25 abril 2020


Un pequeño cocodrilo que me babea las zapatillas
Marta Rodríguez Maurelo

A mis padres, durante el confinamiento

M. R. M.

Son días complicados, mucho. Creo que es lo poco en lo que estamos todos de acuerdo. Sin embargo, nos centramos en los aspectos negativos del confinamiento, pero estamos dejando de lado las facetas positivas, que también las hay.
Son momentos tristes. Hay muchísimas, miles y miles de familias que están pasando un infierno, tanto en lo personal como en lo laboral. Por eso hay que saber valorar lo que tenemos.
No soy una buena redactora, pero a pesar de ello voy a escribir sobre lo que me está tocando vivir. He tenido la suerte de poder trabajar desde casa. Como tengo un hijo de trece meses, lo primero que pensé fue... "Puf, a ver si lo consigo, aunque sea un poco". Actualmente mi vida es una locura, sí, incluso más que antes. Estoy delante del ordenador mientras un pequeño cocodrilo me babea las zapatillas. O intento concentrarme en un informe mientras oigo una risilla contagiosa, que no puedo evitar escuchar, y salgo corriendo para jugar con él, ¿resultado? Informe pospuesto... Eso sí, a ver quién los lleva el día del desconfinamiento otra vez a la guarde o al cole... ¡pido no!
Algunos instantes del día a día son geniales. ¿Cuántas veces hablabais con vuestros amigos antes? Yo bastante poco, siempre había cosas que hacer. Ahora estamos continuamente en contacto. Ese mensaje que siempre piensas… "mañana lo contesto" y nunca lo respondes… ¡Ahora sí! Nunca olvidaré las llamadas telefónicas entre mis compañeros del departamento y escuchar de fondo un... "¡Papáaaaaaaaa!", mientras mi jefe dice: "¡Estás castigada!".
Son detalles menores de estos días que creo que nos acercan más a las personas. Ayer conversaba con un amigo y él me decía: "Mañana tengo que madrugar, me levantaré a las ocho para hacer lo que tengo pendiente… " Nos entró la risa claro. Madrugar, antes, era ¡levantarse a las seis de la mañana! Y, ¿qué me decís del placer que es tener todos los armarios ordenados por primera vez en la vida?
Hay costumbres que nunca cambian, como recibir el mismo mensaje de tus padres todas las mañanas diciendo: "Hola chata, ¿qué tal estáis?". Por cierto, que sea siempre así. Pero hay otras que creo que todos vamos a incorporar a nuestras vidas. ¿Quién no va a mirar con una sonrisa a todos los perros del barrio recordando los miles de mensajes enviados a su costa?
Para terminar estas líneas quiero mencionar un párrafo de una canción1 que dice: “... Cada día de lluvia tiene su arcoíris […] la vida no es perfecta para ser maravillosa... ".
(1) David Rees: De ellos aprendí.

5 comentarios:

  1. Una buena dosis de optimismo, y una vision de como viven las mamas y papas, con el teletrabajo. Esta muy bien. Y un aplauso por ellos y sus peques.

    ResponderEliminar
  2. "La vida no es perfecta para ser maravillosa". Precioso final.

    V.S.

    ResponderEliminar
  3. Expresas muy bien el amor que sientes por ese "pequeño cocodrilo"... desprenden tanta ternura que es imposible resistirse a sus risas.
    Yo también pienso que en casi todas las situaciones encontramos cosas buenas y algunas de ellas las echaremos de menos.

    ResponderEliminar
  4. Me encantó la parte cuando os dejaste seducir por las risillas de tu pequeñín y pospones el trabajo. Jajajaja. Me da risa porque me siento identificado. Disfruta tu baby a lo máximo. Esa etapa pasa muy rápido.

    ResponderEliminar
  5. No tengo hijos aún pero me encantó la forma tan natural que me haces repensar en otros aspectos de mi vida y en la verdadera prioridad que debe tener cada una. Gracias por animarte a escribir.

    ResponderEliminar

Los comentarios de este blog están sujetos a moderación. No serán visibles hasta que el administrador los valide. Muchas gracias por su participación.