24 enero 2020


Educación, adoctrinamiento y... sentido común

Julio Sánchez Mingo


Yo fui a un colegio donde la mitad de los profesores eran fascistas dos de ellos falangistas, el resto de Mussoliniy la otra mitad eran republicanos o comunistas de Togliatti y Longo. El profesor de Religión era un caso aparte. De él ya escribí hace tiempo.
Al finalizar nuestro paso por las aulas, cada uno de nosotros tenía una ideología diferente. En bastantes ocasiones, ni siquiera coincidíamos con las ideas políticas de nuestros progenitores. A veces ni ellos entre sí y tampoco entre los hermanos.
Todo ello a pesar de la machacona propaganda nacionalcatólica a la que los españoles fuimos sometidos por el Régimen dictatorial franquista a través de sus medios de comunicación: NO-DO, Radio Nacional de España, Televisión Española y la prensa del llamado Movimiento, los pilares del intento de adoctrinamiento global de la población, las herramientas de esa frustrada labor de lavado de cerebro colectivo.
NO-DO era el noticiario de obligada proyección en todas las sesiones de todas las salas cinematográficas del país. Con el diario hablado, el parte, de Radio Nacional de España, conectaban obligatoriamente todas las emisoras de radio, a las que estaba vedado emitir programas informativos. Sólo existía una difusora de televisión: Televisión Española, que programaba sus correspondientes telediarios. La prensa del Régimen no tenía mucho tirón entre el público, excepto el diario deportivo MARCA. Qué se iba a esperar de un país donde la educación, como tarea elevada y fundamental para la ciudadanía, no existía. Sólo se intentaba instruir en las ideas del nuevo Estado, delegando este cometido en la Iglesia Católica y sus órdenes religiosas. Paradójicamente, las personas más anticlericales que he conocido a lo largo de mi vida pasaron por centros de curas y monjas, segregadas por sexo, por supuesto.
Así durante cuarenta años. Cuando en el 78 se ratificó la Constitución, en general bastante progresista en su articulado, que en muchos aspectos ha resultado papel mojado por su incumplimiento, la gran mayoría de los españoles renegó de Franco y su sistema. El adoctrinamiento global resultó un fiasco.

Casado y sus socios de Vox, emperrados en aplicar el veto parental prerrogativa de los padres para ejercer la censura previa de los contenidos de las enseñanzas complementarias que se imparten en horario escolar—, no se enteran de qué va la vida, ni de qué va la educación. Está demostrado que es imposible adoctrinar a la totalidad de un grupo o colectivo. Sólo es viable el adoctrinamiento de individuos. Yo creo que pretenden llevar el caos a la escuela pública, para desesperación de docentes y familias, y favorecer las enseñanzas privada y concertada, que son un gran negocio. La formación integral de niños y jóvenes les importa un bledo. Esta política de educación a la carta, a discreción de los padres, es, además, económicamente insostenible. ¿Quién vigila a un niño que no está en clase con sus compañeros porque su mamá ha decidido que no participe en una lección complementaria? Habrá que contratar a alguien para ese menester.
Lo del adoctrinamiento de la izquierda es una falacia que actúa como cebo ideológico para pacatos biempensantes y la implantación del veto parental es crear un problema donde no lo hay, es una columna de humo en la permanente, bronca y poco constructiva oposición al gobierno. No ha habido reclamaciones por las cientos de miles de actividades complementarias desarrolladas salvo en ¡dos o tres casos! Para resolverlas están los consejos escolares y los servicios de inspección educativa y, en última instancia, los tribunales de Justicia. El objetivo de la censura previa es coartar cualquier actividad, ya sea educativa, formativa o informativa, algo propio de dictaduras y regímenes no democráticos, donde la libertad brilla por su ausencia.
Esa estrategia opositora me recuerda cuando muchos pudientes llevaban a sus hijas a abortar a Londres y el fin de semana se manifestaban contra la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo.

Y día a día, con la excusa de los recortes, se deriva cada vez más dinero de la sanidad y la educación públicas, columnas vertebrales del país, a instituciones y empresas privadas.

3 comentarios:

  1. Bien dicho, Julio, y muy bien explicado. Este texto debería hacerse viral en las redes para aquellos que les cuesta entenderlo, ya sea por ignorancia o a sabiendas.

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  2. Muy oportuno tu artículo, Julio. Lo comparto en redes. Todos los que están a favor del veto parental, escondidos en la "libertad de elección para sus hijos" lo que realmente quieren es imponer el fascismo. Ellos sí adoctrinan si se les deja.

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  3. Me parece una descripción muy acertada de cómo fuimos y quiénes somos.

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