Caravaggio
y el Ecce Homo del
concurso Massimi
llevado
a España
Massimo
Pulini
Traducción
del italiano de Julio Sánchez Mingo
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1.
Michelangelo Merisi,
llamado Caravaggio (aquí atribuido), Ecce
Homo, Madrid,
Subastas Ansorena, 8 de abril de 2021 (Fotografía de Andrea
Ciaroni).
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Estamos
en la logia del sanedrín de Jerusalén, el lugar desde el que los
sacerdotes y consejeros se dirigen al pueblo judío. Encuadrando la
trágica escena que observamos, hay dos sencillos encintados de
piedra que sobresalen, uno de sección circular y el otro de corte
recto. Delimitan
el lado inferior de la pintura, como si se tratara de la balaustrada
de una logia. Un
hombre de larga barba y tocado con un gorro a tazón tiene el codo
apoyado sobre el parapeto y la mirada desviada, mirando hacia el
exterior. Se muestra a la muchedumbre a un arrestado, sufriente e
inmerso en su resignación. El pecho de Jesús está manchado de
sangre y marcado por moratones que afloran bajo la piel. Ha sido
torturado, flagelado, a lo que se añade un escarnio gratuito. Un
pretexto banal ha desencadenado los ultrajes de los vejadores, con la
complacencia del sumo sacerdote, convirtiendo el proceso en un acto
público, según la narración de los Evangelios de Marcos, Mateo y
Juan. Las acusaciones recogían que los secuaces del imputado le
consideraban rey
de los judíos.
Por ello los guardias improvisan una corona, elaborada con ramas de
zarzas provistas de largas espinas. En la mano le han puesto una caña
de río a modo de cetro. La pintura representa el último acto de la
humillación. El
artista sitúa a un joven de expresión sorprendida a espaldas de
Jesús mientras lo arropa con un manto rojo y mira fijamente las
manos del sacerdote en primer plano, que señalan el paño purpúreo.
Intuimos sus palabras pues sabemos que, en aquellos tiempos, ese
color era prerrogativa y símbolo del poder romano, que dominaba y
administraba las tierras de Israel.
Mirad
de cuales atributos hace gala este hombre que es llamado vuestro rey.
En
definitiva, un Ecce
Homo es
mostrado a la multitud a la que se pregunta si prefiere que sea
liberado o que Barrabás, un forajido, lo sea en su lugar. Una
concesión magnánima de una única y excluyente gracia, otorgada por
las celebraciones pascuales.
Para
un pintor italiano de principios del Seiscientos, ésta es, en
esencia, la puesta en escena del relato evangélico. En el proscenio
se exponen tres figuras, algún objeto y dos coordenadas espaciales.
Sin embargo, a esta descripción física hay que incorporar el
profundo sentimiento que debe transmitir el relato de ambiente
nocturno. Aquella existencia humana ha sido elevada a rango divino,
muy por encima de ese papel de rey de los judíos. Pero en el
instante descrito el condenado es el último de los hombres, en manos
de un poder que lo maneja como si fuera un títere, un fantoche
viviente que exhibir a la mofa pública. El pintor interpreta la
respuesta del protagonista a este escarnio
con
un novedoso concepto de la moral, representando una
tristeza melancólica que responde a una fiereza oculta,
absolutamente opuesta a la ruidosa actitud de los denigradores. Pero
no hay gesto alguno en las expresiones de los injustos. El joven
soldado, con la boca abierta, casi experimenta satisfacción por
estar por primera vez en el púlpito. Igualmente, el rostro del
sacerdote no es grosero, a pesar del papel determinante que juega,
según los Evangelios, al dictarse condena. Él incita a la
muchedumbre, pero no es penalizado con ninguna caricatura pictórica.
Como si el autor del cuadro compartiera la compostura de Jesús. Al
artista del siglo XVII no le parece ecuánime imponer un juicio
anticipado, devolviendo las injurias con expresiones grotescas. Creo
que éste es el pensamiento que domina esta obra colosal.
Un
fundamento ético de la representación que no la reduce a venganza y
se limita a mostrar, en el silencio más íntimo, un dolor que sólo
podemos intuir. Este concepto de la pintura sacra, sobrio y
franciscanamente desnudo, constituye el hilo conductor que liga toda
la poética de Michelangelo Merisi de Caravaggio.
Yo,
Michel Ang.lo Merisi de Caravaggio me obligo a pintar all Il.mo
Massimo Massimi por haber sido pagado un cuadro de valor y tamaño
como aquel que ya le hice de la Coronación de Crixto para el
primero de agosto de 1605. Doy fe de que he escrito y suscrito ésta
de mi mano, este día 25 de junio de 1605.
(Nota
hallada por Rossana Barbiellini en 1987 en el archivo de la familia
Massimi en Roma)1.
Michel
Angiolo Merisi de Caravaggio……
A
los señores Masssimi coloreé un Ecce Homo que fue llevado a España.
(Giovanni
Pietro Bellori, Vita
de’ pittori, scultori et architetti moderni,1672)2.
Queriendo
monseñor Massimi un Ecce Homo que le satisficiera, encargó uno a
Passignano, uno a Caravaggio y uno a Cigoli, sin que uno supiera del
otro, los cuales todos al final ejecutados y puestos en parangón (el
de Ludovico Cigoli) gustó
más que los otros, y por ello teniéndolo consigo monseñor mientras
estuvo en Roma, fue después llevado a Florencia y vendido a
Severi.
(Giovan
Battista Cardi Cigoli, 1628)3.
A
un día de marzo de 1607 yo Lodovico de Giambattista Cigoli he
recibido del Noble Señ,r Massimo Massimi escudos veinticinco a buena
cuenta de un cuadro grande compañero de otro de mano del Señ,r
Michelagniolo Caravaggio resto contantes escudos susodicho Giovanni
Massarelli su servidor y a fe mía he escrito esta o. del susodicho
en Roma. Yo Lodovico Cigoli.
(Nota
hallada por Rossana Barbiellini en 1987 en el archivo de la familia
Massimi en Roma)4.
Esta
secuencia de citas es suficiente para mostrar las vicisitudes que
condujeron a la génesis de la pintura inédita que aquí presento
por primera vez y que atribuyo a Michelangelo Merisi. La obra ha
reaparecido con motivo de una subasta de la casa Ansorena prevista
para el jueves 8 de abril de 2021, catalogada como del círculo de José de Ribera y ejecutada al óleo, sobre una tela de 111 x 86 cm5.
Considero
que se trata del famoso cuadro encargado por Massimo Massimi
en 1605 y que el pintor se había comprometido a ejecutar en treinta
y seis días solamente, algo que es posible que cumpliera6. Estoy convencido de que
esa pintura será reconocida como uno de los resultados más intensos
y logrados del artista.
Los
interesados en estas materias están al corriente de que el espacio
del Ecce
Homo Massimi
ya está ocupado por una tela que se conserva en la Galería Cívica
de Palazzo Bianco en Genova7.
Una excelente pintura de características ásperas, aspecto que no
aparece en la obra de Merisi pero sí en la de sus seguidores
sicilianos. En la comarca de Mesina se conservan varias copias de
aquella composición, un cuadro polémico, cuya autoría es rechazada
por distintos especialistas en Caravaggio como Christiansen, Bonsanti
y Van Tuyll. Trataré de explicar por qué, a mi criterio, el Ecce
Homo
de Genova no es el detallado en la colección Massimi y después
enviado
a España,
según testimonio de Bellori.
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2.
Flamenco
caravaggesco operante en Sicilia, Ecce
Homo, Génova,
Museo de Palazzo Bianco.
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Ante
todo, aquellos documentos testimonian que, por lo menos, hubo una
doble adquisición por parte de Massimo Massimi. Es más, una terna
cristológica pasó por su palacio romano de acuerdo con lo escrito
en 1628 por Giovan Battista Cardi en la biografía de su tío, el
pintor florentino Ludovico Cigoli. En ella hace referencia al
concurso convocado por Massimi sobre el tema del Ecce
Homo, en
el que habrían participado, sin que cada uno supiera de los otros,
Caravaggio,
Passignano8 y, por supuesto, Ludovico Cardi, llamado Cigoli. Según el sobrino
biógrafo, resultó vencedor el cuadro de su tío, mientras los otros
dos fueron vendidos a continuación.
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3.
Ludovico
Cardi, llamado Cigoli, Ecce
Homo, Florencia,
Galería Palatina El
hallazgo de los documentos conservados en el archivo de la familia
Massimi desmiente en sus fechas esta fanfarronería familiar de Cardi
sobre el concurso. Es evidente que existe una diferencia de dos años
entre la ejecución de la pintura de Merisi (1605) y el recibo de la
fianza firmado por Cigoli (1607) por un cuadro todavía inconcluso.
En el relato de esta apasionante historia no se ha indicado que, en
el período comprendido entre aquellos dos años, sucedió el hecho
más escandaloso de la época, que rompió la baraja de la partida:
la muerte violenta de Ranuccio Tomassoni, que convirtió al pintor de
moda, de la noche a la mañana, en un asesino.
No
se sabe si entonces Massimi intentó desprenderse de la pintura de
Caravaggio, por oscuros y desconocidos motivos o por no tener en su
residencia la obra de un homicida. Tanto más cuanto aquel cuadro
había sido encargado para representar la condena más injusta de la
humanidad y la mano que lo había creado se había manchado con un
delito. El mensaje corría el riesgo de quedarse sin crédito, perder
la sinceridad que quería demostrar. Además. hay que tener en cuenta
que en 1623 un cercano pariente de nuestro comitente, monseñor
Innocenzo Massimi, fue nombrado nuncio apostólico en Madrid y podría
haber participado en la exportación de la obra a España, aunque,
ciertamente en este caso, no el día después de su realización9.
La
exposición Caravaggio.
Come nascono i capolavori (Florencia-Roma,
1991-1992, a cargo de Mina Gregori)10,
reconstruyó las facetas más complejas de esta historia,
ajustándolas a la pintura de Génova, que era presentada como el
Ecce
Homo Massimi
de Caravaggio. Se sostenía que la teoría de Bellori se debía
interpretar de forma amplia, como si hubiese dicho que la pintura
había sido enviada
a España en España, como
si estuviera hablando de Sicilia, entonces una región de la corona
española. Tengamos muy presente que, como como ya he indicado, en la
isla todavía se conservan copias11 de esa pintura que había sido
encontrada en tierras lígures. Sin
embargo, el hecho de que ahora reaparezca, en el corazón de la
península ibérica, una pintura que satisface por estilo, concepto y
sentimiento lo que el genio desarrolló en su último período
romano, confirma la información de Bellori.
Además
de su emotiva
belleza,
que acerca la novedad española a las más altas cotas del maestro,
la radicalidad espiritual de la obra es mucho más pertinente y muy
superior a la de la pintura de Génova. El cuadro de Palazzo Bianco
está realizado sin tensiones compositivas o torsiones formales,
siempre presentes en Caravaggio, mientras, por el contrario, resultan
un tanto exagerados sus caracteres expresivos. En cambio, en la
pintura de Madrid se plasma físicamente un momento universal,
arrancado de las sombras para obtener la máxima intimidad posible,
de forma similar a lo que sucede en la Conversión
de San Pablo
de Santa Maria del Popolo. La poca luz que desciende en diagonal
desde el impluvio del palacio del Consejo de Israel impacta en el
pecho de Jesús, con el rostro inclinado hacia el hombro izquierdo,
enfatizando los ojos entornados y un sufrimiento que es más
desilusión que ofensa. Entre las dos miradas punzantes dirigidas al
observador, ese apartamiento triste y resignado de Cristo se vuelve
más callado y sincero. También la corporeidad compacta y de breves
líneas de las figuras, de los rostros y de las manos, se encuentra
en las obras romanas de Caravaggio. Cada uno de los actores transmite
un sentido de instintiva familiaridad. En el Ecce
Homo español
se reflejan conocidas presencias.
El
sacerdote en primer plano tiene las mismas características que el
Judas de la Captura
de Cristo
de Dublín y el modelo vivo parecería el mismo empleado en la
primera versión de San
Mateo y el ángel,
destruido en Berlín durante la II Guerra Mundial. El
rostro de Cristo presenta una inclinación y unas tipologías que
aparecen en la Virgen
de los Palafreneros (Roma,
Galería Borghese), igualmente de 1605. Es la misma curva de luz que,
superado el globo del ojo entrecerrado, hace destacar el arranque de
la nariz, a la altura del seno esfenoidal. Más evidente aún es la
semejanza con la faz del David
con la cabeza de Goliat, también
en la Borghese. Habría que detenerse más en la estructura física
de los dos rostros, de Jesús y de David, comparando el corte de la
nariz, para ver como en ambos casos un neto paréntesis cierra el ala
del apéndice nasal o como su punta, tocada por la luz, baja hasta la
subyacente columela. También son iguales la carnosidad de los
labios, el corte de la oreja y el difuminarse de la sombra en la ceja
fruncida. En fin, el joven que queda en sombra al fondo es muy
parecido al Bacchino
malato
y recuerda a la pose del músico de su primera estancia romana.
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4.
Caravaggio, Captura
de Cristo (detalle),
Dublín, Galería Nacional
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No
debería sorprender que la pintura Massimi hubiera sido vendida por
damnatio
memoriae.
Cuando Spadarino fue condenado en 1647 por estafar a la fábrica de
la obra de San Pedro, los frescos que había realizado en el palacio
Pamphilj fueron eliminados para que la cuñada del papa, Camilla
Pamphilj, no los tuviera que ver más12.
Seguramente
no sabremos jamás si Caravaggio mató al hermano de un capitán de
la guardias romanas por motivos fútiles o en legítima defensa, pero
es indiscutible su capacidad para adentrarse en las profundidades del
arte sacro. Visto desde nuestra perspectiva, sólo él alcanzó a
accionar la palanca religiosa de cada una de las iconografías
tratadas. Ningún otro artista interpretó de forma tan radical el
relato evangélico.
Si
lo Verdadero
y lo Sincero
eran las características seleccionadas por el cardenal Paleotti13 para que el arte de finales del Quinientos se reformara y volviera a
la senda del sentido sacro, ciertamente toda la obra de Merisi se
erige en adalid de aquella metamorfosis que evolucionó del
Manierismo a lo Natural, sin detenerse sólo en la componente óptica.
Aquella revolución artística fue, sobre todo, sentimental,
sinceramente espiritual.
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5.
Detalle de la foto 1. Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio (aquí
atribuido). Ecce
Homo,
Madrid, Subastas Ansorena. |
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6.
Caravaggio, San
Mateo (detalle).
Berlín (perdido), Kaiser Friedrich Museum.
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7.
Caravaggio, Virgen
de los Palafreneros, Roma,
Galería Borghese.
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8.
Caravaggio, David
con la cabeza de Goliat. Roma,
Galería Borghese.
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9.
Detalle de la foto 6. Caravaggio, Caravaggio,
Virgen
de los Palafreneros, Roma,
Galería Borghese.
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10.
Detalle de la foto 1. Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio (aquí
atribuido). Ecce
Homo,
Madrid, Subastas Ansorena.
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11.
(Detalle de la fotografía 7) Caravaggio, David
con la cabeza de Goliat.
Roma, Galería Borghese.
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12.
Detalle de la foto 1. Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio (aquí
atribuido). Ecce
Homo,
Madrid, Subastas Ansorena.
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Seguramente
no sabremos jamás si Caravaggio mató al hermano de un capitán de
la guardias romanas por motivos fútiles o en legítima defensa, pero
es indiscutible su capacidad para adentrarse en las profundidades del
arte sacro. Visto desde nuestra perspectiva, sólo él alcanzó a
accionar la palanca religiosa de cada una de las iconografías
tratadas. Ningún otro artista interpretó de forma tan radical el
relato evangélico.
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13.
Caravaggio, Bacchino
malato. Roma,
Galería Borghese.
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14.
Detalle de la foto 1. Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio (aquí
atribuido). Ecce
Homo,
Madrid, Subastas Ansorena.
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Finalmente,
en la seguridad de que se trata de un aspecto crucial que la futura
restauración pondrá ciertamente en evidencia, es posible apreciar a
ojo desnudo una serie de incisiones, de finos surcos que alcanzan la
imprimación de la tela de Madrid y que se repiten en muchas obras de
Merisi. Las principales se perciben en la mano derecha y en el hombro
izquierdo de Cristo. Aunque se ha impuesto la leyenda de que
Caravaggio no dibujaba, siempre he pensado que la presencia de estas
incisiones en tantas telas suyas obedece a la necesidad de fijar la
posición de papeles o cartones preparatorios. La señalada
exposición de 1991-1992 de Florencia y Roma mostraba estudios sobre
el proceso creativo de Caravaggio y admitía que en el Ecce
Homo genovés
no aparecen esas señales. Por cortesía de Andrea Ciaroni,
reproduzco algunas fotos del nuevo Ecce
Homo,
captadas en la sala de subastas madrileña con luz rasante, donde se
aprecian finos surcos de marcas, situados en algunos fragmentos
nodales.
Lo
excepcional del hallazgo, y la desconocida presencia de la pintura en
España durante siglos, suscitan preguntas que se tratará de
responder tras el remate de la subasta14.
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15.
Detalle de la foto 1. Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio (aquí
atribuido). Ecce
Homo.
Madrid, Subastas Ansorena. 8 de abril de 2021 (Foto de Andrea
Ciaroni).
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16.
Detalle de la foto 1. Michelangelo Merisi, llamado Caravaggio (aquí
atribuido). Ecce
Homo.
Madrid, Subastas Ansorena. 8 de abril de 2021 (Foto de Andrea
Ciaroni).
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Queda
mucho por decir, especialmente sobre el legado transmitido a artistas
de su época y de generaciones posteriores por Caravaggio. Ello nos
ayudaría a conocer mejor el tiempo de permanencia en Roma de la obra
de Merisi.
Haciendo
un rápido repaso, podemos colegir que esta nueva
composición del artista fue posiblemente conocida por Domenico
Fetti, sabiendo que su Ecce
Homo,
ahora en los Uffizi, es de 1618. También el mismo tema de Brera,
pintado a mitad de siglo, ofrece similitudes. Es obra del genovés
Orazio De Ferrari, que podría haber visto el lienzo cuando ya estaba
en territorio español. La expresión del rostro del joven, que
también en ese caso está situado a espaldas de Cristo, es una
evidente mención a la pintura ahora presentada, si bien el
movimiento de sorpresa se transforma en una expresión casi dolorosa.
Montiano,
31 de marzo de 2021
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17.
Domenico Fetti, Ecce
Homo, (1618),
Florencia, Uffizi.
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18.
Orazio De Ferrari, Ecce
Homo, (1645
a.). Milán, Brera.
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NOTAS Y AGRADECIMIENTO
1
Rossana Barbiellini Amidei, Io Michelangelo Merisi da Caravaggio.
Ancora a Palazzo Massimo en Art e Dossier 1987, 18,
pag. 14-15, donde hizo públicas dos notas manuscritas, una de
Caravaggio (fechada 25 de junio de 1605) y otra de Cigoli (de marzo
de 1607), descubiertas en el archivo de la familia Massimi en Roma.
Ese feliz hallazgo cambió la percepción sobre aquella hipotética
competición, aportando elementos que han dado pábulo a la teoría
de un reemplazo de la obra de Merisi.
2
G. P. Bellori, Le vite de’ pittori, scultori e architetti
moderni, Roma 1672, pag. 207-208, edición a cargo de E. Borea
con prefacio de G. Previtali, Turín, 1976.
3
G.B. Cardi Cigoli, Vita di Ludovico Cardi Cigoli, 1559-1613, pag.
37-38; edición a cargo de G. Battelli y K.H. Busse, San Miniato,
1913.
4
Ver nota n. 1.
5
La pintura, considerada una obra del taller de Ribera, se presenta a
subasta sin una restauración reciente, oxidada en gran parte, con
desprendimientos de la capa pictórica y pequeñas zonas de repintes.
La tela, que mide 111 x 86 cm, tiene unas dimensiones menores que la
obra de Cigoli (175 x 135 cm), que se expone en la Galería Palatina
de Florencia, y que la Coronación de
espinas, atribuida a Caravaggio (178 x
125 cm) e identificada por algunos como la obra que pertenecía
originalmente a Massimo Massimi. No se debe rechazar la posibilidad
de que el lienzo madrileño haya sido recortado y que en su día
mostrara una parte más amplia de la balaustrada y del espacio que
rodea las figuras.
6
En el lapso de tiempo entre el 25
de junio y el 1 de agosto de 1605, dos incidentes llevaron a
Michelangelo Merisi a la cárcel, sólo unos pocos días.
El 19 de julio fue encarcelado por haber
dañado la puerta de dos mujeres (Isabella
y Laura). El 29
de julio agredió a Mariano Pasqualone por asuntos relacionados con
una tal Lena. Es difícil que pudiera mantener su compromiso con
Massimi, aunque
no se puede refutar. Está documentado que
el pintor se encontraba en Génova entre el 6 y el 17 de agosto, al
vencimiento del contrato (ver
Francesca Cappelletti, Caravaggio sugli
altari, tra ‘naturale’ e sacro
en
L’Eterno
e il Tempo. Tra Michelangelo e Caravaggio,
catálogo de
la exposición de
Forlí,
2018, pag. 153).
7
Genova, Galería Civica de Palazzo Bianco,
óleo sobre tela, 128 x 103 cm. Reconocida como original de
Caravaggio por Roberto Longhi en1954 (L’Ecce
Homo del Caravaggio a Genova, en
Paragone
51, pág. 3-14). Esta atribución ha sido posteriormente rechazada
por varios estudiosos. Para las vicisitudes relativas a esta pintura,
se remite al catálogo de la exposición Caravaggio.
Come nascono i capolavori, Florencia-
Roma 1991- 1992, pág. 248-261, a cargo de Mina Gregori. Creo que
esta obra muestra detalles característicos del estilo del período
siciliano de Caravaggio y que pertenezca, por su composición y
ejecución, a algún seguidor suyo, posiblemente flamenco, operante
en la isla en torno a 1620.
8
La pintura de Domenico Cresti,
llamado el Passignano, no ha sido jamás identificada.
9
Para esta hipótesis ver M. Gregori, op.
cit. 1991-1992, p. 249.
10
Gregori, op. cit.
1991-1992, ver nota n. 7.
11
La más conocida de las pinturas de esta temática obra de un
seguidor de Merisi es la atribuida a Alonzo Rodriguez, conservada en
el Museo de Messina, que proviene de la iglesia de San Andrés
Avellino de la misma ciudad. Algunas colecciones privadas sicilianas
poseen otras creaciones de similares características.
12
Ver M. Pulini, Lo
Spadarino tra damnatio memoriae e riscoperta,
en
Storia dell’Arte
2007, n. 118, pag..
31-44.
13
Gabriele Paleotti, Discorso intorno alle
immagini sacre e profane…, 1582. Tras
haber intervenido en el Concilio de Trento, el cardenal boloñés
Gabriele Paleotti publicó en 1582 un extenso estudio sobre el estado
del Arte, criticando con severidad el alcance del Manierismo y
estableciendo directrices para una reforma de las corrientes
artísticas, con el objeto de que recuperaran lo Verdadero
y lo Sincero.
Este mensaje lo asumieron pintores
como Annibale Carracci y Michelangelo Merisi, Caravaggio, que se
convirtieron en los adalides de aquella revolución de ideas.
14
Nota del editor. La pieza fue retirada de la subasta, por acuerdo de
sus propietarios y Ansorena, en vísperas de la puja.
Por
cortesía del profesor Massimo Pulini, catedrático de Pintura y Artes Visuales de la
Academia de Bellas Artes de Bolonia. Texto original en italiano
publicado en www.aboutartonline.com.