder ante los masacradores. Algunos soldados del pelotón lloran. Todos disparan sin acierto. Un pobre desgraciado, alcanzado malamente entre el pecho y el vientre, manteniéndose en pie, suelta chorros de sangre por el abdomen. Nadie reacciona, nadie sabe qué hacer. El sacerdote y los verdugos permanecen atónitos, casi un minuto, mirando como se desangra. Finalmente cae. Se le da el tiro de gracia. Convulsiona mientras la pistola tiembla en la mano del militar al mando que, sintiéndose culpable, erra el disparo. Hacen falta tres impactos para acabar con la vida del moribundo. Don Pietro está al borde de la nausea. Nadie respira.

El 8 de agosto, en el mismo caserío, hay otros ocho lugareños que van a ser ejecutados. El pastor de almas los prepara para la muerte en la iglesia quemada, que se derrumbará con las primeras lluvias. Lo condenados lloran e imploran antes de caer abatidos por el plomo. Un mundo que, destruidos los principios divinos, arrastra al hombre a su ruina. Esta es la visión que tortura a don Pietro mientras dice misa por sus fusilados en el templo en cenizas, cuyo campanario ya no alberga campanas.

Afortunadamente, dos días más tarde, el mando de la división decide el regreso a la ciudad. Pero, al poco, el jefe del Cuerpo de Ejercito, Mario Roatta, célebre por su participación en la Guerra Civil Española, ordena reanudar las operaciones. Al parecer, Mussolini en persona, en su visita a Gorizia a últimos de julio, ha exigido a los altos mandos no interrumpir las persecuciones y los fusilamientos hasta el total exterminio de los rebeldes.

La trágica caza al hombre se retoma. El 17 de agosto, un fusilado y siete muertos en combate. El 18, otros siete civiles pasados por las armas. El 19 fusilan a un chaval, previamente herido. A final de mes, el 27 de agosto, ajustician a otras cuatro personas, una de ellas padre de ocho hijos.

Don Pietro refleja todo en su pequeño cuaderno. No conoce nombres ni lugares, ni entiende la lengua que allí se habla, pero toma nota de números, rostros, gestos. Escribe y bendice, hace el signo de la cruz sobre la frente de las víctimas y añade unas líneas en su diario, como si de un registro documental de los difuntos se tratara.

Siempre rezando y observando, antes de que se complete la primera fase de las operaciones, aprende otras cosas. Cuando son condenados a muerte dos ancianos campesinos por haber escondido armas de los partisanos, se da cuenta de que los viejos, ante una muerte violenta, son más débiles que los jóvenes. Igualmente, cuando nadie tiene el valor de anunciar a una mujer el final de su marido, ella, desesperada, sigue llevando la comida al padre de sus hijos, incluso días y días tras su desaparición. El cura, un enemigo para los lugareños, cuando dice misa en latín para un grupo de labriegos eslovenos incultos y les escucha unirse al rezo del Ave María en esa lengua arcana y arcaica, piensa que víctimas y verdugos no se entenderán entre ellos, pero Dios comprende a unos y otros.

Don Pietro, en sus oraciones, une a vivos y muertos, a sus soldados y a los fusilados en su presencia. A todos los atiende espiritualmente. A estos les pide mentalmente perdón por escuchar su llanto desesperado, por haberles vendado los ojos, cubriendo el pánico de su faz, por haberles visto caer sin vida. Cada día, en misa, renueva su promesa afirmando, al llegar al memento que, cuando dice mis muertos, los incluye a todos. Cada noche, antes de conciliar el sueño, confirma su fe y su pía ilusión: en el paraíso nos encontraremos todos, fusilados y fusiladores.

Con el regreso a la ciudad, el diario del padre Brignoli concluye el 5 de septiembre, lacónico, lapidario, como había empezado: —Hoy hemos vuelto al cuartel tras cincuenta días de vagabundeo”.

Estos hechos fueron anotados en una minúscula libreta, con letra diminuta, por el capellán castrense del 2º Regimiento de Granaderos de Cerdeña, don Pietro Brignoli. El escritor Antonio Scurati los ha incorporado a M. La hora del destino, cuarto tomo de su novela biográfica sobre Mussolini.

¿Por qué esos comportamientos atroces del ser humano? ¿Por qué esos cambios tan radicales, de ser víctimas a ser verdugos, como en el caso de los judíos, que, de sufrir el asesinato de millones de ellos a manos de los nazis durante la II Guerra Mundial, pasan a masacrar en los últimos meses a los palestinos, acaban con la vida de casi 50.000 de ellos, gran parte mujeres y niños, y arrasan sus poblaciones? ¿Qué despierta ese instinto de fiera en el hombre? ¿Qué sentido tiene que esta misma semana, con la tregua ya iniciada, un francotirador israelí haya disparado a la cabeza a un niño palestino que jugaba con una peonza? En tiempos modernos, ¿cuántas barbaridades no habrán cometido británicos, franceses, alemanes, italianos, gringos y españoles en sus guerras coloniales por ocupar un espacio que no les pertenecía, para explotarlo y esquilmarlo hasta la saciedad?

Ya dijo Plauto, en su obra Asinaria1, que el hombre es un lobo para el hombre, frase popularizada siglos después por Hobbes. Ese carácter tantas veces individualista, egoísta, violento, cruel, codicioso aviva la alimaña que llevamos dentro. ¿Qué logica tiene que estos días, en Vallecas, una aristócrata madrileña multimillonaria desahucie por una deuda de unos pocos euros a un pobre desgraciado, enfermo y sin recursos?

Todos los hombres somos iguales. Nuestro comportamiento depende en gran medida del contexto y el entorno en el que nos encontramos y nos movemos, del ambiente que nos rodea y tantas veces de la llamada presión social, que a modo de bola de nieve, se origina a partir del deseo o el mandato de un líder político, como Mussolini en Gorizia o estos días Trump en Washington. Así es la fiera humana.

1 Lupus est homo homini, non homo, quom qualis sit non novit: Lobo es el hombre para el hombre, y no hombre, cuando desconoce quién es el otro.


 

 

 

 

20 enero 2025

Plantando árboles

Julio Sánchez Mingo


Mirador de los Cronistas de España. Altea (Alicante). 2023.

En el prólogo de Arboreto Salvático, de Mario Rigoni Stern, dice Paolo Cognetti ganador del prestigioso premio Strega 2017 con Las ocho montañas que el paisaje es una forma de escritura, pues recoge la historia de la presencia humana sobre la tierra. Al modificarlo e intervenir sobre él, los hombres dejan su huella, ya sea en el entorno urbano o en el campestre y el medio natural. Y, añado yo, los árboles, siempre presentes, nos dan la medida de la calidad de esa escritura y, por tanto, de la condición de las personas que intervienen en esa historia. Al igual que hay gente a la que no le gusta leer y es incapaz de ligar unas palabras para crear un texto, hay sujetos a los que los árboles no gustan y argumentan que quitan luz, dan trabajo y lo inundan y ensucian todo con sus hojas caídas. Aunque hay para quienes son transparentes, como si no existieran, son seres vivos ajenos a su existencia. Tantas veces, ante un señalamiento mío me han contestado: “No me había dado cuenta, no me había fijado”. Eso sí, todo el mundo, en verano, agradece el frescor que emana de una arboleda o, en una acera madrileña abrasada por el sol, corre a refugiarse bajo su sombra mientras espera a que el tráfico se detenga y pueda cruzar la calzada. Sin olvidar que reducen el polvo y el ruido de la vía pública y renuevan el aire contaminado, aportando un oxígeno salvífico, como diría el citado Rigoni.

Lo árboles nos acompañan a lo largo de la vida. Unos ya existían cuando nacimos, muchísimos de ellos nos sobrevivirán. Hay una consonancia de vivencias y destinos entre las personas y los árboles, en los caminos paralelos entre el nacimiento y la muerte, la alegría y el sufrimiento. Tanto los hombres como los árboles están destinados a vivir más o menos tiempo pero condenados, en cualquier caso, a desaparecer y ser reemplazados. Quien planta árboles sabe que, aunque pueda asistir a su crecimiento, casi nunca alcanzará a verlos en su edad adulta. Son testigos mudos de nuestro devenir y padecen dolientes nuestro vandalismo, siendo, en muchas ocasiones, motivo de recuerdo de personas queridas que ya no están, de viajes, de lugares conocidos o de hechos que nos han acaecido o escenas que hemos protagonizado. Uno de mis proyectos actuales es plantar una encina como memorial de un ser querido, recientemente fallecido.

Su influencia en la cultura, en la literatura, en las costumbres y comportamientos humanos son sobresalientes. No hablemos de su belleza estética, cuya vista nos enriquece, alimenta nuestro espíritu y que ha inspirado a tantísimos artistas. Belleza que le es intrínseca como ser vivo que es. O que puede estar asociada a una cierta especie o un ejemplar concreto, como el árbol del Tule, un ahuehuete monumental, de dimensiones extraordinarias y edad milenaria, localizado en las proximidades de Oaxaca de Juárez (México).

En cada cultura, cada especie arbórea tiene una simbología, está ligada a determinadas virtudes. Incluso, muchas veces, un individuo concreto tiene un cierto significado para un colectivo dado. En general, podemos decir que el árbol representa la vida.

En un entorno urbano como Madrid y sus alrededores, de clima extremo, gran aridez y sequedad, suelos pobres ricos en escombros, donde la ignorancia y el vandalismo campan por sus respetos, la viabilidad de un plantón está muy amenazada, máxime cuando no se le puede dispensar el cuidado y atención que requeriría. Allá a principios de los años ochenta, planté, de estaca, mi primer árbol, un chopo, en una suave ladera del parque Roma de Madrid inaugurado por el presidente italiano Sandro Pertini en 1980—, una zona verde construida sobre una escombrera, que previamente había albergado los campos de fútbol del Campana, que eran de tierra, por supuesto, donde los chavales nos dejábamos las rodillas. La mala calidad del sustrato y las características de su origen, a pesar del abundante riego que recibía, en mitad de una pradera, condujeron a su muerte con no más de veinticinco años de existencia. Parece que un futuro más prometedor le espera a un algarrobo brotado en 2005 de un garrofín que traje del Ágora de Atenas. Y ello a pesar de las podas de copa a las que le someten los empleados del ayuntamiento de Altea (Alicante), donde está plantado en un bancal, a los pies del mirador de los Cronistas de España, nombre rimbombante donde los haya.

A mediados de los 80, en una población cercana a Madrid, planté un olmo siberiano, obtenido de sámara1. Por aquel entonces se había extendido la utilización de esta especie para sustituir a los olmos autóctonos, diezmados por la grafiosis, una enfermedad fúngica. También había ocupado el lugar de las robinias y sóforas, poco resistentes a la creciente contaminación de la ciudad y al hacha municipal que trocó todas las calles con bulevar de Madrid en vías de mayor capacidad para el tráfico rodado. Su tarjeta de presentación era inmejorable: crecimiento rápido y resistencia al hongo asesino. Nadie consideró su corta existencia y la multitud de plagas que lo atacan: galeruca del olmo, orugas defoliadoras, barrenillos y cochinillas. Todos ellos insectos que el frío de Asia Septentrional mantiene a raya. Sin embargo el futuro de ese árbol de notable porte, sin duda uno de los mejores ejemplares de la localidad donde está plantado, no es muy halagüeño. Los pumila2 en Madrid no suelen alcanzar más allá de los 60 años, mientras en su Siberia de origen son bastante más longevos, a lo que hemos de añadir que ha sido invadido y colonizado por la hiedra que cubre su tronco y casi toda su copa, ante la pasividad de los propietarios del jardín donde se asienta.

Querido lector, a pesar de los contratiempos y sinsabores, te animo a plantar árboles. Te merecerá la pena.


1 Fruto volador de los olmos que contiene una semilla única.

2 Olmo siberiano: Ulmus pumila.

09 enero 2025

Incendios: ¿Inconsciencia, estupidez humana o intereses espurios?

Julio Sánchez Mingo



El incendio más leve es aquel que es sofocado antes de que se propague y alcance dimensiones muy dañinas, como en la torre Grenfell (Londres) o en Campanar (Valencia) o incluso dantescas, como estos días en el condado de Los Ángeles (California). Lo ideal es que ni siquiera se llegue a declarar. Por estas razones son tan importantes las normas y recomendaciones antiincendio, los sistemas de prevención de incendios y todas aquellas medidas, la mayoría de sentido común, el menos común de los sentidos, que evitan que se llegue a producir o, en el peor de los casos, que se frene su avance y se limite su extensión.

¿A quién se le ocurre tirar a la calle un cigarrillo encendido desde una terraza o una ventana? Yo mismo me he encontrado colillas en la terraza de casa, afortunadamente ya apagadas. Una vez, una de ellas había agujereado la colchoneta de un sillón de mimbre. El caso no fue a mayores. En verano, en la playa, es peor. Por la noche, el espectáculo, con el mar al fondo, de pavesas de pitillos, como luciérnagas en picado, es demasiado frecuente. Cuantas veces, circulando en coche, hemos visto cometer esa misma imprudencia desde algún vehículo que nos precede. Menos mal, en este sentido, que las ventanillas de los trenes ya no son practicables. Cuando yo era chaval era tremendo. Podía entrar por la abertura hasta un casco de gaseosa, vacío claro. Previamente habían dado cuenta de su contenido. Obvio.

Pero, ¿cómo combatir la inconsciencia y la estupidez humanas? A base de educación y de… palos. Después muchos se quejan de que tantas normas, que no dejan de ser medidas de autoprotección para los ciudadanos que dicta la Administración, nos asfixian y menoscaban nuestra libertad personal o que las multas son excesivas.

Precisamente, cuando nos saltamos leyes, reglamentos y recomendaciones se producen grandes tragedias. En el incendio de 2023 de las discotecas del polígono industrial de Murcia, no saltaron las alarmas y las salidas de emergencia estaban bloqueadas con cadenas y candados.

En casa, un inmueble de doce plantas sobre rasante, con cuatro viviendas por piso, más un sótano con cerca de cincuenta trasteros, las vías de evacuación son el portal o dos puertas situadas en la última planta, en el descansillo del montacargas, que dan acceso a la cubierta no transitable del edificio. Hace unos años, el presidente de escalera, un fatuo y soberbio abogado, entonces socio de uno de los mayores despachos de este país, con la excusa de que la chavalería charlaba, bebía y fumaba en dicho descansillo, no tuvo mejor idea que ordenar a la administración de la finca para lo que según la ley carecía de competenciasla instalación de una reja con llave que impedía el paso a ese espacio, cegando así las dos salidas de emergencia superiores. El inconsciente y adulador administrador de la comunidad no le puso reparos e hizo instalar la cancela.

A pesar de las protestas de algunos vecinos y el correspondiente acuerdo adoptado en junta, los extintores de los descansillos de la escalera de mi casa no están a la altura sobre el suelo que marca la norma. Para no echar a esa joya de profesional, ciertos vecinos aducen que lleva muchos años con nosotros.

Una de las recomendaciones más extendida para casos de incendio es la de mantener la calma. Fácil de decir, pero difícil de cumplir. Aunque hay personas con un temple especial. En casa, mi madre apagó una sartén de aceite en llamas que llegaban al techo, poniendo, simplemente, un plato encima. Supongo que los obuses que lanzaban en la guerra desde el Cerro Garabitas contra el mismísimo centro de Madrid, donde ella vivía, la curtieron. Incluso la casa familiar fue alcanzada y uno de los artefactos, sin llegar a explotar, cayó en la cama de un tío suyo. La cocina voló y quedó sin techo, pues era el último piso. Afortunadamente todos ellos estaban en el sótano, que servía de refugio. Entonces tenía diecinueve o veinte años.

 

01 enero 2025

Un café frustrado

Julio Sánchez Mingo

 


Primero de año de 2025. A pesar de mi infinita galbana no me ha tocado más remedio que estar en la calle a las nueve y media de la fría mañana para ejercer mi tarea de paseador suplente de peludos. El escenario que me he encontrado ha sido el mismo que describí a mis pacientes lectores el pasado 28 de diciembre, relativo a las primeras luces del día de Navidad de 2024.

Y me he encontrado también al simpático joven venezolano que recoge hojas de la vía pública por cuenta de una subcontrata del ayuntamiento. He pegado la hebra con él.

Lleva un año en España. Ante mi pregunta, afirma taxativo que salió de su país por motivos económicos, no por razones políticas. Vive con su mujer en una habitación alquilada en Vallecas, no como Leopoldo López, el político venezolano líder de la oposición, que —recalca mi interlocutor— vive en la calle de Alcalá. Afortunadamente, su esposa —la dice así— tiene trabajo. A él se le termina el próximo seis de enero. Ha sido contratado como refuerzo para cubrir las mañanas festivas de estas Navidades, de siete a dos. He tratado de invitarle a un café, conforme a lo aprendido de mi amigo el dottorino Ugo, que trata de que las relaciones humanas sean, siempre y en todo lugar, incluso con desconocidos, cercanas y cálidas. Ha sido imposible. Los tres bares cercanos estaban cerrados. También el del hotel próximo, que solo ofrece desayunos a esas horas en el comedor a los pasajeros alojados. A las puertas del establecimiento, vidrios rotos y serpentinas reciben el año nuevo.

A ver si la mañana de Reyes tenemos más suerte y tomamos juntos una bebida caliente.

Mis mejores deseos a todos para 2025.

28 diciembre 2024

RELATO NAVIDEÑOS

Intensas Navidades

Javier Martínez Gutiérrez


Gateo de la plataforma petrolífera Agtum Dagi de 45.000 t. Corea. Navidades 2015.

A mi tampoco me gusta nada este período de fiestas. Los recuerdos no son buenos. Siempre supuso para mi una enorme cantidad de trabajo, a lo que se añadió, según fueron transcurriendo los años, los recuerdos dolorosos de la pérdida de mis padres y de mi mujer.

No creo haber pasado unas Navidades tranquilas hasta la pandemia. Fueron tristes, pero al menos tranquilas. Hasta entonces, llegaba a España el día 23 de diciembre, desde cualquier país de América donde estuviera trabajando. El 25 por la mañana salía de nuevo de viaje, ya que era tradicional que al día siguiente tuviéramos comité de dirección de la compañía en cualquier ciudad de Inglaterra. La razón era que las principales obras en las infraestructuras de los ferrocarriles británicos como, por ejemplo, la sustitución en una noche de puentes antiguos por nuevos se realizaban en la madrugada del 25 al 26, jornadas en las que no se presta servicio por las fechas navideñas. Para dar ejemplo a todos, nuestra empresa había decidido que, puesto que había empleados que se quedaban sin disfrutar de la Navidad, la gerencia fuera solidaria. De forma que el día 26 de diciembre, Boxing Day en Gran Bretaña, nos veíamos todos, con o sin mujeres, con o sin niños, dependiendo del año y de las circunstancias, celebrando dicha reunión en lugares remotos del Reino Unido.

Del mismo modo, el 1 de enero volvía a salir de viaje. Hay muchas zonas del mundo donde no se celebra la Navidad. Por ello nosotros sí trabajábamos, así que teníamos que pedir voluntarios para acudir a ciertas obras en dicha fecha. Y de nuevo, por solidaridad, nos repartíamos por esos lugares: Oriente Medio, Tailandia, Corea...

Pero claro, había que regresar a Madrid para pasar Reyes con los niños, de forma que, el 5 de enero, aquí estaba nuevamente, preparando los juguetes, que siempre compraba mi mujer.

El día 6 era una peregrinación a ver a los abuelos, hermanos, amigos y recoger regalos y comer roscón. Tras el periplo, llegábamos cargados a casa de inútiles paquetes para los tres niños y con la tripa hinchada del reverenciado bollo navideño.

Qué bonito, qué fiestas, qué tranquilidad… El día 7, a trabajar, qué ya se han acabado las vacaciones, ¡gandul!

 

 

El paseador suplente de peludos

Julio Sánchez Mingo

 


Habitualmente, en Navidades, ejerzo funciones de paseador suplente de peludos. Por este motivo, estaba yo en la calle el pasado 25 de diciembre a las 9 de la mañana, para ejercer tan noble oficio: recoger la blandita y calentita con una bolsa de plástico negro compostable y, a continuación, introducir el paquete en una papelera de la vía pública.

No hacía mucho frío. El silencio era absoluto. El vecindario permanecía todavía en la cama, digiriendo los restos de la pantagruélica cena de Nochebuena y en estado semicomatoso, durmiendo la resaca de la copiosa ingesta de vinos y espirituosos. En muchas ocasiones, bastante hay que beber para soportar la matraca de familiares pelmas e indeseados. En el cuarto de hora que duró el garbeo matutino, ni un solo coche circuló por la calle. Por la cercana ronda, que en su día integraba un bello bulevar arbolado —eliminado por aquel alcalde de infausto recuerdo apodado Carnicerito de Málaga—, pasaba un coche ogni morte di papa, como dicen los italianos.

En esto divisé a lo lejos a un operario vestido con un uniforme de llamativos colores azul y amarillo fosforito: un barrendero de una subcontrata del ayuntamiento recogía de la acera las hojas de los árboles, aún otoñales. Me chocó, por absurdo y falta de consideración a un trabajador, que, en una ciudad donde ese día no hay servicio de recogida de basuras, se dedique a alguien a realizar una tarea tan perentoria. Y me acordé de Mazarredo, nuestro catedrático de Termodinámica, que censuraba que en la Ciudad Universitaria de Madrid cuyos jardines se mantienen en estado deplorable porque el gobierno regional no quiere dedicar un chavo a la universidad pública se amontonaran las hojas secas para quemarlas a continuación.

 

 


21 diciembre 2024

Poemi

Alessandro Vaudo

 

Playa de Serapo. Gaeta (Italia) J. S. M.
 


Mare

 

Ti raccogli dentro i miei pensieri

mentre io cerco di lasciarti andare

ma tutto il mare che si muove

qui ti riporta e non so come fare.


Vorrei vederti e rischio di impazzire,

non ho parole ma saprò ascoltare,

anche se so che cosa avrai da dire,

che dentro al cuore più non so aspettare.


Sarà che forse mi potrei sentire

di lasciar perdere e io dovrò accettare

ma se ci tieni mi saprai capire,

sei tu già un mare in cui non so nuotare.


Solitudine senza di te,

dentro questo mare,

dove mi sento di morir d'amore

e navigare, e navigare, e navigare.


3 agosto 2024



Solitudine


Eterne orme per un eterno amore

fan luce nei miei sogni e anima desta

fiera al desiderio di conquista

solo perché sola ha alcun calore.


Amara solitudine è la vita

senza vivere d'amor non fa rumore,

ancorata al tempo, alle sue ore

quanto una condanna qui infinita.


Sembra di smarrir senza una guida

nel mezzo della via qui tra la gente

che muove intorno a me ed io che solo


scrivo di me e scrivendo ancor consolo

sopra un triste foglio che non mente

il verso ancora verso un'altra sfida.


29 dicembre 2022

 


Tempo


Come sempre questo tempo fugge via,

lasciando in me il suo arido profumo,

nulla e nessuna a tenermi compagnia,

solo ombre di una vita andata in fumo.


Il tempo è silente dentro a un verso,

sospeso in un armonico disio

che anche il mio cuore vi passa attraverso

a scandire le immagini dell'io.


Il tempo passa ma è solo battuto

e senza arrivare mai ad una fine,

come una musica che continua,


batte il tempo al tempo accaduto.

Un valzer tra queste onde che imprime

la sua presenza costante e contigua.



La tua assenza


E ricado su di me

come quando i miei pensieri

non san stare senza te

senza averti come ieri.


Come quando ogni riposo

dona pace ma non sogno

frastornato nella veglia

della mente sempre attenta.


Ha una immagine che pura

segna te nella tua assenza

nella dignità a riposo

tra le stelle senza il sole


e una luce dolcemente

tra quel manto come perle

che ora senton quel che sento

cuore a cuore e mi addormento.



Il poeta


Il poeta è un mendicante

che elemosina attenzioni,

lì che scriva tra la gente,

alla ricerca di emozioni.


Che fotografa un istante,

che lo renda più importante

o riassuma dentro a un verso

ciò che un giorno andrebbe perso.


Si distingue lì tra tanti

perché estranea il suo far niente

mentre metta per iscritto

qualche riga al suo diletto.


Se ne ha voglia fa anche un sorso

che ubriaco è il suo discorso

ma non vi è letteratura

senza lì la sua misura.


Non è un puro, ma al contrario,

pecca bene, più degli altri,

e la sua linea di pensiero

fuori da ogni immaginario.


Non par che a gli altri importi

ciò che scriva, è fuori moda,

lì costretto alla sua metrica,

al di fuori di ogni logica.


Si consuma, ed anche in fretta,

ogni cosa che abbia scritto,

perché in fondo, in un momento,

è come il fuoco, esposto al vento.


14 maggio 2024



La sera


Seguo errante il mio cammino

quasi fosse il mio destino

dare voce a ogni apparenza

per ovviar a qualche mancanza


e provo a coglierne l'essenza

di qualcosa che in sostanza

sia impossibile a parole

definir senza sbagliare.


Sia un amore o sia quant'altro

che nell'animo ha dimora,

specie quando vien la sera

e io sia un altro, un altro ancora.


Ma difficile è sottrarmi

a questa specie di esercizio

perché so che senza muoia

e prenda piede in me la noia.


29 maggio 2024




Te e il Sole


Sì dissolvono le immagini al tuo viso,

che sento la vita, sento il tuo rumore

fare da cornice attorno al cuore

e dare grazia e luce al mio sorriso.


A dar coraggio ad ogni mio pensiero,

inquietudine e paura, Te e il Sole;

isolati alla mia mente, a serrare le parole,

a render più felice ogni mistero.


Amor che vagabondo 'si m' attrae

alla sua bellezza, al ben più raro

d'ogni terra o mare, e son straniero.


Penso a te sorridere e m'appare

l'esser tuo, ciò che al cuor mi dice, un faro

che guida ai sogni miei l'aver più vero.


22 settembre 2022




Cara mamma


Cara mamma, cosa importa

se la vita poi ci inganna?

Meglio scrivere del niente,

se ti senta tra gli affanni

a contare lì i tuoi anni,

uno ad uno, e andare avanti

per strapparti qui un sorriso

puro e dolce all'improvviso.

Che per te è la mia premura,

tuo è il pensiero di ogni sera,

quando guancia al mio cuscino

penso a quando ti ho vicino,

con la forza del tuo sguardo,

lì a toccarmi nel profondo.

Cosa è mai quello che sento?

lì un momento, mentre intanto

passa il tempo e muove il canto,

con sapienza, via il tormento...


28 maggio 2024



All'orizzonte


Qui dove lo sguardo guarda il mare

è divenuta folle la ragione,

chiusa dentro sè come in prigione,

senza più tacer né tanto amare.


Il sale sarà seccato al sole,

nel calore della terra al cielo,

senza mai saper del nostro gelo,

sprigionando incubi e parole.


Vortici e timori senza fine,

agitano ancor tutta la gente,

senza più un pudor né benedire.


Ma niente è stato scritto oh sire,

il divenir è nella nostra mente,

e l'orizzonte c'è, non ha confine.


26 gennaio 2020



Alla veglia


Troppo presto per svegliarsi ancora

quando sai che il tempo più non passa

ma luce c'è, lì già dalla finestra

mentre stringi a te le tue lenzuola.


Vorresti ancor dar forma ai sogni tuoi,

ritrovarlì lì, in un mar che sa di pace

ma dell'alba già ti segna la sua luce

e ancor non sai dir ben lì ciò che vuoi,


chi sei. Il limite di tutto ciò che fai

al tuo risveglio è lì, ti porta il conto.

Forza allora, ancor più forza ancora,


le tue energie son lì che san che puoi

deciderti alla veglia in un momento

ma lento batte il tempo ogni sua ora.


30 aprile 2024



Bella bambina


Quanto canto trovo in te piccina,

dei giorni in riva al mar bella bambina.

Tanto quanto tutto l'amore e il pianto

il tuo sorriso dolce, il mio rimpianto.


Il lento naufragare in quello sguardo

che amabile e tangibile è il ricordo.

L' essenza che m' accorda il cuor, tu sei,

quel ticchettio che tocca i giorni miei


E tutto par entrar nelle mie stanze,

nel caos delle mie cose ancora il viso

tuo, che seguo lento il mio respiro


andar dove è l'immagine e fragranze

mi portano te ancora e ancora e avviso

il desider che possa e a amar sospiro.



A Roberta


Inorridito da cotanto amore

ad esso mi piego e mi sottraggo.

Lei così distante più non reggo,

che tutto è caos, che trema, al mio dolore.


Orgasmi e malinconico pudore

assalgono ridondando in testa

tra nuvole oramai di cartapesta,

che luoghi sconosciuti già han rumore.


Quieta, la sera, porterà altre ragioni

ma al mattino sogno e è sempre Lei

a fondere e confonder le parole.


Nudo, nella sabbia, aspetto il sole,

che opaco l' universo ha sogni miei,

allor, non più, innamoran ancor stagioni.



Il tempo cuce l'animo invecchiato,

che come un abito si consuma.

Ogni dolore uno strappo,

ogni strappo un dolore.

Mentre l'anima assume sembianze

prima a me sconosciute.

Padrone di niente sento i volti distanti.

Per quanto vicini, proibiti.

Per quanto proibiti, lontani.




Con te al fianco


La mia anima si estende, con te al fianco.

Guardo il sole, ed ha un po' del tuo sorriso,

il cielo, quando il giorno ormai si è acceso

e qualche nuvola il pensier tinge di bianco.


Nell'aria c'è il sapor della tua essenza,

fresco è ogni colore e il mare calmo;

gli alberi, le strade, e Te sei un palmo,

a accompagnarmi, ancor, la tua presenza.


Se questo non è amor che è allor la vita?

quale sorride, adesso e tenta, spera.

Così conforta il cuore mio nel tuo,


che più ora sa cantar, più sente suo,

come ogni stella il cielo quando è sera

e lì, dal sol, la luna è ancor rapita.


8 luglio 2024



Di in certo pregiudizio


Qui, di un certo pregiudizio,

oramai ne ho un preconcetto,

che anche se non l'ho mai detto,

mi appartiene come un vizio.


Lo subisco e mi sta stretto,

che ne scruto ogni difetto,

quasi un po' così per sfizio

se non sono più lo stesso.


Ebben sì, non son perfetto,

cado anch'io qui in certi errori,

ma lo ammetto, sì, è uno sbaglio

dar valore a certi umori.


Squadro anch'io con l'occhio torvo

mentre ascolto con riserbo

quel che sono le espressioni

decadenti o senza gusto.


Meglio finger tutto a posto

allorché sia più ferito

da commenti assai volgari,

da uno sguardo non gradito.


Chiaro sì, non certo è affetto

quel che a volte mostran in tanti,

col disprezzo o ancor battute,

senza chieder mai le scuse.


Ma se cerco di imitarli,

con parole e atteggiamenti,

come loro son tra i tanti

solo il primo dei perdenti.


15 luglio 2024.



Splendido cammino


Splendido cammino è questa vita

dove a tenere banco è il prepotente

sempre lusinghiero, sempre attraente,

fa breccia in tutta quanta Europa Unita.


Spirito cristiano, eppure un po' nazista,

votato dalla massa ed acclamato

dalla sua stessa gente che ha istruito

all'ignoranza della specie, da analista.


Ben presto ne vedremo delle belle,

da farcire con lo spirito umanista,

senza rinunciare mai al sarcasmo.


Non siamo che un puntino dentro al Cosmo,

eppur, dell'Universo alla conquista,

su Marte, sulla Luna e le altre stelle.


10 giugno 2024




Adesso


Vorrei essere al tuo fianco,

estasiato al tuo riposo,

mentre accenni il tuo sorriso

beatamente dentro a un sogno.


Farne parte e senza avviso

scomparire all'improvviso,

per capir se tuo è il bisogno

di cercarmi e quel che senti.


Mentre aspetto che ti svegli,

già è mattino ed io ti aspetto

qui che scrivo, a un angoletto,

per diletto e tu sei a un passo.


Ma non so cercarti adesso

e anche se ti sento addosso,

lascio sia il tuo cuore a farlo

quando e se sarà più giusto.


29 maggio 2024



Ogni pensiero


Del dubbio, si nutre ogni pensiero,

fugace, ma atroce a ogni sospiro

tuo, che il cuore, già non trova pace

e soffoca in un mal, d'amor, la voce.


Grida ha il mio silenzio, e 'l canto,

d'amore intriso ha i versi e vinto,

nel desider che ormai più mi intrattiene

a Te, nel dir che ad or, già m'appartiene


il tuo profumo ancor e il corpo, nudo,

ch'al mio vorrei di incanto, e il fiato,

a sollevar così qui ogni mia pena.


Perdute, le mie mani, la tua schiena,

vorrebbero qui ancora, ancora al lato,

ma aspettano che miri, al cuor, Cupido.


4 giugno 2024



Fluò


Siam nell'oggi e poi nell'indomani,

versi stanchi e affannati e persi,

di noi stessi e di giorni ormai trascorsi,

al guinzaglio legati come cani.


Libere ed effimere le notti in bianco,

son di noi la compagnia nel divenire,

che a farci più paura, in mezzo al mare,

è l'amare ciò che siamo e il suo fluire.


9 gennaio 2021



Al risveglio


Al risveglio, senza alcun motivo,

tristezza al cor mi prende, ed amarezza.

Sarà che abbia perduto ogni bellezza

questa vita, ormai, che a stento io vivo,


nutrito dal silenzio, ogni suo giorno.

Nella mia solitudine ora ha spazio

quest'indifferenza e ancor lo strazio

dell'animo, ch'io più mi guardo attorno.


Altra ragion non vi è qui al mio domani

se non viverlo per scriverlo d'un fiato

quando ancor sarà giunto il momento.


Di rabbia ad or s'è tinto il sentimento

per quanto al mio destino volle il Fato

stretti al cuor quei sogni ormai lontani.


18 giugno 2024