El
parque de las llantas
Maricarmen
Rizo
Fotos de la autora
DRAE.
Llanta (América):
Neumático.
Es
el mejor parque de diversiones para los niños de la comunidad, no
conocen muchos más lugares de entretenimiento, pero ahí pasan las
mejores horas de su día, brincando de una llanta a otra. La mayoría
de los pequeños que ahí van a distraerse jamás han visto juegos
mecánicos, circos, ni mucho menos Disney. Sin embargo, viven
momentos de alegría, bajo un sol abrasador, ideando nuevas formas de
jugar con lo único que tienen: llantas y más llantas; las más
codiciadas están pintadas de color.
Nuestro
mágico
parque está ubicado en alguna zona rural de Cancún, Quintana Roo,
México, pero nada tiene que ver con el conocido atractivo turístico
que ofrece está paradisíaca ciudad. En este emplazamiento
improvisado no existe pavimento, ni alumbrado público, mucho menos
una palapa o algo que los cubra del sol, la lluvia o el viento; los
pequeños tienen que aprovechar la luz del día para jugar.
Y
ahí, en ese inusual lugar, en un sábado de primavera, antes del
coronavirus, cuando el termómetro marcaba 40 grados centígrados,
pero con la sensación de 45 grados o más, apareció Leonel. Estaba
descalzo, sin camiseta y con unas bermudas que apenas le llegaban a
la rodilla. Detrás de él estaba Valentina, su hermana, ambos de
entre 7 y 5 años de edad. Fueron los primeros en el punto de
encuentro y esparcimiento de la zona.
Los
pequeños llegaron corriendo y con una enorme sonrisa, habían hecho
una reta para ver quien tocaba primero alguna de las decenas de
llantas colocadas una detrás de otra a la intemperie. Algunas
estaban colocadas en forma de gusano y tienen color gracias a que el
papá de alguno de los niños puso manos a la obra para hacer más
agradable el parque improvisado.
Es
contrastante y conmovedor ver ese ingenioso centro de recreo en la
considerada joya del Caribe, ahí donde se gastan miles de pesos y de
dólares diariamente, pero que no alcanzan o no son bien distribuidos
hacia todos sus habitantes. Está desigualdad parece no importar a
los pequeños, que, al menos por ahora, no entienden y desconocen la
desproporción de la que forman parte. Sin embargo, sí tienen un
sueño: que algún día “traigan más llantas y algo pa' taparlas
porque pican con el sol”. Así de simple, así de emocionante es lo
que ellos esperan y así de triste para quienes conocemos otra
realidad.
El
reflejo en sus caritas es de felicidad auténtica, aquella que no
necesita de lujos para jugar, imaginar, soñar y convivir. Son
sentimientos contradictorios los que un adulto, con un poco de
sensatez, siente al estar ahí frente a ellos. Por un lado, la
alegría producto de la creatividad e imaginación, pero por otro ver
de frente la cruda realidad de la gran desigualdad que tenemos en
nuestro país, en una misma ciudad, en una misma colonia. Tomemos el
ejemplo de la maravilla de maravillarse y disfrutar de unos simples
neumáticos, de la belleza de las cosas simples, pero siempre
aboguemos y ayudemos a los más desafortunados desde nuestras
posibilidades.
Muy bonito y triste a la vez. La realidad que divide al mundo que debería ser uno y el mismo para todos.
ResponderEliminarMe dice Marcelina, por WhatsApp, desde México: "A veces nos conformamos con lo que tenemos".
ResponderEliminarGracias por trasladarme a traves de tu escrito a esa zona de tu pais. Los niños, nuestro futuro, felices de jugar con lo que sea. Y esa otra cara, de la misma zona, contrastes tan dispares de tremendas diferencias sociales. Porque no tendremos todos los habitantes de esta bendita Tierra lo basico para vivir sin penurias. Desde San Sebastian de los Reyes un gran abrazo.
ResponderEliminarLas llantas con las que un niño juega en un parque, aquí, en México, simbolizan los llantos de los oprimidos que los oligarcas y los plutócratas, circulando por avenidas de corrupción a bordo de sus raudos y potentes automóviles, nunca escucharán.
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