22 diciembre 2023

Odiosas Navidades

Julio Sánchez Mingo



Cada vez hay más adultos a los que oigo renegar de las fiestas navideñas. Casi todos ellos me argumentan que son celebraciones para niños, los que verdaderamente disfrutan con sus aspectos mágicos, los que mantienen la ilusión por el halo de las leyendas que las rodean, pero que ellos, los mayores, están deseando que pasen lo más rápido posible. La gente joven se divierte al margen de las connotaciones religiosas, tradicionales o mágicas de estos días. Son jornadas festivas y hay que aprovechar al máximo. Es lo único que cuenta para ellos.

A mí, de chaval, me gustaba acudir a la plaza Mayor con mi amigo Ugo la primera tarde de las vacaciones escolares de Navidad. Disfrutaba con la contemplación de las casetas llenas de figuritas para el nacimiento y de los puestos de abetos —realmente en España se usaban y se usan píceas—, ramas de acebo y muérdago y musgo. El olor a monte invernal invadía todo el recinto y los vendedores, para contrarrestar el frío de las tardes de diciembre, encendían fogatas con restos vegetales. Era todo más natural y primitivo que ahora. El ambiente era bullicioso y no existían las aglomeraciones y riadas de gente que en los últimos años obligan a cerrar la estación de metro de Sol y a que los municipales tengan que encauzar la circulación de la muchedumbre.

Las casetas que ahora monta el ayuntamiento carecen de personalidad y espontaneidad, no tienen gracia. Muy relamidas, todas ellas son exactamente iguales, como si se hubiera encargado su diseño a Euclides, el genio griego de la escuadra y el cartabón.

También los mercadillos navideños en Centroeuropa, de los que teníamos una imagen idílica, han evolucionado, como pude comprobar hace unas semanas en Budapest. Se han convertido en una sucesión anodina de puestos y casetas de vino caliente y comida —más que contundente, cocinada en el lugar, a la vista del público, en gigantescas sartenes y peroles, apoteosis de la carne de cerdo y todo tipo de visceras y embuchados– y gigantescas pilas de todo tipo de confecciones azucaradas.

 

He de reconocer que estuve un buen rato la mar de entretenido viendo elaborar kürtőskalács (pasteles de chimenea) en una caseta situada frente a la catedral de San Esteban. Son una especie de gigantescos barquillos cilíndricos, parecidos a los cannoli sicilianos, pero mucho más grandes y sin relleno.

En general, las Navidades han devenido en un delirio de consumismo y excesos. Se come y bebe sin freno y se gasta lo que no se tiene.

El contaminador sector textil inunda las tiendas de exclusivos modelitos a veinte euros, que se usan una sola noche para terminar a continuación en el vertedero. Lo que deben picar esos vestidos de lamé, confeccionados con fibras plásticas.

Además, todos tenemos que ser rumbosos, simpáticos, amables y encantadores, ¡a fecha fija¡ Hasta que un mililitro de alcohol de más lo echa todo a perder. Todo son parabienes, buenos deseos, felicitaciones, bonitas palabras que se lleva el viento: paz, amor, fraternidad, solidaridad. Especialmente almibaradas y, además, estomagantes, son las que nos lanzan las Admistraciones Públicas y los políticos y aquellas compañías que están todo el año maquinando para sacarnos los cuartos con malas artes.

Cantidades ingentes de comida se van a la basura y, con ellas, muchas horas dedicadas a la compra de sus ingredientes y a su elaboración en los fogones.

Se regalan cosas absurdas por la obligación adquirida de hacerlo también a fecha fija y montañas de juguetes quedan arrumbados y pasan a mejor vida la misma tarde del día de Reyes.

"Y ahora, ¿qué regalo yo?", me pregunto el 24 de diciembre a mediodía o el 5 de enero por la tarde. Por cumplir y salir del paso, se termina tirando el dinero y con una extraña sensación de ser un miserable, ruin y tacaño.

Los que peinamos más que canas pensamos en los que ya no están y la añoranza nos invade. Seguramente, para muchos es la faceta más triste de la Navidad. Cuánto echo yo de menos a los míos.

Las personas que luchan contra la soledad y hacen frente a sus demonios del pasado es natural que aborrezcan las modernas Saturnales, que también para los romanos eran sinónimo de excesos. Entonces celebraban el renacimiento del año, cuando los días empiezan a crecer tras el solsticio de invierno.

A pesar de todo, en algún momento, un rayo de ilusión me conmueve. Especialmente cuando veo las caritas de los más pequeños irradiando felicidad, o cuando montan ilusionados el Nacimiento con abuelos y padres, tras patearse la plaza Mayor para terminar comprando una marmita para los pastores que ya la quisiera Obélix, o escucho alguna musiquilla que me toca una fibra sensible.

Aunque no sé si este año, las imágenes de la orgía de sangre de Palestina nos atragantarán la cena a más de uno y apagarán en mí cualquier rastro de esperanza y fe navideñas.

15 diciembre 2023

El mapa

Arturo Martínez Gónzalez

 


Mientras escuchas los disparos, los ladridos de los perros y el petardeo de una excavadora, dibujas un mapa para llegar a Nayla.

La distancia más corta entre dos personas es la muerte. Con frecuencia, también es la menos dolorosa.

Hace ya tres años que la enterraron con vuestros hijos en Har Brakha, cerca de donde tu bisabuelo, antes de la Nakba, había plantado una docena de almendros. Pero tú no imaginas un mapa de carreteras con una ruta de ciento sesenta kilómetros a través de una docena de puestos de control y una línea del frente.

No es eso lo que quiero”, piensas. Un mapa así, ahora, no te serviría de nada.

No quiero ver su sepulcro”, piensas.

Uno..., dos..., tres... Undostrés. Uno..., dos..., tres… Sigues golpeando con una bala contra algo metálico, quizás un cargador.

El otro camino significa retroceder diez años, tres hijos y una boda, hasta llegar al día en que os conocisteis en la cola de un control.

El primer tramo es el más corto, piensas.

Un día, quizás dos, hasta el momento en que el cielo cayó a tierra y te enterró bajo los escombros de tu escuela.

Uno..., dos..., tres... Undostrés. Uno..., dos..., tres...

Dos años caminando sin una sombra. Todo arde. Las lágrimas no llegarán a cuajar en tus mejillas, piensas.

Esa etapa termina, o quizás comienza, el día en que un tanque pasó sobre tu padre y sus almendros. “Por encima de mi cadáver”, les había dicho a los soldados. Te detuvieron en un control cuando ibas a su entierro. Cuando te soltaron, unos colonos se habían instalado en sus tierras; a ti te largaron a pedradas.

Otro tramo del camino: un año antes, mientras estabas trabajando en la fábrica de cemento, un hongo de polvo y humo brotó del patio de la mezquita. “Un objetivo militar,” dijeron. Llegaste a tiempo de enterrar a Nayla, a Omar, a Kareem, al pequeño Hamal.

Ahora viene el mejor tramo de la ruta, piensas. Recorrerlo es como pasear por la orilla de un estanque, a la sombra de las palmeras.

Los hijos son un hito cada año. Un mes después de nacer el segundo. Cuando el pequeño tuvo la tosferina. Cuando el mayor empezó a ir a la escuela. Vuestra boda. Desde allí divisas el futuro y el pasado. En el presente, alegría, música, todo el barrio reunido en la casa de los padres de Nayla. Nadie lanza fuegos artificiales, los soldados podrían tomarlos por disparos.

Más allá se adivina el otro extremo del camino”, piensas.

Una camioneta atiborrada, un puesto de control, una cola interminable bajo el sol y unos ojos que te miran. “Nayla”, dice tu padre. “La hija del panadero”, insiste un vecino.

Uno..., dos..., tres... Undostrés. Uno..., dos..., tres...

Es un recorrido demasiado largo”, piensas.

Te reunirás con Nayla por el camino más corto”, piensas

Cuando un rayo de luz te deslumbra y una mano limpia el polvo de tu cara, ya te has decidido.

-¿Ahmed?

Deberías abrir y cerrar los ojos varias veces, seguir golpeando la bala contra el cargador, pero prefieres mantenerte inmóvil y plegar los párpados.

Identidad verificada. Ahmed al-Khatib”.

La arena cubre de nuevo tus pupilas. La luz se apaga. Cesan las voces, los ladridos. Ahora podrás descansar bajo los almendros.

09 diciembre 2023

Convocatoria del VIII Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid

 

Se convoca el VIII Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid, con arreglo a las siguientes bases:

1.- Podrán concurrir todas las personas que lo deseen, cualquiera que sea su nacionalidad, con un solo trabajo.

2.- Los escritos presentados deberán reunir las siguientes condiciones:

a) Estar redactados en español.

b) Ser originales e inéditos.

c) No haber sido premiados ni estar participando en ningún otro certamen.

d) Tener una extensión mínima de 1.800 caracteres y máxima de 10.000.

e) Tema: libre.

f) Género: narrativa, divulgación u opinión, a elección del creador.

g) El autor premiado en la VII edición, celebrada en 2023, no podrá presentarse a esta convocatoria, siendo invitado a colaborar en la misma como miembro del jurado.

3.- Los originales se remitirán por correo electrónico en formato pdf antes de las 24:00, hora de Madrid, del viernes 15 de marzo de 2024.
Para ello se enviará un mensaje a la dirección
diariodemadrid@yahoo.com, con la mención en el asunto VIII Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid, que incluya un fichero pdf conteniendo exclusivamente el trabajo presentado a concurso y otro archivo pdf donde deberán constar los siguientes datos: nombre y apellidos, nacionalidad, domicilio, teléfono y dirección de correo electrónico del creador, título del escrito, así como una declaración de su autoría y de satisfacer las condiciones de estas bases. Los menores de edad deberán, además, remitir el consentimiento de sus padres o tutores para poder participar.

4.- El editor de jsanchezmingo.blogspot.com designará el jurado, que estará compuesto por un mínimo de nueve personas y realizará la elección final de la obra ganadora.

5.- Antes del 15 de junio de 2024 se publicará el fallo del jurado en jsanchezmingo.blogspot.com. Previamente será comunicado simultáneamente por teléfono y correo electrónico al autor vencedor, en cuyo momento se le informará también del lugar de entrega del correspondiente trofeo, una obra de un acreditado artista plástico.
El trabajo ganador será publicado en
jsanchezmingo.blogspot.com en los días sucesivos, no devengando su autor derechos por este motivo.

6.- El premio no podrá declararse desierto. La decisión del jurado será inapelable.

7.- No se mantendrá correspondencia con los autores de los trabajos presentados desde la publicación de la convocatoria hasta después del fallo del jurado, excepto para la aclaración de cuestiones relativas a estas bases o a la correcta recepción de los trabajos presentados a concurso. La resolución de todas las cuestiones que puedan surgir o plantearse sobre este certamen son de exclusiva competencia del editor de jsanchezmingo.blogspot.com en calidad de convocante.

8.- La participación en este concurso implica el conocimiento y aceptación de las bases que lo regulan, así como el acatamiento de cuantas decisiones adopte el editor de
jsanchezmingo.blogspot.com en lo relativo a su interpretación y aplicación.

Madrid, diciembre de 2023

Diario de Madrid, el blog de Julio Sánchez Mingo

jsanchezmingo.blogspot.com

24 noviembre 2023

Argentina con expectativa y esperanza

José Luis Castellano

 

El Obelisco de Buenos Aires.


Argentina cumple este próximo 10 de diciembre cuarenta años de democracia ininterrumpida. Lejos han quedado los golpes militares que deponían gobiernos constitucionales. El país es baluarte en el mundo por la defensa de los derechos humanos, después de una cruel dictadura y luego de un juicio, sin antecedentes en el planeta, hecho a las Juntas Militares.

Lamentablemente, la democracia quedó en deuda con la población en el aspecto económico. Desfilaron gobiernos socialdemócratas, peronismo de derecha, peronismo de izquierda y partidos de centro. Ninguno cumplió con las expectativas de mayor desarrollo, disminución de la pobreza o terminar con la inflación, por gastar, en forma irresponsable, más de lo que ingresaban las arcas del estado. El pueblo se hartó de todos los políticos, de la corrupción, mentiras e hipocresías. Este pasado domingo 19 de noviembre fue catapultado a la presidencia un outsider que supo interpretar la indignación del ciudadano común apuntando a la casta política por sus iniquidades. En este personaje la gente guarda sus esperanzas, esperando un cambio. Argentina es un país que añora aquella época dorada de la primera mitad del siglo XX, cuando se posicionaba entre las naciones más ricas y abrazaba multitud de inmigrantes europeos en busca de tierras prósperas, de paz y bendecida por la naturaleza. Este nuevo presidente electo prometió llevar a la nación a aquella gloria. Una utopía que promete hacer realidad con métodos ultra liberales. El mundo mira con expectativa al país, potencialmente rico y que produce alimentos para cuatrocientos millones de personas. Los mercados y las bolsas de todo el mundo han respondido positivamente, con importantes subas en bonos y acciones. Habrá que esperar los futuros acontecimientos y ver si el cambio resulta beneficioso. Una clase media empobrecida, sectores agropecuarios y pequeñas y medianas industrias aguardan con esperanza el resurgir de una nación que no merece estar luchando en la estrechez y el infortunio, por la calidad humana de su gente y la perseverancia y esmero de su población. Es lógico pensar que satisfará a los poderosos, aumentará la desigualdad y mucha gente lo pasará muy mal. Veremos qué pasa. Ha prometido no quitar los planes de asistencia ni la asignacion universal por hijo. Y luego de impulsar la economía y terminar con el desempleo, que eliminará la asistencia del estado. ¿Será así? Veremos… También ha dicho que tampoco desmantelará la educación universal y gratuita y la salud pública gratuita. Baluartes que destacan a este país de otros y que son admiración de los extranjeros... Veremos, veremos… No sólo hay que sumergirse en políticas de mercado, sino tener en cuenta lo humano en los sectores más vulnerables, atendiendo sus carencias. Además, fuertes organizaciones sociales, sindicatos y ONGs custodian con firmeza los valores humanistas.

José Luis Castellano es argentino, de abuelos paternos almerienses, ella de Macael, él de Cantoria. Vive en Buenos Aires.

16 noviembre 2023

Los problemas acuciantes

Julio Sánchez Mingo

He estado tres semanas largas fuera de casa, en un país fascinante y sorprendente, acogido cariñosamente por amigos, familiares y mucha gente anónima con la que me he cruzado en el día a día. Sin embargo, una vez más, he podido constatar que allí la vida resulta muy dura para gran parte de su población. Millones de sus habitantes se enfrentan cada mañana a la difícil tarea de buscarse el sustento del mediodía. La venta ambulante, la preparación y el servicio de comida callejera, la mendicidad, copan la actividad de casi todos ellos. Un trayecto de media hora en metro implica enfrentarse a la oferta continua, por la cifra mágica de unos 60 céntimos de euro, de todo tipo de productos y artículos, algunos de ellos de lo más inverosímil y sorprendente. Desde unos caramelos de miel para la garganta a unas parpadeantes lucecitas LED para adornar, por ejemplo, un arbolito de Navidad, o unos patitos amarillos de plástico, para que los niños jueguen en la bañera, o una cinta adhesiva de doble cara. Todo se vende. A esas tareas también aportan su tiempo y esfuerzo tanto niños como ancianos. En los supermercados, hay personas mayores que embolsan la compra por una propina.

Noviembre de 2023. Ancianos lavando un cochazo frente al hotel Four Seasons del paseo de la Reforma. J. S. M.

Los menos parias realizan trabajos subalternos. Las mujeres se dedican al servicio doméstico. Los camareros viven de las propinas y batallones de aparcacoches reciben en consigna cochazos de lujo, de volumen desmedido. La desigualdad es lacerante, duele, porque abundan los demasiado ricos, las mansiones en parcelas inmensas, los barrios jaula de oro. La concentración de magníficos restaurantes de sofisticados diseños, que no he visto en ninguna de las grandes capitales europeas, es, podríamos decir, obscena. La capital del país es un atasco de trafico permanente y, lógicamente, es una de las ciudades más contaminadas del planeta. Su metro es a todas luces insuficiente y a casi todas horas está saturado. El transporte público colectivo sufre graves carencias. Enjambres de furgonetillas y camionetas tratan de cubrir los desplazamientos de los ciudadanos en el extrarradio. Por el contrario, abundan espectaculares centros comerciales de tamaño descomunal y la inversión inmobiliaria en grandes hoteles o en colosales edificios de servicios de más de cincuenta plantas me maravilla. Estos crecen como setas, lo que choca a un madrileñito como yo, en cuya ciudad solo existen cinco construcciones de esas dimensiones. La clase media tiene poco peso. Es normal que un empleado asalariado desayune o almuerce en alguno de los infinitos puestos de comida apostados frente a los edificios de oficinas.

Pirámide de clases sociales. México 2020. Fuente: Secretaría de Economía. INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía). Cifras en pesos mexicanos.

Según me dicen, la enseñanza pública es paupérrima y para enfermar hay que ser millonario y así poder ser tratado en carísimos y magníficos hospitales privados. En los centros públicos falta de todo y las listas de espera son inasumibles. La diabetes y la obesidad causan estragos.

 

Noviembre de 2023. Dos jóvenes obesas en la avenida de Francisco I. Madero. J. S. M.

Los productos frescos son caros y se abusa de los alimentos ultraprocesados, el gran negocio de las multinacionales que campan a sus anchas, a despecho de las campañas gubernamentales que obligan a etiquetar los productos envasados con las leyendas exceso de sodio, exceso de grasas saturadas, exceso de calorías, exceso de azúcares.

Las redes de abastecimiento de agua potable solo alcanzan a un máximo de un 30 por ciento de la población. Los retos y problemas a los que se enfrenta el país son enormes, agudizados por la violencia, la inseguridad ciudadana y la corrupción política.

Desde ese entorno y en la lejanía, he seguido con frialdad la vida política española. He advertido que mis compatriotas, que en general viven bastante bien, aún con idénticos problemas pero, afortunadamente, bastante minimizados, se dejan enredar por cuestiones que crean y fomentan ciertos personajes políticos que solo velan por su propio interés, que conciben polémicas artificiales que polarizan a los ciudadanos, que terminan enfrentándose agria y hasta violentamente. A esos individuos les cuesta encarar las cuestiones acuciantes, importantes de verdad, para las personas y el planeta tierra y no hablan de las tediosas, aburridas cosas que marcan nuestras vidas y las de las generaciones venideras. También vergüenza me da ver tal derroche de energías y comisión de actos vandálicos por el perdón a un caradura sinvergüenza y cobarde cuando se ha perdonado, amnistiado e indultado a tanto delincuente que ha salido de rositas, sin olvidar al de Abu Dabi. Y nadie de ninguno de los dos polos ha rechistado en su momento. Lo que importa es afrontar adecuadamente la gestión de la sanidad, de la educación, del medio ambiente, de la galopante inflación y no entrar al trapo en materias propias de discusiones de sesudos expertos en derecho administrativo. Precisamente, Sergio del Molino se quejaba esta semana con dolor en un artículo de que, en 2011, estaba en una planta del hospital Vall d’Hebron de Barcelona, donde su hijo esperaba un trasplante de médula, cuando les anunciaron que racionaban los pañales y otros suministros básicos para los niños hospitalizados. Un gestor encargado de los recortes sanitarios más salvajes que se habían visto en democracia decidió que Cataluña no disponía de recursos para la higiene de los niños con cáncer. La gente se manifestó en contra de estas medidas y el gobierno regional de Artur Mas respondió con una carga policial brutal en 2012, que le costó un ojo a una manifestante. Ellos ya pensando en su procés, gastándose dinero del erario público para desarrollarlo y las criaturas enfermas sin lo importante, una atención adecuada. Y tristemente, muchos catalanes les aplaudieron, apoyaron y siguieron en 2017.

Cuando el diablo no tiene que hacer… o, en nuestro caso, no sabe cómo hacer… con el rabo mata moscas.

Y no olvidemos el genocidio de Palestina.


 


27 octubre 2023

 

Canicas de sol

Relato premiado en la 15ª Edición del Concurso Literario por el Día Mundial de la Salud Mental, organizado por la Taula Vallesana de Salut Mental  

Roberto Omar Román


Desde el primer día de nuestra llegada al parque hicimos de los columpios campo de guerra. En el juego de tocar el sol escribimos capítulos de héroes y proezas no aprendidas en la escuela. Y allí estaba el niño de la casa de enfrente, con la cara pegada a la ventana del segundo piso, mirando detrás de su cárcel de cristal, nuestras batallas.

Parados sobre un pie, alcanzada la máxima elevación, alzábamos las manos al tiempo de gritar ¡Toco el sol a la una, toco el sol a las dos, toco el sol a las tres…! Ganaba quien lo tocara doce veces.

El niño se golpeaba la cabeza en el vidrio, movía las piernas y brazos imitando nuestros movimientos. Nos reíamos de él porque parecía una mosca gorda zumbando en un frasco. Con aplausos y bullas lo alentábamos a continuar en su empeño. Éramos felices, porque en sus ojos veíamos dos alegres soles.

Al cabo de varios días, percibí la admiración del niño, quizás por ser yo el vencedor la mayoría de las ocasiones, o por dedicarle mayor atención que mis amigos. El niño gritaba enrojecido, aplaudía y lloraba de gusto al verme cobrar el premio de una canica por competidor derrotado.

Yo, orgulloso, levantaba mis trofeos y le hacía señas de que bajara a jugar.

Una tarde, la ventana estaba abierta. El niño logró trepar en un bote o banco; podía ver su barriga agitada, oír el tamborileo de los pies acompasado de aplausos, podía sentir los gritos raspando su garganta… los mocos escurriéndole como lágrimas.

Llegado mi turno, giré sobre un pie a gran altura agarrando la cadena apenas con la punta de los dedos. Para impresionarlo, fingí perder el equilibrio y caer. El niño aullaba como loco, babeaba y se jalaba el pelo. Las burlas de mis rivales, empeñados en distraerme, sólo lograron aumentar mi audacia. Seguro de que ninguno me ganaría, extendí los brazos victoriosos y grité al niño que bajara a tocar el sol

De repente, el sol se hizo una canica oscurecida que choca y se quiebra. Cuando bajé del columpio, desconocí a mis amigos, sus rostros parecían máscaras desenterradas de un panteón. Corrimos.

Días después, ya que dejaron de venir policías a hacer preguntas, busqué a mis compañeros para regresar a jugar al parque. Ninguno aceptó.

Me senté en un columpio, y mientras me balanceaba, vi ondear sobre la ventana cerrada, como un espantapájaros desmayado, una manta requemada por el sol, un sol distinto al que habíamos jugado a tocar, ofreciendo la casa en venta.

20 octubre 2023

La foto

Julio Sánchez Mingo



2023-10-12 Un hombre besa el cadáver de un niño en el exterior de la morgue del hospital Al Shifa de Gaza. Mohammed Talatene (Europa Press).

Esta foto parte el alma. A poca sensibilidad que se tenga. Transmite el infinito dolor del adulto que sostiene el paquete que contiene a su ser querido, su impotencia y desesperación. También mucha muerte, personificada en los dos bultos tirados sobre la plataforma del vehículo y cansancio, hastío y conmiseración del personaje apoyado en las barras que cierran la caja de la furgoneta, que, impaciente, se contiene para no atosigar al doliente.

Y te hace pensar en todo lo que hay detrás. En lo sucedido y en lo que está por venir. En la cultura del odio y el resentimiento y en como una injusticia movida por intereses espurios ha devenido en una espiral sin fin de violencia atroz. Todo empezó con la declaración Balfour de 1917, recién arrebatada Palestina al Imperio otomano, que dio cancha a las ideas y deseos del judío austrohúngaro Theodor Herzl, creador del sionismo político moderno. Gracias a británicos, EUA y los complejos de culpabilidad de los alemanes por el genocidio nazi, los sionistas pudieron crear en 1948 un estado en tierras de otros, desplazando a cientos de miles de personas, obligadas a abandonar sus casas. El resto hasta nuestros días es archiconocido. Seis guerras, dos Intifadas, en la primera de las cuales los chavales y jóvenes palestinos se enfrentaron con piedras a los fusiles de los soldados israelíes, que los masacraron. No hay que olvidar, como señalaba la semana pasada en un artículo el músico Barenboim, que, durante la Primera Guerra Mundial, la población judía del territorio era tan solo el 9% del total y añadía: ”… El pueblo judío acariciaba un sueño: una tierra propia, una patria para todos los judíos en lo que hoy es Palestina. Pero, de este sueño, se derivaba un supuesto profundamente problemático, fundamentalmente falso: una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra… “.

El escenario es desolador: territorios ocupados y un país de antiguos campesinos y pastores de cabras y ovejas — ahora convertidos en su mayoría en refugiados mediatizado por unos grupos terroristas y convertido en un campo de concentración, cercado por un estado terrorista, a su vez comandado por terroristas. Dolor y muerte allá donde se mire. Se mezclan la religión y la política. Los fanáticos religiosos y nacionalistas de ambos bandos campan a sus anchas por doquier. El derecho internacional no se cumple y las resoluciones de Naciones Unidas son papel mojado, no se respetan ni se ejecutan. Paradojas de la humanidad, genéticamente hablando, palestinos y judíos, enemigos acérrimos, son el mismo pueblo.

El escritor David Grossman, en un artículo publicado el pasado 13 de octubre, reivindicaba una vez más la existencia del estado de Israel como hogar nacional del pueblo judío, calificando la idea de los padres fundadores de grandiosa y sublime. Cargaba contra Hamás y su comportamiento asesino algo incuestionable del sabbat negro del 7 de octubre, reconocía los daños y males infligidos a los palestinos desde 1948 y tildaba de crimen la ocupación. Sin embargo, exigiendo contención a los palestinos, no cedía un ápice en su posición, la postura radical establecida por el sionismo desde el siglo XIX. Con estos planteamientos, ¿que futuro nos espera, máxime con gobiernos israelitas ultranacionalistas, agresivos, terroristas, ultraderechistas, racistas, supremacistas y corruptos como el de Netanyahu? ¿Cómo pueden nacer monstruos que declaran ultimátums que exigen el traslado de millones de personas de un día para otro en una situación límite y absolutamente conflictiva, con los hechos del sabbat negro, sus secuelas y sus posibles consecuencias aún calientes?. Isaac Herzog, el presidente israelí, ha llegado a afirmar que en Gaza no hay inocentes, que es toda una nación la responsable. ¿Cómo se puede hacer pagar a tanta gente por el pecado de unas milicias terroristas fanatizadas que son el fruto de la represión y de la desesperación de un pueblo martirizado desde hace casi ochenta años? Aquella exigencia ha desencadenado el éxodo forzado de miles de gazatíes que además sufren el bombardeo incesante e indiscriminado de su tierra y sus casas, llegándose al culmen de la matanza del hospital Baptista de Gaza, con casi casi medio millar de víctimas mortales. Una gigantesca catástrofe humanitaria más. No quiero imaginar el futuro que aguarda a los miles de presos palestinos encarcelados sin juicio en Israel o a los rehenes judíos capturados, que hasta ahora al menos servían para que algunos prisioneros árabes pudieran ser canjeados y ver la luz de la calle.

Mientras escribo estas líneas, escucho las risas y gritos alegres de los pequeños de mi familia celebrando el séptimo cumpleaños de la mayorcita, ignaros de la tragedia que se desarrolla a 12.500 kilómetros de distancia, donde los que llevan la peor parte son niños, mujeres y ancianos palestinos.

No se me ha olvidado la imagen de televisión del 30 de septiembre de 2000 del adolescente Muhammad al-Durrah, guareciéndose tras su padre para protegerse de las balas del fuego cruzado entre soldados israelíes y combatientes palestinos. Finalmente murió tiroteado, a los 12 años de edad. Será muy lamentable, pero me temo que imágenes y fotos como éstas se volverán a tomar muchas veces en Oriente Próximo.


 

PD. El público debería volver a ver el documental Nacido en Gaza, del reportero Hernán Zin, estrenado en 2014, tras la sangrienta ofensiva israelí sobre Gaza de ese verano. Hubo 2.205 muertos palestinos, de los cuales 1.563 civiles, de estos 538 menores de edad. Recoge opiniones de niños palestinos que hablan sobre su tragedia cotidiana y los horrores que acaban de vivir. ¿Qué habrá sido de ellos? ¿Se habrá unido alguno a Hamás? Sin duda, este documental ayuda a entender la situación de Oriente Próximo y constatar que Gaza, objeto de un cerco absoluto, es un infierno de hacinamiento y violencia, donde malviven dos millones de palestinos, de los cuales el 40 % tiene menos de 15 años y más de la mitad es pobre de solemnidad. En el momento presente, como si de un asedio medieval se tratara, se impide que el agua, los alimentos, las medicinas y el combustible lleguen a los 2,3 millones de habitantes de la Franja.


 

11 octubre 2023

Los nostálgicos

Julio Sánchez Mingo

 

Bandera de España. I República.

 

Cuando yo nací, hacía veintidos años que el dictador, Primo de Rivera, había dimitido y se había exiliado en París. Su ejército le había dado la espalda y su rey, Alfonso XIII, otro Borbón felón, le había hecho la cama. En sus últimos tiempos de poder, según Miguel Maura —autor de la excelente crónica Así cayó Alfonso XIII—, repetía la frase: "A mí no me borbonea nadie", cansado de los movimientos del monarca en su contra. La diabetes lo devoró y, a las seis semanas de su llegada a la capital francesa, falleció.

De chaval, en casa, oía hablar de la dictadura del jerezano y me parecía que se referían a algo muy lejano, a un pasado muy remoto. Mis padres la habían sufrido de niños y eran adolescentes cuando el espadón desapareció de la escena política. La República sí estaba viva y cercana para ellos, que vieron rota su juventud con el estallido de la Guerra Civil. Entonces, no habían cumplido ni los veinte.

Yo entiendo que haya gente conservadora y muy conservadora, de derechas y de ultraderecha, progresista y muy progresista, de izquierdas o de extrema izquierda, pero no comprendo la utilización que hacen de la parafernalia asociada a tiempos más que pasados, a la reivindicación de personajes que no conocieron vivos, sobre los que simplemente han recibido algún testimonio oral o han leído algunas líneas. Son los nostálgicos, que pretenden retrotraernos al pasado y que, paradójicamente, en su día a día viven de una forma muy actual, muy acorde a los tiempos, con las nuevas costumbres sociales muy asimiladas y las nuevas tecnologías incorporadas a sus hábitos. ¿Hay coherencia en su pensamiento? ¿Y en su comportamiento? ¿Por qué sus ideas anacrónicas?

Un chaval que tuviera diez años el 20 de noviembre de 1975 es ahora casi sexagenario. Me llama la atención que en las manifestaciones y concentraciones de la ultraderecha abunda la gente joven, siendo minoría los viejos exaltados. ¿Cómo se puede ser nostálgico de algo que no se ha vivido plenamente? Por el contrario, cuando aparece una bandera morada republicana, los que llevan la voz cantante son, básicamente, ancianos.

Cruje que en los últimos años se llenen los juzgados de recursos contra la retirada de estatuas, nombres de calles y simbología del dictador gallego y su régimen y contra las exhumaciones para que otros reciban los restos de sus seres queridos. Se convocan premios literarios muy bien dotados para glosar la figura del que a su vez le hizo la cama a Alfonso XIII y se llena la Red y otros medios de comunicación de apología de personajes y sucesos deplorables. Todo muy bien engrasado económicamente.

Del pasado hay que aprender pero reivindicar sus hechos, iconografía, actitudes y personajes no nos lleva a ninguna parte. El día menos pensado pretenderán elevar a los altares a los Reyes Católicos o al aguerrido Mío Cid — Meu Sidi, mi señor en lengua mozárabe, del árabe andalusí Sidi, señor—. De lo que se trata es de mejorar y que el bienestar alcance al mayor número de personas posible. Pero entran en escena el egoísmo y los intereses espurios, que consciente, o incluso inconscientemente –hay mucha gente que no ve más allá de sus narices o es fácilmente manipulable—, se disfrazan de ideología política. Por otra parte, cuando huele a dinero, poder, es curioso ver como los enemigos acérrimos se reconcilian o se alían renunciando a sus tan cacareados postulados.

Por cierto, para reclamar el sistema republicano yo no utilizaría el color morado sino los colores de la Primera República. Hay que ser auténticos y... puestos a ser nostálgicos...

 

06 octubre 2023

El terremoto, Lola y yo

Clementina Cruz

 

Lola sesteando al sol en su terraza, un mes después del suceso narrado. J. S. M.


En el verano de 2017, empecé a trabajar en Ciudad de México con una familia constituida por un matrimonio joven y su hermosa hijita, de tan solo ocho meses de edad. Con ellos vivía, como una más de la familia, Lola, su mascota, que era muy querida por sus amos. Conmigo no era tan cercana y se mostraba bastante huraña. Tampoco yo estaba acostumbrada a convivir con un perro.

Pero el destino nos tenía algo reservado. El martes 19 de septiembre de ese mismo año estaba transcurriendo como cualquier otro día. Pero, a las 13:14, un sismo de magnitud 7.1 azo la gran ciudad, con una duración de 90 interminables segundos. Las fuertes sacudidas nos sorprendieron a Lola tomando el sol en la terraza, como siempre hacía, y a mí en la cocina. Aquel ático en una séptima planta no dejaba de moverse. Su fachada lateral golpeaba estruendosamente la de la finca colindante, separadas unos veinticinco centímetros. La frecuencia de oscilación de los dos edificios no estaba sincronizada y, posiblemente, no era la misma. Yo casi no podía sostenerme. Como pude, salí a la terraza. Al ver y escuchar lo que sucedía, el pánico me invadió. Me senté en el suelo y me recargué contra la pared, cuando vi que Lola iba de un lado a otro, tampoco podía mantenerse en pie y estaba aterrorizada. Fui a gatas a por ella y regresamos a guarecernos al mismo lugar, a cielo abierto. La abracé y le pedí a Dios, pues estábamos en sus manos. Cuando terminaron los temblores, abandonamos el edificio y contemplamos cómo el caos se había apoderado de las calles.

A partir de ese día Lola y yo conectamos de una manera muy especial. Se volvió dócil conmigo y mi forma de relacionarme con ella cambió. Hasta me hacía fiestas cuando yo regresaba de descansar los fines de semana. La lección que aprendí de este suceso es que los perros son los seres más agradecidos que existen. Podría decir más: a un humano, por el hecho de serlo, se le olvida en muchas ocasiones algo que hiciste por él. Lola y yo estuvimos juntas en el momento más difícil de nuestras vidas y ello quedará grabado en mi memoria para siempre.

Nota del editor. El terremoto dejó un saldo de 369 muertos, la mayoría en la capital del país, donde 228 personas fallecieron. Cuarenta y nueve de ellas en el edificio de Álvaro Obregón, 286, en Roma Norte, perteneciente a la alcaldía Cuauhtémoc, de acuerdo con las cifras oficiales publicadas por el gobierno mexicano. Coincidió con el aniversario del temblor de 1985, que fue mucho mas mortífero y devastador. Las características del subsuelo de Ciudad de México, construida sobre el fondo fangoso del lago de Texcoco, amplifica las ondas sísmicas, especialmente en las colonias Roma y Condesa.

07-10-2023 Un terremoto de magnitud 6,0, con epicentro en Oaxaca, estado del sur mexicano, sacudió diferentes zonas del país y activó este viernes la alerta sísmica en Ciudad de México. El Servicio Sismológico Nacional (SSN), que de manera preliminar había fijado la magnitud del evento  en 6,3, situó el epicentro a 12 kilómetros al noroeste de Matías Romero, Oaxaca. Se produjo a las 23:06, hora local (07:06 de Madrid ). Cuando empezaron a sonar las alarmas, Lola salió disparada a la terraza. Su amita Helena, de casi siete años de edad, se comportó como una valiente.  

 

29 septiembre 2023

Gramsci y el dinero

Julio Sánchez Mingo

 

Antonio Gramsci. 1922.


Antonio Gramsci (1891-1937) fue un pensador, escritor y periodista y político italiano, uno de los intelectuales europeos más destacado del siglo XX. Escribió sobre teoría política, sociología, antropología y lingüística. Fundador del Partido Comunista de Italia junto con Amadeo Bordiga, fue elegido diputado en 1924. Represaliado por el régimen fascista de Benito Mussolini —que había militado en el Partido Socialista al igual que él— fue confinado y encarcelado en 1926 y condenado en 1928 a 20 años de prisión. Por razones de salud, a partir de 1933 fue recluido sucesivamente en distintas clínicas. Primero bajo severo aislamiento y, desde octubre de 1934, en libertad condicional. En abril de 1937 es perdonado pero fallece pocos días después en la clínica Quisisana de Roma, sin haber llegado a disfrutar de la libertad plena.

Las cartas remitidas por Gramsci a su familia y a algunos amigos entre 1926 y 1937 desde los lugares de confinamiento y posterior encarcelamiento han sido objeto, desde 1947, de diferentes recopilaciones y publicaciones con el título genérico de Lettere dal carcere (Cartas desde la cárcel). Considerada en su conjunto, esta obra epistolar sobresale por sus valores intelectual, literario, costumbrista y testimonial.

En la misiva remitida a su madre el 27 de junio de 1927, escribe entre otras cosas: “… ¿Sabes qué estoy pensando? Que el escudo de plata que había mandado para que se le hiciera a Mea —su sobrina Edmea, nacida en 1920— una cucharilla, te lo has quedado para metérselo en la hucha o ingresarlo en correos. Me parece adivinar en los rasgos de la cara de esta niña las futuras facciones de una beguina que presta el dinero al 40 por ciento de interés. Sospecho que entre todos, Grazietta, Teresina y tú, habéis estropeado a Edmea. Nunca olvidaré que la primera vez que Mea salió a dar una vuelta conmigo le pregunté si quería unas chocolatinas, a lo que me respondió que prefería el dinero para ingresarlo en correos. ¿Te parece una bonita manera de educar a un niño? Me imagino que una chica educada así no tendrá reparos en prostituirse. Le habéis enseñado que el dinero tiene valor por sí mismo y no por lo que con él podemos conseguir. Yo quiero que Mea tenga su cucharilla y no un escudo. Escríbeme para asegurarme que habéis procedido según mis deseos… “.

El dinero tiene que ser útil para las personas, para que sean felices y no sufran calamidades por su falta, no un objetivo en sí mismo, para alcanzar mayor poder y, a la larga, ser los más ricos del cementerio. Hay que compartirlo, que repercuta positivamente en la sociedad. Sin los demás nadie se hace multimillonario, necesita de su colaboración. Además, como se dice, es de bien nacidos ser agradecidos. No seamos egoístas y no nos dejemos arrastrar por este rampante capitalismo salvaje y especulativo que, hoy en día, parece que todo lo puede.


 Y una viñeta que viene de América: