Un
pequeño cocodrilo que me babea las zapatillas
Marta
Rodríguez Maurelo
A
mis padres, durante el confinamiento
M. R. M. |
Son
días complicados, mucho. Creo que es lo poco en lo que estamos todos
de acuerdo.
Sin
embargo, nos centramos en los aspectos negativos del confinamiento,
pero estamos dejando de lado las
facetas
positivas,
que también las
hay.
Son
momentos tristes.
Hay
muchísimas, miles y miles de familias que están pasando un
infierno, tanto en lo personal como en lo laboral.
Por
eso hay que saber valorar lo que tenemos.
No
soy una buena
redactora,
pero a pesar de ello voy a escribir sobre lo que me está tocando
vivir.
He
tenido
la suerte de poder trabajar desde casa. Como
tengo
un hijo de trece meses,
lo
primero que pensé fue... "Puf,
a ver si lo consigo, aunque sea un poco".
Actualmente mi vida es una locura, sí, incluso más que antes. Estoy
delante del ordenador mientras un pequeño cocodrilo me babea las
zapatillas.
O intento concentrarme en un informe mientras oigo una risilla
contagiosa, que no puedo evitar escuchar, y salgo corriendo para
jugar con él, ¿resultado? Informe pospuesto... Eso sí, a ver
quién los lleva el día
del desconfinamiento
otra vez a la guarde
o al cole...
¡pido
no!
Algunos
instantes del día a día son geniales. ¿Cuántas veces hablabais
con
vuestros amigos antes? Yo bastante poco, siempre había cosas que
hacer. Ahora estamos continuamente en contacto. Ese mensaje que
siempre piensas… "mañana lo contesto" y nunca lo
respondes… ¡Ahora sí! Nunca
olvidaré
las llamadas telefónicas entre mis compañeros del departamento y
escuchar de fondo un... "¡Papáaaaaaaaa!", mientras mi
jefe dice:
"¡Estás castigada!".
Son
detalles menores de estos días que creo que nos acercan más a las
personas. Ayer conversaba con un amigo y él me decía: "Mañana
tengo que madrugar, me levantaré a las ocho para hacer lo que tengo
pendiente… " Nos entró la risa claro. Madrugar, antes, era
¡levantarse a las seis de la mañana! Y,
¿qué
me decís del placer que es tener todos los armarios ordenados por
primera vez en
la
vida?
Hay
costumbres que nunca cambian, como recibir el mismo mensaje de tus
padres todas las mañanas diciendo: "Hola chata, ¿qué tal
estáis?". Por cierto, que sea siempre así. Pero hay otras que
creo que todos vamos a incorporar a nuestras vidas. ¿Quién no va a
mirar con una sonrisa a todos los perros del barrio recordando los
miles de mensajes enviados a su costa?
Para
terminar estas líneas quiero mencionar un párrafo de una canción1
que dice: “... Cada día de lluvia tiene su arcoíris […] la vida
no es perfecta para ser maravillosa... ".
(1)
David Rees: De
ellos aprendí.
Una buena dosis de optimismo, y una vision de como viven las mamas y papas, con el teletrabajo. Esta muy bien. Y un aplauso por ellos y sus peques.
ResponderEliminar"La vida no es perfecta para ser maravillosa". Precioso final.
ResponderEliminarV.S.
Expresas muy bien el amor que sientes por ese "pequeño cocodrilo"... desprenden tanta ternura que es imposible resistirse a sus risas.
ResponderEliminarYo también pienso que en casi todas las situaciones encontramos cosas buenas y algunas de ellas las echaremos de menos.
Me encantó la parte cuando os dejaste seducir por las risillas de tu pequeñín y pospones el trabajo. Jajajaja. Me da risa porque me siento identificado. Disfruta tu baby a lo máximo. Esa etapa pasa muy rápido.
ResponderEliminarNo tengo hijos aún pero me encantó la forma tan natural que me haces repensar en otros aspectos de mi vida y en la verdadera prioridad que debe tener cada una. Gracias por animarte a escribir.
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