25 noviembre 2022

Mis ferreteras

Julio Sánchez Mingo


Cierra la ferretería del barrio, mi ferretería, la ferretería de las hermanas Molina, en Doctor Esquerdo.

El goteo de clausuras de tiendas tradicionales en Madrid es imparable. La ciudad va perdiendo su identidad, su esencia, se altera su paisaje urbano, y, sin darnos cuenta, de la noche a la mañana, nos encontramos en un espacio desconocido, donde reaperturas y cierres se suceden a velocidad de vértigo, con un saldo negativo: cada vez hay más espacios vacíos, disponibles. Con ello, poco a poco, se va yendo algo de nosotros mismos. Son acontecimientos que nos golpean, dolorosos en ocasiones y algunos nos tocan muy de cerca. El año pasado tuvo que bajar la persiana Casa Alsina, que empezó como una pequeña fábrica de medallas y se convirtió en unos de los lugares de referencia en España para comprar ornamentos, artículos y objetos religiosos, con producción propia y talleres de imaginería y orfebrería. Lo fundó mi bisabuelo José Alsina Mascibí, un emprendedor de origen catalán, el padre de mi abuela materna, donde ella trabajó hasta casarse. El negocio se estableció primero en la calle de Toledo y después, en 1886, se trasladó a Bordadores, frente a la portada de la fachada principal en desuso, se entra por Arenal de la iglesia de San Ginés.

Tres factores son los que fomentan la pérdida de nuestro comercio tradicional: las jubilaciones sin reemplazo familiar, la compra por Internet y los alquileres de los locales que poco a poco se han ido poniendo por las nubes. Por estas razones sólo se abren bares y otros establecimientos de hostelería, que son negocios de mucho margen, alta rotación, stocks de un día y personal nada calificado con salarios de miseria, a pesar de lo cual, muchos de ellos duran menos que un caramelo a la puerta de un colegio.

En Narváez también desaparece, por jubilación, la ferretería del mismo nombre, Azucena abandonó hace poco su, más que tienda, chiscón de venta de material y ropa de montaña y los escaparates de La Comercial Narváez, una acreditada carnicería y charcutería, dejaron este otoño de ofrecernos sus exquisitas viandas y su cerramiento muestra cada amanecer una pintada más. El barrio se ha ido desfigurando y perdiendo su carácter a una velocidad pasmosa, sin que nos diéramos cuenta: mercerías, cristalerías, jugueterías, tiendas de variantes, de golosinas, librerías, unoa billares, alguna pastelería, mantequerías, charcuterías, comercios de toda la vida ya no existen. Hasta lo bazares chinos, un clásico moderno de nuestras ciudades, cierran y el mercado de Ibiza agoniza a duras penas, con puestos cerrados, otros dedicados a bares y la mitad de su espacio ocupado por un anodino supermercado y un lánguido centro cultural municipal, que no abre por las tardes.

Las tres hermanas Molina, cordiales, afables, de la vieja escuela, más listas que el hambre, con su sempiterno guardapolvo azul, con el oficio bien aprendido, excelentes profesionales, lo dejan por jubilación. Su padre abrió el negocio en 1953, al poco de terminarse de construir el bloque de la manzana que también da a Ibiza, Antonio Arias y Sainz de Baranda, donde vivieron mis queridos amigos y compañeros Pachy, Begoña y Jesusito. En su ferretería se encuentra dentro de poco diremos se encontraba de todo. Y si algo no lo tienen, te indican donde poder adquirirlo, con lo que una visita a su establecimiento siempre es fructífera. Son absolutamente analógicas. Las cuentas las hacen en un papel cualquiera. Ahora que me voy a meter en reformas, ¿dónde acudiré? ¿A un hiper o a una gran superficie especializada, donde todo se comercializa en blister y los dependientes, más bien reponedores, son casi siempre personal de paso, sin estabilidad profesional? Para muchísimos artículos la compra en línea es inviable y cara.

Hace pocos días pasamos por delante de su escaparate y comenté que está lleno de polvo de años. Mi acompañante me replicó: ¿Para qué lo van a limpiar, si tienen de todo, de calidad, no son careras y son tan amables?

¿Hasta cuándo os quedáis? ―pregunté el martes pasado a María, la mayor de las tres hermanas.

Hasta que llegue uno con la mandanga ―me respondió castizamente.

18 noviembre 2022

La sanidad madrileña: ¿un chiste de Gila?

Julio Sánchez Mingo

Mi reconocimiento a los profesionales de la salud

 



En la región de Madrid, la derecha gobernante y los medios de comunicación afines están afrontando, en clave absolutamente política y preelectoral, el descontento y el hartazgo de los pacientes y el personal facultativo por la mediocre asistencia sanitaria que se otorga, con una carencia sangrante de medios humanos y materiales. Como si las quejas y la respuesta de la ciudadanía y de los profesionales médicos respondieran a una campaña bien orquestada de los partidos de izquierdas para erosionar a la formación en el poder de cara a las cercanas elecciones. La oposición se limita a subirse a la ola de indignación y malestar existentes y aprovechar el viento a favor que la deplorable situación le brinda. Se lo han puesto en bandeja de plata. Los responsables gubernamentales, desde su torre de marfil, y aupados por una infinita soberbia, no quieren reconocer que hay un problema muy grave que hay que solucionar, que es la comidilla de todas las conversaciones de la calle. Es raro que cada cual no hable de su negativa experiencia personal en cuanto a listas de espera exasperantes e infinitas o masificación imperdonable, o se sepa de médicos desbordados, maltratados y peor pagados, centros de urgencias abandonados a su suerte, sin personal, lo que se traduce en una mayor presión sobre los hospitales y en frustración y desesperación de los usuarios. El otro día una endocrinóloga de un gran hospital se nos lamentó abruptamente del disparatado plazo de demora para una prueba diagnóstica. Nuestros actuales gestores públicos son tan necios que insultan y se enfrentan a los de la bata blanca, el entramado sobre el que se sustenta todo el sistema de atención para la salud. No han aprendido la lección de Andalucía, donde los partidos de izquierda fueron desbancados por su mala gestión de la sanidad pública. Tampoco se dan cuenta de que si ésta mejorara de forma notable se obligaría a su mimada sanidad privada a mejorar hasta la excelencia para no verse falta de clientes. Ahora hay, con una población de más de seis millones de personas, dos millones y medios de usuarios de seguros médicos, muchos de los cuales pertenecen al mutualismo administrativo. Los usuarios privados, mayoritarios, pagan, en cierto modo, dos veces por su asistencia médica. Una de forma obligada vía impuestos y la otra, voluntariamente, satisfaciendo su cuota a la compañía de turno. Incluso, a veces, con un plus, como un vecino y amigo que desembolsó 24.000 euros a principio de este año por una válvula cardíaca mecánica, dispositivo que en general no está incluido en las igualas médicas. Algo que no tiene mucho sentido y que se justifica por el objetivo de evitar listas de espera y por el mejor nivel hostelero de los hospitales privados, aunque la asistencia sanitaria de estos sea muchas veces exigua, como he podido comprobar en el caso de algunos amigos sometidos a intervenciones quirúrgicas. De hecho la mayoría de la gente dice: “Yo, si tengo algo gordo, me voy a la pública”. Florentino Pérez, multimillonario, empresario de la construcción de gran éxito, propietario del 13% de ACS, presidente del Real Madrid, fue operado hace pocas semanas de un nódulo pulmonar en un hospital público de la periferia de la capital.

En la presidencia del gobierno regional y en la consejería de Sanidad están tan desnortados que se dedican, como ya he dicho, a desprestigiar a los profesionales sanitarios —lo que incluso censura Martínez-Sellés, el presidente del Colegio de Médicos de Madrid, un cardiólogo de reconocido perfil ultraconservador, acusar de boicot y conspiración a la oposición y atacar al gobierno central con argumentos peregrinos, improvisar continuamente, en lugar de solucionar la delicada realidad presente. Esta semana, hasta su apoyo parlamentario de extrema derecha se ha desligado de ellos en lo relativo a la gestión de la actual crisis sanitaria. Como un buen sabueso, ya olfatean urnas y papeletas.

Estamos llegando a situaciones esperpénticas, de sainete o vodevil, como si se tratara de un chiste de Gila o de uno de los grandes inventos de TBO. Esas mentes pensantes tan brillantes pretenden que la atención sanitaria de urgencias se preste mediante videoconferencia, sin ver, ni auscultar ni palpar al paciente. La difteria empieza cursando con dolor de garganta y fiebre, como un enfriamiento. Gracias al ojo clínico de mi pediatra, que me exploró correctamente, hoy puedo dirigirme a mis queridos lectores. Recuerdo la angustia de mis padres aguardando la llegada a casa del analista para tomarme una muestra, su desasosegante espera hasta que les llamó por teléfono confirmando el diagnóstico del terrorífico garrotillo, como mi padre salió corriendo a la farmacia a por la correspondiente antitoxina y como transcurrió aquella larga noche de fiebre muy alta y pesadillas, con ellos dos a mi lado, sin abandonarme un momento. Una muestra de que no se puede jugar con la salud de las personas trasteando con Zoom, o cualquier otro sistema, que muchos profesionales no saben ni instalar ni manejar, especialmente en momentos de gran tensión. Tengamos claro que muchos mayores no aciertan siquiera a seleccionar opciones en el teclado de un teléfono.

 

Desarrollar un potente sistema de salud pública es una de las mejores inversiones que puede realizar una sociedad y, por ende, su administración. Crea riqueza, puestos de trabajo para, en su mayoría, personal cualificado con lo que ello arrastra en lo relativo a educación y formación, favorece la investigación y el desarrollo tecnológico, la producción, fabricación y comercialización de equipamiento sofisticado y, lo más importante, satisface las necesidades de una ciudadanía que así puede vivir más años y en mejores condiciones. Pero en el caserón que los castizos llaman Gobernación, ahora denominado de manera pomposa y aduladora Real Casa de Correos, en alusión al uso que tuvo parcialmente hace siglos, no se caracterizan por su clarividencia, sensatez y buena gestión, y prefieren desarrollar un negocio privado que funge de sanguijuela de la sanidad pública y que come de sus migajas y carencias, cada vez más acusadas, en un proceso dirigido por ellos mismos, aquellos que se deberían preocupar por el bien común.

El mundo lo mueven dos cosas: el miedo y la palabra. Por ello, juzgamos a los políticos y gobernantes por la imagen que proyectan y por lo que dicen, aunque sean barbaridades, no por lo que hacen y los resultados que obtienen. El sentido común suele brillar por su ausencia a la hora de votar, que se hace de forma absolutamente visceral, tirando muchas veces piedras contra el propio tejado. Hay politólogos que saben manejar muy bien esas dos potentes herramientas y aprovechar, además, el egoísmo e individualismo del ser humano. La tribu unida y bien dirigida conquista el mundo.

Raúl Alfonsín, presidente de Argentina tras las dictaduras militares, decía que con la democracia se come, se cura y se educa. Los neoliberales sólo propugnan que se respete el orden y la seguridad personal y que el mercado se desarrolle sin regulaciones, por encima de las libertades y las necesidades individuales, aunque millones de personas sufran y pasen hambre y calamidades. Yo añado que para comer, curar y educar hay que pagar impuestos.

11 noviembre 2022

Solicite cita previa

Julio Sánchez Mingo

 


Siempre que acudía a una dependencia oficial para realizar una gestión, Mariano José de Larra era acogido con la frase “Vuelva usted mañana” que inmortalizó en el homónimo artículo publicado en enero de 1833, en Madrid, en el número 11 de El Pobrecito Hablador. Revista Satírica de Costumbres el bachiller don Juan Pérez de Munguía (uno de los seudónimos con los que firmaba sus escritos). En breve hará la friolera de ciento noventa años. Lamentablemente, a pesar del tiempo transcurrido, de los avances tecnológicos que se han ido sucediendo, la historia se repite. Ahora nadie nos recibe con la frasecita de marras, pero en todas partes nos dicen, informan o aparece un cartel con la fatídica expresión Solicite cita previa. Para realizar cualquier papeleo, aunque sea el más trivial, nos obligan a pedir cita previa, algo que prolonga cualquier procedimiento una infinitud. En diciembre de 2019, en el consulado de España en Ciudad de México, la espera para una simple renovación de pasaporte se dilataba más de seis meses y la inscripción de un recién nacido tres semanas. Casi un mes con un niño inexistente para la sociedad, ¡qué irresponsabilidad institucional!

En muchas ocasiones, obtener una cita previa es una heroicidad, pues hay cupos limitados. Pregunten a los usuarios del Servicio Público de Empleo Estatal, el inaccesible SEPE.

Por otra parte, trámites sencillos que podrían hacerse fácimente por teléfono o Internet, como pedir la tarjeta de mayores del ayuntamiento de Madrid, han de realizarse por fuerza de forma presencial ¡solicitando cita previa!

¿Por qué motivo se ha extendido tanto este diabólico sistema? ¿Incompetencia de los responsables de las administraciones públicas, mala planificación, falta de personal, falta de medios, mala organización? ¿Voluntad de eliminar moscones indeseados? ¿No es ofensivo, una tomadura de pelo, que tras días de espera con cita previa asignada, un funcionario cruzado de brazos te atienda denotando, que eres el primero en serlo en un buen rato, y que no hay nadie detrás aguardando, ¡para una diligencia de un minuto!? Situación que he sufrido en los últimos tiempos en la Secretaría General del Tesoro, en el paseo del Prado, y en el registro de la Consejería de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid, de la calle Ramírez de Prado. Eso sí, en la puerta siempre los consabidos vigilantes de seguridad de actitud desabrida: ¿Qué quiere?, ante los que hay que explicarse, para pasar a continuación por la radiación electromagnética del arco detector de metales, depositando previamente llaves, monedas y teléfono móvil en el escáner de turno, que funciona con rayos X.

Desde luego todo ello manifiesta una falta absoluta de respeto al ciudadano, al cliente, al que nunca se trata de facilitar la vida. También muestra un tanto de prepotencia institucional.

Ahora que tanto se habla de la baja productividad del país frente a los socios europeos, ¿ninguna lúcida mente pensante, de esas que tanto abundan en las cúpulas de gobierno, se ha parado a pensar el dinero que se pierde por los retrasos acumulados y el tiempo desperdiciado en cualquier nimia formalidad, con lo que todo ello detrae al PIB?

El sistema es tan perverso que muchas veces el interesado no se presenta a una cita concertada con anterioridad, lo que redunda en una colosal demora para otras personas que han de aguardar lo indecible.

Ciento noventa años después, a pesar de los avances tecnológicos, de las bases de datos interconectadas, de unos sistemas de comunicación y de transporte mucho más eficientes, ¡seguimos igual!


PD. Lo previo, en puridad, es la solicitud, no la cita. Decir solicitud de cita previa no es muy correcto.

04 noviembre 2022

Convocatoria del VII Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid


Se convoca el VII Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid, con arreglo a las siguientes bases:

1.- Podrán concurrir todas las personas que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad, con un solo trabajo.

2.- Los escritos presentados deberán reunir las siguientes condiciones:

a) Estar redactados en español. 

b) Ser originales e inéditos.

c) No haber sido premiados ni estar participando en ningún otro certamen.

d) Tener una extensión mínima de 1.800 caracteres y máxima de 10.000.

e) Tema: libre.

f) Género: narrativa, divulgación u opinión, a elección del creador.

g) El autor premiado en la VI edición, celebrada en 2022, no podrá presentarse a esta convocatoria, siendo invitado a colaborar en la misma como miembro del jurado.

3.- Los originales se remitirán por correo electrónico en formato pdf antes de las 24:00, hora de Madrid, del miércoles 15 de marzo de 2023.
Para ello se enviará un mensaje a la dirección
diariodemadrid@yahoo.com, con la mención en el asunto VII Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid, que incluya un fichero pdf conteniendo exclusivamente el trabajo presentado a concurso y otro archivo pdf donde deberán constar los siguientes datos: nombre y apellidos, nacionalidad, domicilio, teléfono y dirección de correo electrónico del creador, título del escrito, así como una declaración de su autoría y de satisfacer las condiciones de estas bases. Los menores de edad deberán, además, remitir el consentimiento de sus padres o tutores para poder participar.

4.- El editor de jsanchezmingo.blogspot.com designará el jurado, que estará compuesto por un mínimo de nueve personas y realizará la elección final de la obra ganadora.

5.- Antes del 15 de junio de 2023 se publicará el fallo del jurado en jsanchezmingo.blogspot.com. Previamente será comunicado simultáneamente por teléfono y correo electrónico al autor vencedor, en cuyo momento se le informará también del lugar de entrega del correspondiente trofeo, una obra de un acreditado artista plástico.
El trabajo ganador será publicado en
jsanchezmingo.blogspot.com en los días sucesivos, no devengando su autor derechos por este motivo.

6.- El premio no podrá declararse desierto. La decisión del jurado será inapelable.

7.- No se mantendrá correspondencia con los autores de los trabajos presentados desde la publicación de la convocatoria hasta después del fallo del jurado, excepto para la aclaración de cuestiones relativas a estas bases o a la correcta recepción de los trabajos presentados a concurso. La resolución de todas las cuestiones que puedan surgir o plantearse sobre este certamen son de exclusiva competencia del editor de jsanchezmingo.blogspot.com en calidad de convocante.

8.- La participación en este concurso implica el conocimiento y aceptación de las bases que lo regulan, así como el acatamiento de cuantas decisiones adopte el editor de
jsanchezmingo.blogspot.com en lo relativo a su interpretación y aplicación.

Madrid, noviembre de 2022

Diario de Madrid, el blog de Julio Sánchez Mingo

jsanchezmingo.blogspot.com