22 marzo 2024

La dignidad ante la muerte

Julio Sánchez Mingo



Antonio, un napolitano de cincuenta años, un hombre guapo, moreno y atractivo, ingresa en el quirófano para ser intervenido de un cáncer con metástasis múltiples. A la vista de su situación, en un estadio previo a la agonía, con los ojos amarillos tirando a marrones por la ictericia, el cirujano consulta con el anestesiólogo si cree oportuno operarle, dado que no le considera ni en condiciones de afrontar semejante agresión física, ni viable clínicamente. El facultativo especialista en narcóticos, sedantes, adormecedores y reanimación, se ofrece a hablar con Nataliya, la esposa del paciente. Es una bella ucraniana, de unos cuarenta años. Se la ve muy enamorada del marido. No tienen hijos. Enseguida ella comprende la triste e implacable tesitura. Acepta con dignidad y temple que el enfermo ya no tiene futuro y consiente que no sea intervenido y se apresta a comunicarle la dura y cruda realidad, que él también asume de inmediato. Dirigiéndose a su mujer, dice: "Anda, vámonos a casa".

A pesar de sus cuarenta y tres años de experiencia profesional como médico anestesista, nuestro galeno abandona el hospital al final de su jornada que se ha visto lamentablemente muy acortada muy conmovido.

PD. Salvo el nombre de los dos protagonistas, ésta es una historia real, de esta misma semana.


 

16 marzo 2024

Dos o tres y otros presuntos poemas

Roberto Omar Román

 



Dos o tres

Dos o tres no es mucho,

en verdad

Nunca necesité mucho,

en verdad

No más de dos amigos para el póquer

nunca más de tres sillas en el comedor

no más de dos botellas de tequila para emborrachar

nunca más de tres gritos para intimidar

no más de dos trampas para ganar

¿Se necesitan más de tres palabras para decir no te amo?

¿Más de tres arrugas no denotan vejez?

En verdad

cuatro alfileres pesan una tonelada

cuatro perros constituyen una jauría

cuatro libros conforman una biblioteca

Dos o tres no es mucho,

en verdad

y yo soy un cuádruple abusivo:

escribí estas veintidós líneas,

sin saber si logré un poema,

o al menos que a dos o tres gusten

en verdad.

 

Así

A veces, cuando pienso

pienso que no soy yo; así, en presente, así, en primera persona

pienso que fui él; así, en pasado, así, en tercera persona

También creo, cuando creo

que nadie creerá en mí ni en él; así, en futuro, así, en indefinida persona

Entonces, así o así no

prefiero estar; así, cuando estar prefiero

pensando pensar y creyendo creer

ser un poema que poema este poema.


Juego

En el parque está la tarde, está el columpio, está el silencio

El juego no está, el niño no está, la mamá del niño no está

Como el parque no soporta la quietud

el aire se columpia, y lleva

un beso a la mamá del niño

y un juguete al niño, dormido entre nubes.

En la semana del XX aniversario

Agli eroi dell'11 marzo a Madrid

Julio Sánchez Mingo

A Martín Carrión Bellido, con affetto

Alzatevi fratelli e sciogliete le catene che li legano all'odio, l'egoismo, l'aporofobia, la bugia, l'ignoranza, il fanatismo, il terrore, la menzogna, l'intossicazione, gli interessi spuri, la xenofobia, affinché il sacrificio loro non sia stato vano.

E perdonate, fratelli, coloro che sono ancora più disgraziati e poveri di voi, vittime del sistema, sebbene il vostro infinito dolore vi annebbi ogni ragione.

Quando tutti, sulla montagna bianca e splendente, ci ritroveremo, la giustizia e l'amore trionferanno.

08 marzo 2024

Atleti-Madrid, un derby copero en el Metropolitano

Julio Sánchez Mingo


A mis queridos Carlos Aguado y Alvarito Sacristán, atléticos de pro



A mediados de enero pasado, un familiar mío muy estrecho, que vive y trabaja en México en una gran entidad española, estuvo de viaje de negocios en Roma y Madrid con un compañero de trabajo y un empresario mexicano de campanillas, un multimillonario con acceso directo a los círculos de poder de aquel país. Éste tenía ganas de asistir en España a algún partido de fútbol de alto nivel.

Y se presentó la ocasión que ni pintada, pues el jueves 18 de ese mes jugaban el Atleti y el Madrid en el Metropolitano, en octavos de final de Copa. Antes de viajar a Europa sacaron entradas por Internet para los tres. Como querían disfrutar del ambiente, adquirieron unas localidades bien situadas entre el público general, que les costaron una millonada. Nada de butacas o palcos VIP, por los que se paga un riñón, la visibilidad suele ser peor y el único valor añadido son los refrescos y canapés que sirven unas azafatas, que son única y exclusivamente mujeres jóvenes ¿Por qué será?

La tarde del partido cada uno de ellos acudió por sus propios medios. Mi allegado, muy señoritingo él, tomó un taxi para acercarse al estadio que tiene boca de metro—. Pero a un kilómetro de su destino, a la vista del atasco que había, lo dejó y echó a andar. Quedó asombrado al ver que las inmediaciones del recinto deportivo estaban ocupadas por un multitudinario botellón colectivo. Templadito tendría que estar después el clima en la grada.

Cuando arrancó el juego, los seguidores de los colchoneros —el equipo local—, mayoritarios en las tribunas, chillaban y pitaban a los jugadores rivales cada vez que tocaban la pelota, algo normal que forma parte de la diversión. Pero su pasmo fue a más cuando observó que si un aficionado cualquiera tímidamente aplaudía o intentaba animar a los merengues, era silenciado, increpado, insultado, abucheado y objeto de una violencia gestual inadmisible. Era acosado y casi se llegaba a la agresión física, creándose un auténtico estado de terror. Ellos pasaron miedo. Estos hechos son conocidos por los dirigentes futbolísticos, que los toleran y, casi me atrevería a decir, que los fomentan.

En el descanso tocaba visitar al señor Roca. Y ahí fue el acabose. Un mar de orines inundaba el suelo de los servicios. ¿A qué sería debida tan poca puntería? ¿A la emoción y la euforia por asistir al derby copero? ¿A la lógica tensión producida por los lances del juego? ¿A la ingesta previa de bebidas alcohólicas? ¿O es que en esta bendita Madrid somos unos cerdos?

Así me lo contaron.


PD. Añade el escritor Roberto O. R. desde Toluca de Lerdo: “No conocía el coloquialismo visitar al señor Roca, que es el inicuo y saludable acto de ir a descargar la vejiga. Sin embargo, en los estadios de fútbol en México hay una práctica aún más pestilente y troglodita ejercida por algunos barbajanes, seudoaficionados y mediocres, quienes, ubicados en las gradas superiores, de tercera clase, mean en los vasos donde han bebido cerveza y los arrojan a diestra y siniestra a los espectadores de las gradas de abajo, generalmente con muy buena puntería”. Y corrobora Eugenio B. desde Ciudad de México: “Se suele avisar con el grito de: ¡Ahí va el agua de riñón!". Me contaba mi padre que en su barrio, en el cine de la Flor, en los bulevares, en Alberto Aguilera 4, los chavales miccionaban desde sus localidades de entresuelo sobre los espectadores del patio de butacas. Como he leído a algún cronista de la ciudad, era un local infecto con permanente olor a urinarios. Fue construido en 1928 con diseño de Luis Gutiérrez Soto y reformado integralmente en 1961, cuando cambió su nombre a cine Conde Duque.

 

El cine de la Flor desde la glorieta de San Bernardo, ahora de Ruiz Giménez, al poco de ser inaugurado en 1928.




Multicines Verdi Conde Duque Alberto Aguilera, en la actualidad.

 

 

01 marzo 2024


Tristeza, dolor e impotencia 

Julio Sánchez Mingo

 

David Gallie: Hospital abandonado.
 

El otro día llamé a mi buen amigo Ugo para consultarle cual le parecía el mejor título de tres para un artículo cuyo texto yo acababa de terminar.

Era la hora de la cena. Me dijo que estaba bastante cansado. Había tenido una jornada laboral larga y extenuante, incluida la operación practicada a una señora de ochenta y cuatro años para extirparle un cáncer de páncreas, que se había prolongado ocho horas. Me contó que tras la intervención le asaltaron tribulaciones morales sobre lo injusto que podía ser invertir tantos recursos de todo tipo en una persona que ya ha vivido mucho, cuyo futuro clínico es incierto dado el pronóstico médico, a pesar del éxito de la cirugía, mientras se bombardea a los niños de Gaza, a los que se ha negado un futuro. Y mueren miles de ellos, algunos ya por inanición, que son los que tendrían que recibir nuestras inyecciones de ayuda económica. De nosotros solo reciben conmiseración.

Ugo, no sufras por ello, infinitamente más frívolo es quemar dinero en diversiones que no suelen crear mucha riqueza. Los bares y restaurantes de Madrid están llenos y, cuanto más caros son, más éxito tienen. Tu esfuerzo, dedicación y continuo aprendizaje, así como la utilización de últimas tecnologías, os permitirán a tus compañeros y a ti salvar la vida pasado mañana a un chaval con toda la vida por delante. Hasta, azares del destino, podrá ser una criatura palestina evacuada.

Siempre me pregunto de qué pasta están hechos los Putin, Netanyahu, Biden y tantos otros que no tienen escrúpulos en enviar la muerte, la desolación, la ruina, el sufrimiento contra pobre gente cuya vida es el trabajo y la familia. Tras ver las imágenes de las morgues palestinas llenas de cadáveres de críos, ¿dormirán por la noche? ¿En qué pensarán? ¿No les remuerde la conciencia, si es que la tienen? Se hiela el alma al ver el documental Los soldados del tanque 27 (1). Y meditas y tratas de comprender qué mueve a esos gerifaltes a exportar tanto dolor y desperdiciar el dinero de sus súbditos —sí súbditos— en el desarrollo, producción y uso de armas: ¿La soberbia, el poder, las riquezas, los intereses económicos de negociantes e industriales para los que en el fondo es lo mismo vender un misil que un fármaco contra la leucemia, ya que su único objetivo es el dividendo?

Esos mismos mandamases se entretienen en ir lavando el cerebro con mensajes populistas y demagógicos a mucha gente, de poco criterio, primaria, mucha de ella muy ignorante, que les termina apoyando. Incluso los más exaltados se alistan para ir a matar. Esos manipuladores son capaces de extraer lo peor del alma y de la condición humana. Como la de esos soldados israelíes que disfrutan haciendo el mal, e incluso brindan por ello, como se puede comprobar en los vídeos difundidos por The New York Times en un artículo publicado recientemente, Lo que revelan los videos de soldados israelíes: burlas y destrucción, que ofrezco en español.

Para más inri, el veneno del nacionalismo, de la pertenencia al grupo, ya sea étnico, lingüístico, religioso, de cualquier tipo, que tanto fomentan esos dirigentes, como han hecho otros muchos a lo largo de la historia, todo lo emponzoña.

De lo que no tenemos imágenes es de un joven que en Burgos el pasado fin de semana mató de un puñetazo a otro porque era de Valladolid. Ya sea Oriente Medio, las estepas eslavas o la meseta castellana, es siempre lo mismo.

(1) Se pueden activar los subtítulos, que pueden ser en español o ucraniano. Tiene una duración de 41 minutos.

23 febrero 2024

Lea Ypi. De la inocencia, y el cataclismo de su entorno, a la búsqueda de la libertad

Julio Sánchez Mingo



No se trata de una novela, ni de un ensayo. Estamos ante un texto, inundado de ternura, con fogonazos de dolor, que recoge las memorias autobiográficas de niña y adolescente de Lea Ypy, una profesora de Filosofía Política de la London School of Economics (LSE), que aporta mucho más que tantos sesudos escritos de política, sociología, psicología o historia. Derrocha un fino sentido del humor y se narran escenas de gran comicidad y otras desgarradoras. Los diálogos que muestra, mantenidos en familia o en el colegio, con profesores y compañeros, son una delicia, al igual que las reflexiones que se hace la protagonista en cada etapa de su evolución personal. Figura central de este relato es su abuela paterna Mimí, mujer de vasta cultura y larga experiencia, siempre pegada a la realidad, que representa el contrapunto racional en las dialécticas familiares entre sus padres. Dos mundos alejados a raiz de la Segunda Guerra Mundial, entran de nuevo en contacto a finales de los 80, hace poco más de escasos 30 años, a consecuencia de la caída del Telón de Acero.

La autora nos recrea su vida familiar de esos años, primero de niña, después de adolescente, y su brusca inmersión en una nueva sociedad capitalista de consumo que se adueña de un país pobre, sin casi recursos. Una existencia condicionada por unos orígenes familiares altoburgueses, que se desarrolla en el entorno del régimen estalinista de Albania, donde una lata de Coca-Cola vacía el producto del enemigo, prohibido e inaccesible, deseado e idolatrado en privado, que casi nadie ha probadoes el preciado adorno que corona el obsoleto televisor de su casa que sólo permite sintonizar la cadena estatal y, a duras penas, la televisión yugoslava, en la que su padre se afana en ver los partidos de la potente selección balcánica de baloncesto, que en breve desaparecerá para dar paso a los seis combinados nacionales actuales. Educada en la escuela pública, la única existente, acepta y asume los postulados oficiales inocentemente, sin que sus progenitores y su abuela, realmente contrarios al sistema, traten de desengañarla. Tanto es así que una estancia en la cárcel como en el caso de su abuelo, un socialista que había sido compañero de estudios en París del tirano comunista Enver Hoxsa la describen como un largo viaje de estudios en una lejana universidad.

El partido es omnipresente y omnipotente. No es posible para cualquiera acceder a sus cuadros de mando, ni siquiera a su simple militancia. Hay que ser invitado a ingresar para llegar a pertenecer a ese círculo de poder y privilegios. Ese ambiente de todopoderosos prebostes corruptos a modo de capos mafiosos—, doctrina oficial excluyente, mentira constante, y lavado de cerebro de los ciudadanos que nos refiere Ypi, me recuerda a los tiempos de la autarquía franquista, anteriores a la firma de la cesión de las bases militares a los EUA en el contexto de la guerra fría. Las reacciones populares a la muerte de Hoxha, en 1985, y sus funerales parecen calcados del clima existente y de las ceremonias celebradas en 1975 a la desaparición del dictador español.

En la Albania anterior a 1990, el machismo, oficialmente, no existe. Las mujeres comparten todos los aspectos de la vida pública y acceden en paridad a los mismos empleos que los hombres, incluso a los más duros, como picadoras en una mina. La prostitución, caso de darse, no es visible y las niñas y jóvenes corretean libremente por todas partes. Aparentemente no hay delincuencia. Pero, herencia cultural del Imperio Otomano, los varones en casa no hacen nada, no ayudan en ninguna labor, ni siquiera se ocupan de los hijos. Leen el periódico, ven la paupérrima televisión y exigen sus ratos de sexo, a lo que se tienen que plegar sus agotadas consortes. Como siempre, el ideario oficial va por un lado y la gente corriente por otro. Basta considerar que el 80% de los albaneses son musulmanes que simulan ser ateos. La triste realidad es que hay que hacer uso de las cartillas de racionamiento y soportar largas colas para adquirir cualquier producto, rezando para que lo más perentorio no se agote. Los cortes de los suministros de agua y electricidad son muy frecuentes. El país es una jaula, no precisamente de oro, de la que es imposible salir.

Pero se produce la caída del comunismo y con ello un brutal cambio de ciclo político y económico y se pasa de una economía dirigida y planificada, con todas sus penurias y gravísimas carencias, a un capitalismo salvaje, origen de tantas y profundas desigualdades y motivo de la pérdida de empleo de gran parte de la población. Muchos se ven empujados a la emigración, muchas mujeres a la prostitución. El padre de Ypi, un ingeniero forestal, nieto de un antiguo primer ministro de los años 20, que trabaja en una empresa estatal de gestión de los bosques, es despedido. Total, la conservación de la naturaleza no da dinero. Sin controles de ningún tipo, ante un invierno muy crudo, se arrasan los montes para obtener leña para calentarse y Albania sufre una deforestación atroz. La madre, profesora de instituto, descendiente de una familia de millonarios terratenientes nuevos ricos, a los que el régimen estalinista había confiscado sus bienes, es prejubilada a los 46 años.

En esa época, el anhelo de libertad lo invade todo. Y ¿se alcanza la libertad? Pero, ¿qué es la libertad? Para su madre la libertad es la lucha contra la corrupción, el desarrollo de la libre empresa, el respeto a la propiedad privada y la promoción de la iniciativa individual. La autora reflexiona sobre la influencia que ejerce en la ideología de cada cual su temperamento, su forma de ser, y cita el caso concreto de su progenitora, una thatcheriana ultraliberal. Para ésta el mundo es un lugar en el que la lucha natural por la supervivencia solo se puede resolver defendiendo la propiedad privada. Considera que todas las personas son intrínsecamente malvadas, que no se puede cambiar la naturaleza humana y de lo que se trata es de contener los daños, encauzando la maldad existente. Por todo ello considera que el socialismo es inviable. Esa visión negativa de los demás, empuja a adoptar una actitud egoísta y a luchar contra ellos. La solidaridad y la igualdad son conceptos que no han lugar y la sociedad civil debe sustituir al estado. El pensamiento de su padre es radicalmente opuesto. Para él, el capitalismo solo emancipa a unos pocos, las personas se convierten en objetos económicos susceptibles de ser explotados, pierden su identidad frente a los poderosos, y las relaciones humanas se reducen a relaciones económicas. Tanto tienes, tanto vales. Así, al ser nombrado director del puerto de Durrës —el mayor del país—intenta aprenderse el nombre de todos los trabajadores de la instalación. Desde el gobierno le exigen la consabida reestructuración y que reduzca el número de operarios. Lucha para no despedir a nadie. Y piensa que, si olvida sus nombres, dejarán de ser personas para convertirse en números y olvidará su existencia. Se ha convertido en un esclavo de la situación tras haber sido un esclavo del partido. ¿Ha logrado la libertad?

Nunca he leído un relato que diseccione de forma tan certera el fenómeno de la migración en toda su extensión. Lo hace desde dentro, desde el origen del flujo humano, y describe de forma sencilla y meridiana las razones que impulsan a la gente a abandonar su hogar y la impotencia de los que quedan por saber de los que han marchado. También acusa amargamente a los países receptores de su egoísmo que, dependiendo de cómo soplen la política y la economía, fomentan o rechazan la llegada de extranjeros, pasándolos, además, por el tamiz de su capacitación profesional. Una mañana, en lugar de acudir a clase, su amiga y compañera del colegio Elona, con trece años, se embarca con su noviete en uno de esos barcos repletos de cientos de desesperados sin futuro con destino a Italia. En Milán es estuprada por él y termina dedicándose a la prostitución. En un orfanato de su ciudad queda su hermana pequeña, internada por su padre —un humilde conductor de autobuses— al producirse el fallecimiento de la madre de ambas niñas. La descripción de las condiciones del hospicio, que va a peor tras la caída del sistema marxista, hiela las venas, máxime si consideramos que se está hablando de la Europa del año 95, a poco más de dos horas de distancia de Madrid.

Llegamos a 1997. Con la guerra civil, quiebra el estado y desaparece. Todo queda en manos de clanes mafiosos y asociaciones de traficantes y malhechores, sumiéndose Albania en la anarquía. Esa delincuecia organizada se expande por toda Europa, España incluida. Tanto es así, que un mando policial declaraba en Madrid hace pocas semanas que los grupos albaneses y el cártel de los Balcanes están muy fuertes, mucho más de lo que creemos.

El eje central de esta obra es la eterna polémica sobre qué entendemos por libertad, su falta, su tergiversación, su pérdida, su búsqueda, su calidad, las desilusiones que acarrea y las esperanzas truncadas cuando no satisface las expectativas creadas. También sobre la libertad traicionada y cuánto puede tener de estafa y sobre la libertad verdadera y la nominal, sobre la libertad como libre mercado.

En la campaña de promoción del libro, Ypi manifestó que la libertad no solo debe considerarse en lo relativo a las personas sino también a los países, cuando unos son sojuzgados o explotados por otros o sus multinacionales, que siempre son los poderosos los que deciden, ya sean naciones o individuos, que unos pocos ganan mucho y la desigualdad avanza imparable, que el mito del triunfador hecho a sí mismo es irreal, que todo avance solitario es en realidad solidario e hizo énfasis en la necesidad universal de pertenecer a un colectivo. En un coloquio mantenido en la Feria del Libro de Turín, nuestra autora afirmó que una persona tan poco sospechosa de comunismo como el papa Wojtyla, había afirmado en una ocasión que subsistían los motivos que habían impulsado esa ideología.

En el epílogo de su libro nos dice: “… La libertad no se sacrifica solo cuando los demás nos imponen qué decir, donde ir, cómo comportarnos. También las sociedades que pretenden ayudar a los individuos a desarrollar su pleno potencial, pero rechazan cambiar las estructuras que lo hacen imposible, son opresivas. Sin embargo, a pesar de todas las constricciones externas, nunca perdemos nuestra libertad interior: la libertad de hacer lo que consideramos adecuado”.

También añade: “… Cuando sus aspiraciones se hicieron realidad, aquellos sueños se convirtieron en mi desencanto. Vivíamos en el mismo lugar, pero en mundos distintos. Al entrar esos mundos en contacto, apreciamos los resultados con ojos diferentes. Identificaban el socialismo con la negación. La negación de aquello que hubieran querido ser, de su derecho a equivocarse y de aprender de sus propios errores, de explorar el mundo a su manera. Yo asociaba el liberalismo a las promesas incumplidas, a la destrucción de la solidaridad, al derecho a heredar los privilegios, a cerrar los ojos ante la injusticia… “. Y lo termina así: “… Mi mundo está tan lejos de la libertad como aquel del que mis padres intentaron escapar. Ambos distan mucho de ese ideal. Pero sus fracasos adoptaron formas muy diferentes y, si no hacemos un esfuerzo por entenderlos, continuaremos divididos para siempre. He escrito mi historia para explicar, para reconciliar y para continuar la lucha”.

Lea Ypi no ha vuelto a Albania.


Lea Ypi: Libera. Feltrinelli, 2022 (en italiano)

Existe traducción al español: Libre. Anagrama, 2023

16 febrero 2024

 

Entre acordes e ideologías, de José Luis Conde

Análisis del impacto de las ideologías totalitarias en la música

Alessandro Pierozzi

 


La editorial 1/2 TONO, dedicada a la divulgación musical, se presenta con su primer lanzamiento: Entre acordes e ideologías: música, naciones y totalitarismos, del profesor argentino José Luis Conde.

El inconmensurable tema de lo ideológico en la música puede abordarse desde tres perspectivas: como reflejo del espíritu de época, como toma de posición ideológica del autor y como fruto de una estética oficial de un régimen totalitario”, señala Conde.

¿Posee entonces la música capacidad para vehicular una determinada ideología e incidir en el sistema de pensamiento? El autor piensa que “basta un somero vistazo por la historia del poder para responder afirmativamente a este interrogante. La utilización de la música y del arte en general con fines políticos ha sido moneda corriente a lo largo de la historia”. La música constituye un formidable instrumento de influencia social hasta el punto de que “puede llegar a usarse como una de las tantas estrategias de un régimen para legitimar un orden social. En combinación con otras manifestaciones propagandísticas como eslóganes, emblemas y diversas maneras de exteriorizar el sentido de pertenencia a una facción política o a una causa, puede llegar a ser una herramienta muy eficaz”.

¿Cómo influyeron las ideologías totalitarias en la música? ¿Hay músicas de izquierda y músicas de derecha? ¿Puede la música ser totalitaria, monárquica, republicana o aristocrática de por sí? A estas cuestiones responde el autor que “la música en tanto que arte de estructuras (rítmicas, melódicas, armónicas, formales,etc.) no sería ni de derechas ni de izquierdas, ni monárquica ni republicana, por sí misma; sin embargo, se puede decir que sí es portadora de una ideología cuando intervienen en ella símbolos sonoros que remiten a un determinado pensamiento político o, más rotundamente aún, cuando se combina con un texto que expresa claramente consignas o conceptos doctrinarios”. Con prólogo de Luis Antonio Muñoz, el profesor Conde se pregunta si el estalinismo, el nazismo o el franquismo utilizaron la música para difundir sus postulados ideológicos y si estos incidieron en la calidad de las obras de los compositores, es decir, si hubo una estética marcada desde el poder Conde adorna e ilumina un viaje por veredas musicales que van desde los nacionalismos del siglo XIX a los totalitarismos del siglo XX. De los nacionalismos periféricos, como los denomina, surgieron músicos que volcaron el folclore vernáculo a los moldes y normas artísticas impuestas hasta el momento.

Yendo a la base ideológica en la música y en los compositores, desde la época de los llamados nacionalismos centralistas y periféricos del siglo XIX en adelante, la respuesta de los compositores al intento de instrumentación política fue variada. Las veces en que se dio un claro vínculo entre poder y creación artística las secuelas fueron evidentes. En opinión de Conde, el alineamiento de algunos autores con las directrices oficiales, en general, mermó la calidad de sus obras: “Sabemos que cuando la obediencia de los compositores fue absoluta, los rígidos alineamientos estéticos impuestos desde el poder, generaron músicas de valor relativo cuando no mediocres”. Muchos autores fueron marginados o depurados, pero otros simpatizaron con los totalitarismos, aunque se negaran a vincularse política y estéticamente con el nazismo, el estalinismo o el franquismo. Esa negativa tuvo con frecuencia efectos muy positivos en la calidad de sus composiciones. El autor cita los casos de Prokofiev para quien “la mejor música soviética es aquella que nace de las tensiones entre la subjetividad del compositor y la estética oficial" o Shostakovich, quien se quedó en el país padeciendo el inflexible control de las autoridades sobre su obra. En el caso de la España franquista, José Luis Conde se plantea si puede hablarse de una estética musical franquista y se pregunta: “¿Se dieron directrices claras en cuestiones artísticas en general y musicales en particular?”. Según el autor, “resulta lógico deducir que, si hubo una política musical durante la dictadura de Franco, tuvo que estar por fuerza alineada con las otras seguidas en el orden nacional y ser afín a la ideología imperante”. ¿Quién podría poner en tela de juicio el influjo que los regímenes totalitarios han ejercido en la música del siglo XX?”, se plantea el autor de Entre acordes e ideologías. Un buen ejemplo en nuestro país lo representa la sinfonía Amanecer en los jardines de España (1937), con la que Ernesto Halffter contribuyó a la causa del bando sublevado en la Guerra Civil. La obra, apunta el autor, “pretendía significar que la oscura noche republicana había llegado a su fin y amanecía para los españoles una nueva era luminosa de la mano del Generalísimo”. Pau Casals, contrario a los postulados de la dictadura y los movimientos nacionalistas, o el mismo Ernesto Halffter y Federico Mompou, más cercanos a las directrices del dictador, son parte de los ejemplos analizados. Por otra parte, según José Luis Conde, “la realidad nos demuestra siempre, que muchas personas no se identifican plenamente con ninguno de los bandos en pugna. Todo parece indicar que Falla era una de ellas y que ninguna de las dos Españas se ajustaba del todo a su pensamiento y sentir”.

Eva Sandoval, musicóloga y divulgadora, señala que “el libro de José Luis Conde, ya desde su magnífica y evocadora cubierta, nos recuerda, con su discurso reflexivo y cuestionador, que la política y la ideología impregnan todos los rincones de nuestra vida, incluso el artístico, como se ha puesto de manifiesto, sin ir más lejos, en los actuales conflictos internacionales. Incluye, de manera sucinta, el complejo caso de la España franquista. Y todo ello con una visión no europea, ya que Conde procede de Argentina y ha desarrollado allí la mayor parte de su carrera, lo que ofrece una nueva perspectiva, ya que puede acercarse al objeto de estudio con una relativa lejanía”. “Es un libro ameno y enriquecedor en el que confluyen música e historia que nos hace comprender cómo una de las manifestaciones artísticas más eminentes del ser humano, el arte musical, se configura socialmente” destaca Carlos Javier González Serrano, profesor de filosofía y psicología.

Si nos ceñimos a la relación entre el nazismo y Wagner, el propio Adolf Hitler aseveraba que “quien quiera comprender a la Alemania Nacionalsocialista debe conocer a Wagner”, señala José Luis Conde. En consecuencia, el nazismo usó las obras de Wagner profusamente. “No debemos olvidar que la obertura de Tannhäuser o el preludio de Los maestros cantores... fueron realmente escuchadas por las propias víctimas a través de los altavoces del correspondiente campo de concentración, mientras eran conducidas a las cámaras de gas”, apunta el autor. Por lo que se refiere a la militancia antinazi y antifascista de Bartók, Entre acordes e ideologías recoge la decisión de la Cámara Musical del Reich Alemán de obligar a todo compositor que estrenase obras en Alemania a dar pruebas de su ascendencia aria. “Bartók obviamente se negó a cumplir con la exigencia de cumplimentar el cuestionario, y exigió expresamente que su música no fuera ejecutada o transmitida por radio ni en la Alemania nazi ni en la Italia fascista”.

¿Puede un criminal ser sensible? En uno de los capítulos de la obra el autor se plantea algunas preguntas inquietantes. “¿Pudo el régimen más criminal, atroz y genocida que la humanidad ha conocido, promover un arte capaz de generar en cada uno de nosotros una conciencia de lo bello que impacte de un modo auténtico en nuestro mundo emocional? ¿Supo vibrar ante la experiencia estética, del mismo modo que lo hacen los hombres sanos de espíritu, esa banda de energúmenos carniceros capaz de emprender una feroz cruzada contra el alma humana?”. La respuesta de José Luis Conde es concluyente: “Aunque nos cueste aceptarlo, la respuesta a todas estas preguntas es afirmativa. No se requiere ningún análisis para advertir que lo sublime y lo abominable pueden convivir perfectamente”.

Por lo que se refiere a la obsesión por controlar la vida social y cultural: “Si en algo pueden parangonarse los regímenes totalitarios, ya sean de izquierda o de derecha, es por su afán por controlar cada aspecto de la vida social y cultural”. Mussolini constituye un ejemplo de esa obsesión en el terreno específico de la música, según se recoge: “En 1931 impartió directivas para que en los grandes teatros italianos se le diera prioridad a la música sinfónica o sinfónico coral sobre la de cámara o con solistas”. Mussolini utilizó la táctica de enfrentar a los creadores. Alfredo Conde destaca en su obra que la política cultural del fascismo en el terreno de la música parece contradictoria porque toleraba tendencias modernistas al mismo tiempo que llamaba a los compositores a no apartarse del lenguaje decimonónico. “En realidad esta contradicción era aparente y obedecía a una táctica especialmente perversa. Lo que al Gobierno le interesaba primordialmente era que los intelectuales compitieran entre sí por el patrocinio estatal, y por eso fomentaba el disenso entre ellos por razones estéticas”, señala el autor. En lo relativo a los enemigos de la revolución, el profesor Conde incide en el férreo control que estableció el estalinismo sobre los compositores, hasta el punto de que “cualquier creador que osara ser consecuente con las tendencias vanguardistas, sería acusado de formalista y de enemigo de la revolución”. Para conseguir sus objetivos “fue entonces necesario obligar a los artistas a que cooperasen. En el campo de la música se formó en 1932, la Unión de Compositores Soviéticos, que velaba por el cumplimiento a rajatabla de esa doctrina nefasta que atentaba abierta e impunemente contra la libertad de creación”. Así, muchos fueron purgados por el poder. Entre acordes e ideologías recoge las consecuencias que acarreó a algunos compositores no alinearse con el régimen establecido. El autor muestra el caso de Mosólov que en 1937 fue acusado de realizar propaganda antisoviética: “Fue condenado a siete años de trabajos forzados, pero gracias a la mediación de algunos colegas influyentes fue puesto en libertad poco después, aunque, mientras vivió, su nombre jamás fue rehabilitado completamente por las autoridades”.

El casticismo no era franquista. En ocasiones se tiende a identificar una tendencia artística con un régimen, como le ocurrió al casticismo. José Luis Conde aclara al respecto que “es cierto que el neocasticismo de Rodrigo era afín a la estética propiciada por el franquismo, pero no hay que perder de vista que lo castizo en la música académica española ha estado presente tanto en tiempos monárquicos como en tiempos republicanos y dictatoriales”.


José Luis Conde (Buenos Aires, 1961), es profesor de Historia de la Música, Crítica musical, Estética, Lenguaje musical y Guitarra en el Instituto Superior de Música de la Universidad Nacional de Tucumán. Su labor es prolífica en el campo de la interpretación y de la divulgación musical. Ha dirigido programas en Radio Nacional Clásica de Buenos Aires, Radio Universidad Tucumán o Radio Clásica Mar del Plata, por los que ha sido galardonado en cinco ocasiones con el premio Martín Fierro de la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas (APTRA).

La editorial ½ TONO inicia su andadura con un objetivo claro: dedicarse a la divulgación musical con el rigor necesario, aunque con un lenguaje natural y cercano, accesible para todo tipo de público y gustos.

Ha comenzado su distribución y comercialización a través de su propia web, www.mediotonoeditorial.com, en librerías especializadas y Amazon.

Se puede seguir toda su actualidad en redes sociales, @MediotonoE (X) y @mediotonoeditorial (Instagram).

 

Entrevista efectuada a José Luis Conde por Carlos Santos en el programa Entre dos luces de Radio Clásica de RNE: 

https://www.rtve.es/play/audios/entre-dos-luces/acordes-ideologias-15-02-24/15970610/

 

02 febrero 2024

 

Il conte Ugo e il malvagio Malasangue

Julio Sanchez Mingo

 

Feluca gaeta, utilizzata da tempo immemorabile nel Golfo di Gaeta

 

Nel castello di Itri abitava il conte Ugo di Fondi in compagnia del figlio Claudio e la moglie di questi, Laura, discendente di una nobile e antica stirpe di guerrieri normanni. Due bei e simpaticissimi bimbi, Aurora e Leonardo, figli della coppia, colmavano di felicità tutti loro. La fortezza era dominata da una torre cilindrica, chiamata Il Coccodrillo —perché, secondo la leggenda, lì era stato rinchiuso per lungo tempo un gigantesco rettile—, collegata da un camminamento alle stanze in cui soggiornavano i nostri protagonisti. Itri aveva una campagna ferace, dove si produceva la maggior parte delle pregiate olive nere di Gaeta, la cui varietà più rappresentativa e gustosa era, appunto, quella detta Itrana. Fu, con Fondi, feudo della città murata di Gaeta, roccaforte posta all'estremità di una penisola che chiude il golfo omonimo, sormontata in alto dal castello angioino, adiacente ad un promontorio roccioso, ricoperto di vegetazione, Monte Orlandocoronato a sua volta dal mausoleo del console e notabile romano Lucius Munatius Planco ai cui piedi si estendeva l'arenile di Serapo, una magnifica spiaggia di sabbia fine esposta a sud, aperta al Tirreno, e il Borgo, villaggio di pescatori che guardava a est e, in questo modo, era così protetto dagli urti del mare.

Il Conte Ugo era amato da tutti i suoi vassalli per la sua generosità e bonomia. Anche manteneva ottimi rapporti con i pescatori del golfo. Ma il signore di Sperlonga, vlletta vicina posta sulla Via Flacca, ramo costiero della Via Appia, tra Terracina e Formia, lo invidiava e lo odiava. Si chiamava Bertaccio Malasangue, personaggio di grande doppiezza, alleato e spia, sia dei corsari barbereschi che usavano le Isole Pontine come base temporanea per le loro incursioni contro le coste del Lazio meridionale e della Campania settentrionale, sia dei briganti che derubavano i mercanti e i viaggiatori che percorrevano la via Appia. Questi banditi, dopo le loro rapine, svanivano nella fitta nebbia dei faggeti che ricoprivano i Monti Aurunci, rifugiandosi nelle abbondanti grotte di quelle alture. Malasangue, un individuo indolente e losco, era il commissionario di pirati e malfattori. La sua gente sapeva del suo contegno di traditore ma lo temeva.

Una calda giornata estiva, di primo mattino, Aurora e Leonardo, insieme ad alcuni amichetti e servitori, si recarono presso la spiaggia dei Trecento Gradini, a fianco della Via Flacca, per giocare, bagnarsi e rinfrescarsi. I loro genitori non potevano accompagnarli poiché avevano viaggiato come emissari e ambasciatori di Gaeta all'enclave papale di Benevento, a sud di Napoli. Il nonno Ugo era rimasto malato a letto, colpito da una grave crisi di gotta, di cui soffriva per gli eccessi del buon mangiare e dell'ottimo vino. Consapevole dell'escursione e delle circostanze che la circondavano, il villano Malasangue varò una veloce feluca e, con due marinai a suo servizio, corse ad avvertire i Saraceni di stanza nell'isolotto di Zannone per suggerire loro il rapimento dei nipoti del signore di Fondi e Itri e così chiedere un riscatto per la loro liberazione. Altrimenti, scambiarli con il capo berbero Abd al-Haqir (che in arabo significa ignobile), imprigionato nella cittadella del castello di Gaeta o, come ultima alternativa, venderli ad Algeri come giovani schiavi per intrattenimento di qualche notabile signora della società locale. Ma l'indegno Bertaccio non contava sul comportamento del suo servitore Mattia. Questo, stufo delle torture a cui lo sottoponeva il padrone, avvisò alcuni pescatori che lavoravano non lontano da Sperlonga e, tramite il sistema di segnali ottici che collegava torri di avvistamento, fortezze e castelli, alla guarnigione di Gaeta. Recati tutti nella spiaggia dove giocavano bambini e servitori, hanno ordinato loro di ritornare a Itri e sono rimasti ad aspettare lo sbarco dei pirati, nascosti dietro i pini che circondavano la zona sabbiosa, per tendere loro un'imboscata. Lo stratagemma ha dato i suoi frutti e, all'imbrunire, i presunti rapitori sono fuggiti malconci verso le loro barche. Ai pescatori e ai soldati si era unito Mattia, che affrontò Malasangue, ferendolo con una spada alla gamba, costringendolo a ritirarsi con gli sconfitti. Il taglio non era molto profondo ma, giunto nelle Pontine, si infettò e poi si cancrenò. Nonostante l'amputazione dell'arto danneggiato, l'ìnfezione è progredita ed è morto pochi giorni dopo tra dolori lancinanti. Triste fine per un uomo che prese la strada sbagliata nella vita. Nonostante il suo comportamento spregevole, il conte Ugo e la sua famiglia si offrirono di aiutare finanziariamente la famiglia del criminale.

Secoli dopo, Concepción Arenal conierebbe la frase: “Odia il delitto e compatisci il delinquente”.

26 enero 2024

El conde Ugo y el malvado Malasangue

Julio Sánchez Mingo

 

Tipo de falucho, denominado gaeta, utilizado desde tiempo inmemorial en el golfo de Gaeta

En el castillo de Itri vivía el conde Ugo de Fondi en compañía de su hijo Claudio y la mujer de éste, Laura, descendiente de una noble y antigua estirpe de guerreros normandos, junto con dos encantadores y preciosos niños, Aurora y Leonardo, hijos del matrimonio, que hacían las delicias de la familia y la colmaban de felicidad. La fortaleza estaba dominada por un torreón cilíndrico, llamado El cocodrilo por haber estado allí recluido, según la leyenda, un gigantesco reptil, unido por un camino de ronda a las estancias donde habitaban nuestros protagonistas.

Itri siempre tuvo un campo feraz, donde se producía la mayor parte de la apreciadísima aceituna negra de Gaeta, cuya variedad más representativa y sabrosa era, precisamente, la denominada Itrana.

Era, con Fondi, feudataria de la ciudad amurallada de Gaeta, plaza fuerte situada en el extremo de una península que cierra el golfo de su mismo nombre, rematada en lo alto por el castillo de los Anjou, adyacente a un promontorio rocoso, cubierto de vegetación, Monte Orlando coronado a su vez por el mausoleo del que fuera cónsul y notable romano Lucio Munatio Planco a cuyos pies se extendían el arenal de Serapo, una magnífica playa de fina arena orientada a mediodía y abierta al Tirreno, y el Borgo, un poblado de pescadores que se asomaba a levante y quedaba protegido de los embates del mar.

El conde Ugo era querido por todos sus vasallos por su generosidad y bonhomía. También mantenía excelentes relaciones con los pescadores del golfo. Sin embargo, el señor de Sperlonga, una cercana población situada en la vía Flacca, ramal costero de la vía Appia, entre Terracina y Formia, le envidiaba y odiaba. Su nombre era Bertaccio Malasangue, personaje de gran doblez, aliado tanto de los corsarios berberiscos que utilizaban las islas Pontinas como base temporal para sus incursiones contra las costas del sur del Lacio y el norte de la Campania, como de los bandoleros que atracaban a los comerciantes y viajeros que transitaban por la vía Appia. Estos salteadores de caminos, tras sus robos, se desvanecían en la espesa niebla de los hayedos que cubrían los Montes Auruncos, guareciéndose en las abundantes grutas de esas alturas. Malasangue, sujeto indolente, era el espía de unos y otros y vivía de las comisiones que les cobraba. Su gente sabía de su condición de traidor pero le temía.

Un caluroso día de verano, de buena mañana, Aurora y Leonardo, junto con unos amiguitos y unas sirvientas, acudieron a la playa de los Trescientos Escalones, al costado de la vía Flacca, a jugar, bañarse y refrescarse.

Sus padres no pudieron acompañarlos pues habían viajado como emisarios y embajadores de Gaeta al enclave papal de Benevento, al sur de Nápoles. Su abuelo Ugo estaba postrado en cama con un fuerte ataque de gota, dolencia que padecía por sus excesos con la buena comida y los excelentes caldos. Conocedor de la excursión y de las circunstancias que la rodeaban, el villano Malasangue botó un veloz falucho y, con un par de marineros a su servicio, corrió a avisar a los sarracenos estacionados en el islote de Zannone, con la aviesa intención de sugerirles el secuestro de los nietos del señor de Fondi e Itri para pedir rescate por su liberación o canjearlos por el jefe berberisco Abd al-Haqir (que significa innoble en árabe), preso en la ciudadela del castillo de Gaeta o, como última alternativa, venderlos en Argel como jovencísimos esclavos que sirvieran como divertimento de alguna principal de la sociedad local.

Pero no contó el indigno Bertaccio con el comportamiento de su martirizado siervo Matías. Éste, harto de los suplicios a los que le sometía su amo, avisó a unos pescadores que faenaban no lejos de Sperlonga y, por medio del sistema de señales ópticas que enlazaba torres de vigilancia, fortalezas y castillos, a la guarnición de Gaeta. Todos ellos se dirigieron a la playa donde los niños jugaban, comminaron al grupo a que retornara a Itri y aguardaron el desembarco de los piratas, ocultos tras los pinos que rodeaban el arenal, para tenderles una emboscada.

La celada dio sus frutos y, a la caída de la tarde, los presuntos secuestradores huyeron maltrechos a sus embarcaciones. A los pescadores y los soldados se había unido Matías, que se enfrentó a Malasangue, hiriéndolo de un mandoble en una pierna, lo que le obligó a retirarse con los derrotados. El corte no era muy profundo pero, ya en las Pontinas, se le infectó y, posteriormente, gangrenó. A pesar de amputarle el miembro dañado, la afección progresó y murió a los pocos días entre atroces dolores. Triste final para un hombre que tomó el camino equivocado en la vida. A pesar de su deleznable proceder, el conde Ugo y su familia lamentaron profundamente el funesto desenlace y se ofrecieron a ayudar económicamente a la familia del felón.

Siglos después, Concepción Arenal acuñaría la frase: “Odia el delito y compadece al delincuente”.



19 enero 2024

A bordo del Temible

Julio Sánchez Mingo

A Helenita y Gonzalito



Esta es la historia de dos niños y su aventura en un barco pirata.

Ella era una preciosa morenita de siete años y él un zagalillo de cabello y ojos claros de cuatro años. ¿Qué hacían a bordo de aquella embarcación llamada Temible?

En un puerto de Jamaica, recién conquistada por la Pérfida Albión, se habían acercado al muelle a admirar un precioso bergantín que había atracado para cargar agua, comida, munición y otros pertrechos. Las autoridades británicas de la isla fomentaban el corso contra los españoles y permitían aprovisionarse a los navíos bucaneros, aunque les exigían guardar las apariencias cuando tocaban tierra. Sólo izaban la bandera de las tibias cruzadas y la calavera cuando, prestos a entrar en combate, atacaban.

Ante el interés de los críos, un gordinflón y veterano marinero, con una pata de palo en lugar de la pierna izquierda, un garfio por mano derecha y un parche tapando el hueco del ojo izquierdo que le faltaba, se ofreció a mostrarles aquel esbelto velero. Había sido construido en el astillero de Guarnizo y apresado por una flotilla corsaria a la Armada de Su Majestad Católica en un combate desigual por el número de efectivos empleados por las dos partes contendientes. Tan ensimismados estaban con la visita al buque y las explicaciones del simpático pirata que, cuando quisieron darse cuenta, el bajel navegaba veloz por la aleta en mar abierto. La angustia se apoderó de los dos pequeños. ¿Qué pensarían sus padres al percatarse de su desaparición? Imaginaban a su madre llorando desconsoladamente y a su padre preso de la desesperación. El tullido filibustero se apiadó de ellos. Se brindó a esconderlos en un pañol de reducidas dimensiones, donde los niños pudieran acomodarse por su poco tamaño, y a alimentarlos con galleta, queso, agua y pescado en salazón, hasta que volvieran a puerto de nuevo. Así lo acordaron. Sin embargo, aquella brisa fresca que hacía volar la nave roló y pasó a ser un fuerte temporal, lo que obligó al capitán a guarecer y fondear su dos palos en una cercana bahía. Helenita que era muy espabilada y nadaba como una sirena, aprovechando la primera oscuridad de la noche, tomó a su hermano de la mano y saltó al agua por la banda opuesta a la que vigilaba un marinero borrachín, que, más que hacer guardia, soñaba con barriles de ron y escudos de oro de la ceca de Sevilla. Para ella, llegar a la orilla, a pesar de remolcar a Gonzalito abrazado a sus hombros y cuello, fue coser y cantar. Afortunadamente, aquella playa de fina arena, que alcanzaron con celeridad, no estaba muy lejos de la morada familiar. Ya noche cerrada, llegaron a su casa, donde sus padres los recibieron con los brazos abiertos, dando grandes muestras de alegría. Sus progenitores no quisieron creer su odisea, que pensaron que era una historia inventada, un pretexto para ocultar una trastada.

Nota del autor. Este cuento para niños es para ser dramatizado al leérselo —representar a los personajes, el sonido del viento, el estampido de un cañón… y hacer todos los incisos necesarios que requiera la explicación de los términos náuticos. Se trata de una versión muy personal de las historias de Garbancito o Pulgarcito.


Glosario

1.- Zagalillo: De zagal, niño pequeño.

2.- Pérfida Albión: Es la forma despectiva que utilizaba Napoleón Bonaparte para referirse a Inglaterra o Gran Bretaña. Albión tiene su origen en el término latino albus, que significa blanco Es una metáfora para describir los acantilados de Dover, en el sur de Inglaterra, de un inconfundible color gris muy claro. Esas rocas son lo primero que se ve de las islas británicas cuando se cruza el canal de la Mancha desde Francia.

3.- Bergantín: Buque velero de dos palos y vela cuadrada o redonda.

4.- Corso: Operaciones que hacían por mar los buques mercantes, con permiso de su correspondiente gobierno, para batallar contra las embarcaciones o puertos de naciones enemigas, sin que se hubiera declarado la guerra.

5.- Bucanero: Corsario, derivado de corso. Pirata. Filibustero.

6.- Garfio: Instrumento de hierro, curvo y puntiagudo, que sirve para aferrar algún objeto, que se implantaban como mano ortopédica los piratas mancos.

7.- Parche: Pedazo de tela que se adosaban los piratas sobre el hueco del ojo, en caso de pérdida de éste. En otros casos, tenía como objeto mantener uno de los ojos en condiciones de oscuridad con lo que, al entrar en el interior del barco, se lo cambiaban de lado y evitaban tener que esperar a que su vista se adaptara a la iluminación escasa.

8.- Su Majestad Católica: Rey de las Españas y las Indias.

9.- Bajel: Embarcación de vela.

10.- Navegar por la aleta: Consiste en navegar a unos 135º con relación a la dirección del viento. En este caso el viento nos empujará hacia adelante con toda su fuerza.

11.- Pañol: Cada uno de los compartimentos existentes en diversas partes del buque, para almacenar víveres, municiones, pertrechos, herramientas…

12.- Galleta (También bizcocho): Pan sin levadura, horneado dos veces, para aumentar su tiempo de conservación. Es muy duro.

13.- Brisa fresca: Corresponde al 5 en la escala de Beaufort. Forma en la mar olas medianas y alargadas y borreguillos muy abundantes. En tierra provoca pequeños movimientos de los árboles y que la superficie de los lagos sea ondulada. Vientos de 29 a 38 km/h (de 17 a 21 nudos).

14.- Fuerte temporal: Corresponde al 9 en la escala de Beaufort, con olas muy grandes, rompientes y visibilidad mermada, en la mar. En tierra causa deterioros en los árboles e imposibilidad de caminar con normalidad, se empiezan a dañar las construcciones y se producen arrastres de vehículos. Vientos de 75 a 88 km/h (de 41 a 47 nudos).

15.- Dos palos: Velero de dos mástiles, como un bergantín.

16.- Fondear: Asegurar una embarcación al fondo marino por medio de anclas.

17.- Ceca: Planta industrial donde se fabricaba y acuñaba moneda.