09 enero 2021

 

USA, ¿una democracia?

Julio Sánchez Mingo



El comportamiento de Trump de los últimos cuatro años y, especialmente, el de los últimos días, ha puesto a la luz, de forma clara y meridiana, como nunca, lo que es realmente el país más habitado de Norteamérica: una sociedad podrida, desigual, desestructurada, dominada por el capitalismo salvaje, donde sólo se adora el becerro del dólar, donde campan a sus anchas las armas y la violencia y sigue en vigor la pena de muerte, un desprecio absoluto a los derechos humanos.

Y todo ello no viene de ahora. Es así desde la constitución de su estado, cuando unas élites coloniales se impusieron y a lo largo de más de doscientos años acabaron prácticamente con los nativos, los indios aborígenes, uno de los mayores genocidios que conoce la historia. Y, como no era suficiente, también esclavizaron y explotaron a grandes masas de personas de origen africano.

En el siglo XXI, sus descendientes conforman unas minorías discriminadas, despreciadas, arrumbadas. Cada día, los periódicos y otros medios de comunicación nos dan noticias negativas de esta situación.


¿Podemos considerar ese país una democracia?

Tras el asalto al Capitolio del día de Reyes, Joe Biden, presidente electo, declaró: «... Estoy conmocionado y entristecido por el hecho de que nuestra nación, durante tanto tiempo un faro de luz, esperanza y democracia, esté viviendo este oscuro momento. Porque Estados Unidos es honor, decencia, respeto y tolerancia, eso es lo que somos y lo que siempre hemos sido. Durante cerca de dos siglos y medio, nosotros, el pueblo, en aras de una unión más perfecta, hemos velado por el bien común. Estados Unidos es mucho mejor de lo que hemos visto hoy... ».

¿Se puede hablar de democracia cuando los ciudadanos negros consiguen registrarse como electores a duras penas o el trato que les dispensa la policía es absolutamente violento y degradante?

¿Es respeto y tolerancia el comportamiento de las patrullas de paramilitares que recorren el desierto fronterizo con México a la caza y captura de inmigrantes que huyen de la miseria de Centroamérica y México? Algunas de estas naciones soberanas fueron invadidas para perpetuar los intereses económicos del vecino del Norte y de sus protegidos, los sátrapas y las corruptas oligarquías locales. Los ejemplos son numerosos desde el siglo XIX: México, que perdió la mitad de su territorio, Cuba en 1912, ocupación de Nicaragua, entre 1912-1933, Veracruz (México), 1914, Bahía de Cochinos (Cuba), República Dominicana, isla de Granada, Panamá, donde mataron al fotógrafo español Juantxu Rodríguez.

¿Le parece decente a Biden dictar normas que obligan a separar de sus padres a los menores inmigrantes indocumentados? ¿O permitir que miles de esos niños sin papeles trabajen de noche, explotados?

Hablar de que su nación es un faro de luz, esperanza y democracia es un absoluto sarcasmo. Basta preguntar a los coreanos, vietnamitas, laosianos, iraquíes o afganos, o a la familia de José Couso, el otro fotógrafo español muerto en el hotel Palestina de Bagdad por disparos de un blindado M1 Abrams del ejército USA. No olvidemos su actuación en Argentina y Chile, donde auparon a dictaduras militares tras los tejemanejes de la CIA y Kissinger o el permanente bloqueo a Cuba.

Maduro es un dictador dañino para su pueblo, pero Trump ha sido un gobernante nocivo para todo el mundo y su equilibrio, empezando por sus propios conciudadanos.


¿Puede hablarse de democracia en un país donde las desigualdades sociales y económicas son tan acusadas?

Para mí, Las Vegas es el paradigma de esa sociedad. Derroche, lujo, tiendas y galerías exclusivas, todo tipo de espectáculos, dinero corriendo a raudales en los hoteles casino de Las Vegas Boulevard, The Strip, donde camareros y empleados subsisten a base de las propinas. Y una soterrada y cuantiosa prostitución.

Cuando se aborda un taxi, solo o en compañía de otros hombres, especialmente si son japoneses, el conductor lo primero que hace es ofrecer un catálogo de fotos de mujeres disponibles. Lo primero que pensará: extranjeros, de negocios, con dólares, clientes seguros. Así, con las comisiones de la trata, redondea sus ingresos semanales.

Los suburbios de la meca del juego muestran la otra cara de la moneda de una realidad abyecta: manzanas y manzanas ocupadas por barracones, caravanas, las famosas motorhome, y contenedores donde malviven miles y miles de esos empleados de los hoteles casino y de las empresas de servicios correspondientes, muchos de ellos indocumentados y de origen latinoamericano, sin derechos, en precario. ¿Qué destino les aguarda con el turismo de capa caída debido a la pandemia y las apuestas por Internet creciendo sin freno? Llegaron a la búsqueda del sueño americano.

Más al Este, adentrándose en Arizona, el alma se cae al suelo a la vista de las reservas indias, donde muchos navajos, alcoholizados, sobreviven a duras penas.

En todo el país el becerro de oro es el dólar y su templo la bolsa, donde las empresas luchan por crecer y alcanzar grandes capitalizaciones, en una orgía desenfrenada de economía especulativa. Las personas no cuentan y, si es necesario, se les reduce el salario y se las deja abandonadas a su suerte, despidiéndolas. Todo vale. Así se llega a casos extremos y significativos como Detroit, la ciudad fantasma, cuna y brillo de la industria del automóvil, que fue abandonada en busca de localizaciones donde no hubiera sindicatos y los salarios fueran ridículos. De ahí salen los apoyos a gente como Trump, de los obreros blancos, ignorantes, que un día fueron izquierdistas y ahora no tienen un futuro claro y se les presenta un porvenir muy incierto. Se dejan embaucar por los cantos de sirena de individuos como ese millonario especulador inmobiliario, que propugna el muro en la frontera con México, aunque deje sin mano de obra a los campos californianos, de tal manera que no haya quien recoja frutas y verduras. ¿Le suenan al lector español estas problemáticas? Aprendamos y no tomemos los caminos equivocados.

La desigualdad de la que muchos consideran y denominan la primera democracia mundial lo que es capaz de lograr el marketing y la comunicación, vulgo machaconería también se manifiesta en dos pilares básicos de una sociedad justa: sanidad y educación accesibles y de calidad.

La sanidad pública universal aunque sea mala, como la covid-19 ha puesto de manifiesto en relación a la española, falta de inversiones y recursos― no existe en USA y en realidad, si no se tiene dinero o un empleador que pague el correspondiente seguro médico, es mejor no enfermar. Fueron loables los intentos del anterior presidente de ir revirtiendo esta situación, aunque fuera a base de parches como el Obamacare.

Igualmente, el acceso a la universidad para miembros de familias sin recursos, o pertenecientes a minorías, está prácticamente vedado. El ascenso social es muy limitado, aunque veamos senadores o abogados y magistrados de raza negra.


¿Llegará USA algún día a ser una democracia real, algo parecido a Suecia o Nueva Zelanda? Yo se lo deseo. Son más de trescientos millones de personas, de hermanos míos, que comparten conmigo esta bolita que deambula por el universo, y bien encauzados, gracias a sus grandes recursos muy mal distribuidos, pueden ayudar mucho al devenir del resto de la humanidad.

5 comentarios:

  1. Es verdad,Julio, que muchos de los problemas de EEUU son anteriores a Trump.
    Pero este «señor» ha sido nefasto para su país y para todo el universo mundo.
    La América profunda le ha acogido como su Mesías, y va a continuar haciendo todo el mal que pueda.
    Patán, embustero, estoy segura de que toda esa resistencia a reconocer su derrota electoral obedece a salvaguardar su futuro y todo lo que haya aprovechado, durante su presidencia, para seguir medrando él, su hijita, su yerno, y todo lo que ha acordado en beneficio propio.

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  2. Trump libera los males abriendo la Caja de Pandora
    Donald Trump juguetea con irresponsable desdén con la “Caja de Pandora”, amenazando con diseminar todos los males de la humanidad. El que no aprende de las lecciones de la historia está condenado a sus errores.
    Dijo Cicerón: “El hombre no tiene enemigo peor que él mismo”. Prueba de esta sentencia está dada en insensatas acometidas destructivas del (por suerte) ex presidente de los EEUU.
    La ignorancia y falta de buen juicio, prudencia y madurez antes de actuar del primer mandatario asusta, sorprende, espanta. Ante la locura, nadie gana, todos pierden. En la pandemia se multiplican las tumbas de derrotados por un virus menospreciado por la ignorancia del presidente republicano. Consecuencia de haber abierto la “Caja de Pandora”, liberando todos los males que acarrea la sinrazón, desnudando las peores aristas de la condición humana. Pero en el fondo de la Caja de Pandora, dice la mitología, quedó la esperanza. Ese optimismo ante la adversidad que da fuerzas a la humanidad para superar el infortunio reconstruyendo el futuro. Ese especial estado personal que estimula el esfuerzo y hace superar el odio infructuoso. Esa conclusión del espíritu que nos da la firme convicción de dar testimonio de las iniquidades del insensato para que no se vuelvan a repetir.

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  3. Se me olvidó apuntar que en USA sigue en vigor la pena de muerte. Se ceba especialmente con los más desfavorecidos y continuamente es objeto de polémica por su aplicación en casos plagados de errores judiciales.
    No hay nada más antidemocrático ni más atentatorio contra los derechos humanos.

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  4. Gracias Julio, tremenda y dura realidad del sueño americano, tanta desigualdad, terrible. Muy buen articulo.

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  5. https://elpais.com/opinion/2021-01-21/biden-y-un-andrajo-descolorido-por-el-tiempo.html
    Un artículo de José Andrés Rojo que expresa magistralmente algo parecido a lo señalado en mi artículo.

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