05 enero 2021

 

Majestades mágicas y traviesas


Roberto Omar Román

 


La mudanza

Los Reyes Magos leen la carta de Benjamín solicitando una nube.

Amablemente escriben al calce de ésta que, debido a lo inusual de su pedido, no están en posibilidades de complacerlo. Con gusto lo harán la próxima visita.

El año siguiente, los Reyes Magos leen la petición de Benjamín escrita con labial rojo en una sábana blanca tendida en el patio:

"Olviden la nube; ya no es mi novia la hija del algodonero. Mejor dejen una nave espacial tamaño familiar. Mañana se vence la hipoteca de la casa y nos van a lanzar".


El astuto

El insomnio lo puso ansioso, inexplicable. Se levantó y cerró los ojos tratando de hallar la causa de su inquietud. Desfilaron en su recuerdo mesas colmadas de generosos vinos de Chipre y exquisitos manjares de Libia, sinuosas princesas árabes danzando semidesnudas y doncellas egipcias dispuestas al amor, opulentos ajuares de lino fino y púrpura, anillos de rubíes y brazaletes de zafiros. Nada logró sosegar su temperamento.

Salió del pajar. Admiró el paraje nevado resplandeciendo a expensas de la fulgurante luna decembrina. Escuchó el armonioso repiquetear de las campanas de la iglesia, unísono a los villancicos de los pastores. Su corazón abrevó en un remanso de arrulladora beatitud… Sin embargo, algo no entonaba en aquella sinfonía: una centinela estrella saludaba el brioso avance de un trineo tirado por una recua de renos.

Con el estupor y la furia oscureciendo su rubio semblante, Melchor regresó al pajar gritando:

¡Gaspar, Baltasar, despierten, borrachos! ¡El maldito Santa Claus encontró un atajo a Belén!


Déjennos dormir

El camello trepó al elefante, el caballo al camello, Gaspar al caballo, Baltasar a los hombros de Gaspar. Y Melchor, sobre Baltasar, cubrió con su corona la estrella que les impedía dormir.

2 comentarios:

  1. ¡Qué descubrimiento, el de Roberto Omar Román!
    Yo estoy triste esta noche, los Reyes Magos son los padres, descubrí a los 13 años, después de haberme peleado con toda mi clase porque yo los vi una noche como ésta, dejando mi casa como un bazar.
    La desesperanza de volver a verlos me trae a mal traer...

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  2. ¡Ay quién volviera a ser niño para ver otra realidad!

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