Introspección
Charo
López Lázaro
Observo
los pies, mis pies, esos pies que me trasladan, los que me sostienen.
Están envueltos en zapatillas blandas, suaves, de color vino
burdeos. Contrastan con el color de la hierba
de mi jardín
y hacen juego con las florecillas silvestres que asoman
tímidamente... Los sigo observando y esa imagen la podría plasmar
en un cuadro sencillo, pequeño, para colgarlo en cualquier pared
desnuda del pasillo,
para romper su
monotonía blanca. A menudo me ensimismo en pensamientos
sin transcendencia,
como si no quisiera ver más allá, porque no hay más allá... No
puedo describir lo que siento en este tiempo
tan raro,
desconocido. Estoy cómoda, en paz, segura, protegida por
una envoltura etérea,
que
sería
suave y blanda, de color vino burdeos, lo mismo que mis pies. En el
armario dormitan vestidos a los que
la oscuridad del lugar,
les ha anulado su esplendor. Quizá esperen que los rescate, los
libere, lo mismo que los zapatos, escondidos en sus cajas, que ahora
son solo eso...
cajas
grises.
Así
descansan todas aquellas prendas, bolsos, complementos, adornos...
Algún día, algún día...
¿Y
si ese día mis pies tan mimados, al enfundarse en los bonitos
zapatos de tacón,
protestan y mi cuerpo al entrar en aquel vestido ceñido se
rebela...? ¿Y si mi alma ya no quiere aventurarse a descubrir
el
mundo
exterior
que nos espera?
En
ello medito mientras
la tarde va adquiriendo colores suaves, difuminados, porque anuncia
que se va despacio
para
que la reemplace la noche, ensombreciendo
los
colores del jardín.
Relato breve como son a menudo nuestros pensamientos libres. Breve pero no por esto menos profundo y elegante, humano. A veces los relatos muy largos pierden el porqué han empezado... Éste vale más que un beso, mucho más que un abrazo... Diría un simple gracias si el uso continuo no hubiera desgastado su valor más verdadero.
ResponderEliminarBreve, conciso y preciso. Recrea con intrínseca sensibilidad el estado emocional y psíquico del encierro. Más que una prosa, es una caricia al espíritu.
ResponderEliminarHermosa e íntima reflexión en la que la autora, con palabras sencillas y objetos cotidianos, sin que nos demos cuenta, nos lleva a ese lugar donde reina la duda metafísica, y nos deja allí, sintiendo como cae la noche.
ResponderEliminarV.S.
En el arte como en el amor la ternura es lo que da la fuerza y tu escrito contiene todo ello y muy bien narrado.
ResponderEliminarTodos los días tienen algo bello y leerte ha sido un precioso regalo para mi
Muchas gracias por vuestros geniales comentarios, estos si que son regalos. Abrazos
ResponderEliminarTras desentrañar...? Cada palabra la empatía se sienta en mí silla de vivencias.
ResponderEliminarPasados unos instantes pienso ..Me interesa ese mundo exterior respuesta del embrión interior, esa mi voz lo necesita...!
Muy lindo. Gracias
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