El terror de viejas, viejos y niños

Julio Sánchez Mingo

Ha sido clasificada una nueva especie que deambula acechante por la jungla urbana. Al parecer se trata de una evolución del Homo sapiens que, al ser sometido a los efectos de la ignorancia, la vanidad, la estupidez, la irresponsabilidad, la falta de empatía y un acusado complejo de modernidad mal entendida, ha devenido en una fiera verdaderamente peligrosa, verdugo de viejas, viejos y niños. Siembra el terror entre los pacíficos viandantes que caminan por las aceras, tiene una querencia especial por las más estrechas, de vías, plazas y paseos de las grandes poblaciones y los lugares de vacaciones. Alcanza velocidades sorprendentes, lo que unido a su peso y a su frente metálico, la convierten en una alimaña armada muy dañina. Su impacto en el tobillo puede lesionar de por vida. Ante su presencia, cada vez más numerosa, las personas mayores tienen miedo a salir a la calle. Cuando se intenta ahuyentarla a voces, se revuelve como una hidra, insulta y amenaza.  Es una bestia bastante estúpida, a la que no arredran las multas. Incluso muchos de sus ejemplares tienen tendencias suicidas y no se amilanan si tienen que circular por las calzadas rodeados de coches, motos, autobuses y camiones.

A un castizo le he oido llamar a esta especie gilirruedines.

Es el Homo stultum patinetensis.

Señal en una acera de una calle de Nueva York.