Carta
abierta al nuevo alcalde de Madrid
Julio
Sánchez Mingo
Puerta de Alcalá. Detalle. J. S. M. |
Señor
Martínez-Almeida:
La
función de un ayuntamiento, y por tanto de su alcalde, es trabajar
por el bienestar de sus vecinos y el cuidado de la ciudad. Tarea nada
fácil por la gran cantidad de intereses
creados, pretensiones y opiniones encontradas, asignación de
prioridades de acuerdo con un presupuesto siempre limitado, que no
fue el caso de un antecesor suyo de infausto recuerdo; sin olvidar
las ideas peregrinas que anidan en la cabeza de muchos gestores
faltos de sentido común, que sus
responsables políticos asumen con entusiasmo, espoleados por el
prurito de que hay que hacer cosas. También pesa como una losa el
cáncer de la política española actual, es decir, plegarse,
por encima de todo, a
las necesidades y demandas del
propio partido y
de chocantes compañeros de viaje.
Es
una pena que su estreno en el cargo haya
sido tan desafortunado por
la medida tomada en relación con Madrid
Central. Supone
un ataque a la salud de los
madrileños para dar satisfacción a
usuarios egoístas
e ignorantes que no ven más allá de sus narices, a
reclamaciones
sectoriales
de unas minorías y a un programa
electoral que, en lo medioambiental, no concreta
nada. Y ello, a pesar de las amenazas de
multas de Bruselas que, de sustanciarse, deberíamos cubrir entre
todos. A los votantes nos hace pensar
que el bien común y
el bienestar de la ciudadanía no
cuentan. ¡Cornudos y apaleados!
No
se debería suspender ni revocar Madrid Central hasta que haya otra
opción anticontaminación mucho más eficiente.
Por
cierto, en la ciudad hay miles de
alcorques esperando su correspondiente árbol de reposición, tanto
en el centro como
en la periferia.
He
coexistido,
no sé si
debería decir he sufrido,
porque, en
gran parte, de un sufrimiento se ha
tratado, con quince
alcaldes de Madrid, incluyendo tres
interinos. La mayoría fueron
francamente malos, tanto que parecieron
enemigos de la ciudad y sus habitantes. Aquellos que gozaron de un
poder omnímodo
no supieron o quisieron aprovecharlo de
forma positiva. Mayalde y Arias desmantelaron los bulevares y las
rondas en aras de la
modernidad provinciana que traía la
popularización del automóvil privado.
Ello en una ciudad cuyo trazado era
anterior al siglo XX. En
esa dinámica seguimos cincuenta años después. ¿Le suena?
El
frenético constructor y dilapidador
de caudales públicos,
Gallardón, es
el paradigma de grandes desaguisados y
derroche sin freno.
Su obra magna, el Madrid Río, es un ejemplo de buena idea mal
ejecutada y peor resuelta, que hasta los
tribunales de Justicia censuraron.
Nunca
se ha planteado en Madrid un proyecto de ciudad, definir
cómo se quiere que evolucione a lo
largo de las próximas generaciones.
Ningún alcalde, como líder de la urbe, ha propuesto, con proyección
de futuro, un destino, al menos una
ruta, para este gran pueblo manchego,
crecido sin orden ni control, donde la voz cantante la ha llevado la
iniciativa privada y todo ha respondido
a una
especulación desmesurada, donde
lo único que vale es tener un metro cuadrado para poder edificar.
Y si no se tiene, se construye encima, o se arrasa el jardincito del
solar para levantar un aparcamiento o un nuevo pabellón.
Tras
los resultados de los
PAUs, la Ciudad Deportiva del Real Madrid, el
Parque de Automovilismo del Ejército de Villaverde... miedo
me da lo que vaya a suceder con el solar de la cárcel de
Carabanchel, la operación Campamento o,
a punto de arrancar,
la operación Chamartín,
donde, para más inri, el Estado es el
especulador de turno, haciendo papel
mojado el artículo 47 de la Constitución Española(1).
¿Qué harían las fuerzas vivas
madrileñas en una población
como París, sin espacio disponible y
donde prácticamente todo está protegido?
¿Su
idea de desarrollo
para esta ciudad va
en una línea economicista, como la mantenida hasta ahora, o,
por el contrario, pretende convertirla
en una capital donde vivir plácidamente,
sin grandes pretensiones, sea una delicia? La palabra la tiene usted.
No
quiero dejar de citar la situación de muchos barrios, los
grandes abandonados, dejados a su suerte, que quedan lejos de
Cibeles. ¿Por
ejemplo, los automóviles pasan a un
metro largo de las fachadas de las
viviendas del paseo de Extremadura, la A-5. Imagine
el ruido y la
contaminación atmosférica
que soportan los vecinos del lugar. Y
no lo
abandonan porque sus viviendas
son imposibles de vender y no se pueden
utilizar como moneda de cambio. Con
premisas similares a éstas, no es de extrañar que ciertas zonas se
conviertan en guetos, como está sucediendo.
Una
propuesta divertida, un paseo por los
barrios, la mejor forma de conocer una
población, sus necesidades y sus miserias:
le reto a que vayamos caminando desde
Cibeles a la calle Pradoluengo, en el barrio del Aeropuerto, una
isla residencial rodeada de autopistas.
¿Se podrá hacer
a pie todo
el recorrido? ¿Perderá nuestro
alcalde la
vida a manos de un moderno becerro de
oro?
Ante
la llegada de un nuevo regidor se
depositan muchas ilusiones y esperanzas de cambios positivos.
¿Nos defraudará usted?
Atentamente,
Julio
Sánchez Mingo
(1)
Artículo 47 CE
Todos
los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y
adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones
necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo
este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el
interés general para impedir la especulación. La comunidad
participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de
los entes públicos.
PD. Esta carta abierta ha sido remitida a la dirección de correo electrónico del gabinete del alcalde de Madrid.
PD. Esta carta abierta ha sido remitida a la dirección de correo electrónico del gabinete del alcalde de Madrid.
Parece una rechifla el artículo 47 CE, así como anteponer el bien común a los intereses partidistas y a las ínfulas de «tengo x años para dejar huella... o para forrarme»
ResponderEliminarCreo que me borro de las urnas, y eso que me va a costar.
Buenas apreciaciones de alguien que conoce y quiere a Madrid. Muy bien, Julio Sánchez Mingo.
ResponderEliminarQué cierto es que nunca se ha planteado un proyecto serio para Madrid, y veo que, desgraciadamente, tampoco ahora va a ser así. El tripartito que gobierna en estos momentos la capital de España, por obra y gracia de los pactos, no da muchas esperanzas. Veo, más bien, una involución.
ResponderEliminarSegún está en estos momentos la situación política en España, soy partidaria de tener una segunda vuelta en las elecciones para que se respete el voto de la ciudadanía. No puede ser que no gobierne quien ha ganado en las urnas. El sistema francés, me parece una buena opción. Al menos, el chantaje que ahora mismo están realizando los partidos, que han sido minoritarios en las elecciones, para decidir gobiernos, no se daría con este sistema, ya hubieran quedado fuera en la primera vuelta.
Estamos en un momento en el que dar un paso atrás en el terreno del medio ambiente, es una medida insensata e irresponsable que no podemos permitirnos.