15 diciembre 2023

El mapa

Arturo Martínez Gónzalez

 


Mientras escuchas los disparos, los ladridos de los perros y el petardeo de una excavadora, dibujas un mapa para llegar a Nayla.

La distancia más corta entre dos personas es la muerte. Con frecuencia, también es la menos dolorosa.

Hace ya tres años que la enterraron con vuestros hijos en Har Brakha, cerca de donde tu bisabuelo, antes de la Nakba, había plantado una docena de almendros. Pero tú no imaginas un mapa de carreteras con una ruta de ciento sesenta kilómetros a través de una docena de puestos de control y una línea del frente.

No es eso lo que quiero”, piensas. Un mapa así, ahora, no te serviría de nada.

No quiero ver su sepulcro”, piensas.

Uno..., dos..., tres... Undostrés. Uno..., dos..., tres… Sigues golpeando con una bala contra algo metálico, quizás un cargador.

El otro camino significa retroceder diez años, tres hijos y una boda, hasta llegar al día en que os conocisteis en la cola de un control.

El primer tramo es el más corto, piensas.

Un día, quizás dos, hasta el momento en que el cielo cayó a tierra y te enterró bajo los escombros de tu escuela.

Uno..., dos..., tres... Undostrés. Uno..., dos..., tres...

Dos años caminando sin una sombra. Todo arde. Las lágrimas no llegarán a cuajar en tus mejillas, piensas.

Esa etapa termina, o quizás comienza, el día en que un tanque pasó sobre tu padre y sus almendros. “Por encima de mi cadáver”, les había dicho a los soldados. Te detuvieron en un control cuando ibas a su entierro. Cuando te soltaron, unos colonos se habían instalado en sus tierras; a ti te largaron a pedradas.

Otro tramo del camino: un año antes, mientras estabas trabajando en la fábrica de cemento, un hongo de polvo y humo brotó del patio de la mezquita. “Un objetivo militar,” dijeron. Llegaste a tiempo de enterrar a Nayla, a Omar, a Kareem, al pequeño Hamal.

Ahora viene el mejor tramo de la ruta, piensas. Recorrerlo es como pasear por la orilla de un estanque, a la sombra de las palmeras.

Los hijos son un hito cada año. Un mes después de nacer el segundo. Cuando el pequeño tuvo la tosferina. Cuando el mayor empezó a ir a la escuela. Vuestra boda. Desde allí divisas el futuro y el pasado. En el presente, alegría, música, todo el barrio reunido en la casa de los padres de Nayla. Nadie lanza fuegos artificiales, los soldados podrían tomarlos por disparos.

Más allá se adivina el otro extremo del camino”, piensas.

Una camioneta atiborrada, un puesto de control, una cola interminable bajo el sol y unos ojos que te miran. “Nayla”, dice tu padre. “La hija del panadero”, insiste un vecino.

Uno..., dos..., tres... Undostrés. Uno..., dos..., tres...

Es un recorrido demasiado largo”, piensas.

Te reunirás con Nayla por el camino más corto”, piensas

Cuando un rayo de luz te deslumbra y una mano limpia el polvo de tu cara, ya te has decidido.

-¿Ahmed?

Deberías abrir y cerrar los ojos varias veces, seguir golpeando la bala contra el cargador, pero prefieres mantenerte inmóvil y plegar los párpados.

Identidad verificada. Ahmed al-Khatib”.

La arena cubre de nuevo tus pupilas. La luz se apaga. Cesan las voces, los ladridos. Ahora podrás descansar bajo los almendros.

3 comentarios:

  1. Lo que está sucediendo a pocos kilometros de nuestras luces y de nuestras blasfemas fiestas de Navidad no es una fantasía literaria.
    Yo, como italiano, siento vergüenza: mi gobierno se ha abstenido en el voto de la ONU donde se pedía el cese de los bombardeos sobre Gaza... Ocho mil niños muertos son pocos todavia.

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  2. Miguel Ángel Valenzuela15 de diciembre de 2023, 18:20

    Benjamin
    Como político, estaba casi en la calle. Al ver que perdía poder y privilegios, como buen explotador del Holocauto, ha puesto a toda máquina el exterminio de los más débiles. Un paranoico más con resultados terroríficos.
    Ha conseguido que yo cambie mi parecer sobre esa colectividad siempre unida con la que conviví muchos años y con la que era solidario.
    Ya no puede argumentar lo sufrido, lo ha replicado.

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  3. Cuánto dolor e injusticia.
    Sencillamente narrado-denunciado.
    Saludos amigo Arturo.

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