03 octubre 2025

200.000

Julio Sánchez Mingo

 


Hoy estoy feliz y contento por una de esas pequeñas e íntimas satisfacciones que de vez en cuando nos da la vida. Este blog, pomposamente titulado Diario de Madrid —en esta ciudad nací, al igual que mis padres, y en ella vivo, lo que condiciona que vea el mundo desde una óptica madrileña y bajo un prisma castizo, todo ello influído por la edad, el ambiente y los antecedentes familiares y la educación y la formación recibidas— ha alcanzado la cifra de doscientas mil visitas.

Infinita gratitud a los lectores por el tiempo dedicado a mis artículos y a los amigos que escriben en este espacio por su desinteresada colaboración. También tengo presente y agradezco vivamente el trabajo de los autores que participan en el concurso de escritura breve que desde aquí se organiza y que este invierno llegará a su décima edición. La labor de aquellos que publican sus comentarios es encomiable, pues sus finos apuntes dotan a este blog de opiniones ajenas que lo enriquecen notablemente.

Pido disculpas porque repito conceptos e ideas en muchas ocasiones. Soy consciente de ello pero es inevitable. Creo que le pasa a cualquier creador, sea de la disciplina que sea.

Un cálido reconocimiento a los ocho amigos que me ayudan con sus inestimables consejos y a Chon —mi correctora de textos en la distancia— y Nadia que me animaron a crearlo.

Un fuerte abrazo a todos

 


 




 

28 septiembre 2025

Mentiras y triste realidad

Julio Sánchez Mingo


Mohammed Talatene

En Beit Hanun, al norte de la franja de Gaza, por una calle de tierra acribillada a bombazos, flanqueada por ruinas de casitas bajas mas bien chabolas, avanzan en formación dos tanques de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF). El silencio absoluto del lugar solo es roto por el rechinar de las cadenas de los vehículos. De improviso, de entre los escombros, surge Amal, un niño palestino de ocho años, demacrado, enflaquecido, pálido, viva estampa de la necesidad, y se dirige corriendo a los guarecidos tripulantes de uno de esos monstruos de acero implorándoles agua y comida. Una ráfaga de ametralladora detiene su inocente osadía. Cae desplomado, muerto. Un alarido desgarrador brota de entre los restos de lo que fue un hogar. Es Abeer, la madre de Amal. El otro carro lanza un cohete contra el punto de origen del espeluznante lamento. Siguen una explosión, fuego y más destrucción. Azriel Hanan, el artillero que ha disparado el proyectil, se pone en contacto por radio con su mando de zona: “Han intentando que picáramos el anzuelo pero no hemos caído en la trampa. Tranquilidad absoluta. Todo en orden”. Se vuelve a hacer un hondo silencio. 

Mientras tanto, a miles de kilómetros de allí, un individuo, de mirada torva y expresión adusta, se enfrenta desafiante a una sala casi vacía, que acaban de abandonar hace unos minutos, entre silbidos y abucheos, sus pares de más de ciento cincuenta países, en un gesto de desprecio sin parangón en ese foro. Durante cuarenta minutos suelta una retahíla de mentiras, falsedades y tergiversaciones de la realidad. Pero no dirá, entre otras tantísimas cosas, que:

- En 1883, comienza la primera ola de inmigración masiva de judíos a Palestina, conocida como aliyá. En torno a 35.000 judíos llegaron a Palestina durante las siguientes dos décadas, en su mayoría provenientes de Europa Oriental y Rusia, empujados por sucesivos pogromos y por el antisemitismo imperante en la Europa de la época.

- En 1896, Theodor Herzl publica El estado judío, sustento teórico del movimiento sionista, que potencia la emigración judía a Palestina con el fin último de crear un estado hebreo.

- En esa época, Palestina formaba parte del Imperio otomano y estaba habitada por árabes cristianos y musulmanes, en su gran mayoría, así como por una pequeña comunidad de judíos religiosos que, aunque minoritaria, tenía una implantación significativa en la ciudad de Jerusalén y sus alrededores.

- A principios del siglo XX, en el marco de la Gran Guerra, Israel fue un proyecto neocolonial británico desarrollado para apuntalar sus intereses expansionistas en Oriente Medio y asegurarse el suministro de hidrocarburos de un área que llegaba hasta la India.

- En 1904 comienza la segunda aliyá, que hasta 1914 lleva a cerca de 40.000 judíos, sobre todo rusos, a asentarse en tierras palestinas.

- 1917: El gobierno británico emite la Declaración Balfour, en la que "… contempla con beneplácito el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para el pueblo judío y hará uso de sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, entendiéndose claramente que no se hará nada que pueda perjudicar los derechos civiles y religiosos de las comunidades no judías existentes en Palestina, o los derechos y el estatus político de los judíos en cualquier otro país… ".

- En 1919, tras una breve interrupción por la Primera Guerra Mundial se renueva la inmigración judía hacia Palestina con la tercera aliyá, que en tan solo cuatro años lleva a 40.000 emigrantes judíos a establecerse en Palestina, la mayoría de ellos provenientes de Europa Oriental.

- En 1922, entra en vigor el Mandato británico de Palestina por encomienda de la Sociedad de Naciones. Se formaliza así la presencia británica en Palestina, territorio que ya controlaban de hecho desde 1917, tras haber expulsado a las fuerzas otomanas durante la Gran Guerra.

- Unos 82.000 emigrantes judíos, sobre todo provenientes de Polonia, llegan a Palestina durante la cuarta aliyá, entre 1924 y 1929.

- En 1929 comienza la quinta aliyá, que durante la siguiente década llevará a Palestina a unos 250.000 judíos, la mayoría de ellos de Europa Oriental y Alemania, influidos en gran medida por el ascenso al poder del partido nacionalsocialista en Alemania en 1933.

- 1936: Estalla una importante revuelta árabe la que de alguna manera fue la primera Intifada contra el dominio británico de Palestina y contra las continuas olas de inmigración judía. En los siguientes tres años, el control británico de la región estuvo a punto de colapsar pero, finalmente, la revuelta es aplastada con la muerte o encarcelamiento de los principales líderes palestinos, la aprensión masiva de armas y el desmantelamiento de las principales organizaciones sociales palestinas, lo que influiría decisivamente en los conflictos armados de la década siguiente.

- En 1937, durante la revuelta árabe de Palestina, el gobierno británico encarga a una comisión encabezada por Lord Peel que investigue los motivos del malestar general existente en el Mandato británico de Palestina y de los frecuentes choques entre comunidades. La comisión Peel achaca el malestar al deseo de independencia árabe, el miedo a la dominación judía, las noticias de la independencia de Irak, Egipto, Siria, Transjordania y Líbano, las oleadas de inmigrantes judíos, la falta de oportunidades de los árabes con respecto a los judíos en los recursos a las autoridades del Mandato, la alarma por la continua compra de tierras por parte de entidades judías y la ambigüedad de las autoridades británicas con respecto al futuro del Mandato. Por primera vez se recomienda la partición del Mandato en un estado árabe y otro judío.

- 1939: El parlamento británico aprueba el denominado como Libro Blanco, un documento que en la práctica revoca lo expuesto en la Declaración Balfour y expresa que el hogar nacional judío preconizado por esta debería construirse dentro de un solo estado plurinacional en Palestina, en el que la mayoría demográfica en aquel momento era árabe palestina. Este documento también limitaba la inmigración judía a una cuota de 75.000 inmigrantes para los siguientes 5 años.

- En 1939 los hebreos significaban menos del 30% de la población de Palestina y poseían, según los registros británicos, el 6,6% de la propiedad de la tierra frente a un 43% de propiedad privada árabe. El resto era propiedad comunal árabe. Así se entiende que en los años posteriores y hasta la fecha, se haya acelerado la limpieza étnica de palestinos árabes mediante grandes desplazamientos de población, la destrucción de su territorio y la creación de gigantescos campos de refugiados, con millones de recluidos.

- El 29 de noviembre de 1947 fue aprobado el plan de partición de las Naciones Unidas, que preveía la división de Palestina en dos estados un estado judío y un estado árabe. Estalla la guerra civil en el Mandato británico de Palestina. Da comienzo la expulsión o huida de gran parte de la población palestina en un proceso conocido como nakba.

- El 14 de mayo de 1948, David Ben-Gurión declara el establecimiento del estado de Israel. Un día después comienza la guerra árabe israelí de 1948. La nakba continúa hasta algo después del fin de la guerra y deja más de 700.000 civiles palestinos en el exilio.

- En febrero de 2025, Hamoked, una ONG israelí especializada en derechos humanos, cifra en 9.846 los palestinos encarcelados en prisiones israelíes. De ellos, 1.734 son prisioneros ya condenados; 2.942 son procesados a la espera de sentencia; 3.369 son presos que no han pasado por un juicio, llamados detenidos administrativos —una categoría que permite renovar indefinidamente la detención de una persona basándose en información clasificada— y 1.802 son personas detenidas como combatientes ilegales, una categoría que no existe dentro del derecho internacional.

El sionismo es una historia de cerrilismo, soberbia y egoísmo, donde los intereses económicos del más fuerte priman, como siempre, sobre los del más debil. Todo ello aderezado con mucha violencia, fruto de almas frías y distantes, incapaces de la mínima empatía. Influencia determinante en el comportamiento de muchos sionistas, en su radicalización, la tienen la propaganda, el adoctrinamiento, la persuasión coercitiva, la manipulación psicológica y el miedo generado por un continuo señalamiento de un enemigo, real o imaginario.

 

Significado de los nombres en árabe y hebreo

Amal: esperanza, aspiración.

Abeer: fragancia, aroma, perfume.

Azriel: ayudante de Dios.

Hanan: compasión, misericordia.

15 septiembre 2025

Madrid mira a Gaza. 14 de septiembre de 2025

Julio Sánchez Mingo

 

2025-09-14. Madrid. Calle de Alcalá, Cibeles al fondo. Inma Flores.


A propósito de las manifestaciones del 14 de septiembre en Madrid contra los crímenes en Gaza:

- Ante lo que está sucediendo en Gaza, no se puede mirar para otro lado.

- Es triste que se utilice una competición deportiva para hacer política como ha hecho el sionista amigo de Netanyahu con la participación de su equipo profesional en La Vuelta.

- La UCI no ha estado desde el principio a la altura de las circunstancias, permitiendo esa manipulación.

- Tampoco la organizacíón de La Vuelta y los responsables políticos del país han tendido puentes entre la realidad social de la calle y la celebración a toda costa de un acontecimiento deportivo profesional.

- Es lógico que la gente se haya revuelto contra esa provocación y se haya manifestado en Madrid y otras poblaciones españolas, forzando que la carrera no se haya celebrado con normalidad.

- La Vuelta es una actividad empresarial con ánimo de lucro, con participantes profesionales, con lo que todo ello conlleva para lo bueno y para lo malo. No se trata de deporte puro e inmaculado como el que practica un ciclista aficionado que se sube dese Madrid hasta el puerto de la Morcuera un domingo por la mañana, desafiando la agresividad de los conductores de automóvil que en alguna zona sin visibilidad van a su rueda y no pueden adelantarle, enfurecidos por perder cinco minutos en un trayecto de una hora.

- A la vista de las fotografías y vídeos difundidos, en los acontecimientos del domingo 14 en Madrid hubo crispación pero no una especial violencia. Incluso se manifestaron grupos pro Israel en Cibeles.

- El sionismo es un movimiento político de carácter nacionalista, aparecido a finales del siglo XIX en Europa Central, que ha dominado la política israelí casi permanentemente desde la creación del correspondiente estado, a raíz del  Holocausto y la II Guerra Mundial. En muchas ocasiones no ha respetado el derecho internacional y ha hecho uso del terrorismo

- Primo Levi, judío, superviviente de Auschwitz, el mayor publicista del Holocausto, condenó el sionismo.

- En España no se trató de terminar con el terrorismo de ETA invadiendo el País Vasco, arrasándolo y matando niños, como hace el estado sionista en Gaza y Cisjordania. Cada niño asesinado alumbra un nuevo terrorista para Hamás.

- Es chocante el comportamiento del gobierno español, entre la espada y la pared por tener que garantizar el desarrollo de un negocio privado legal y autorizado cuando es también su obligación abogar por la paz en Gaza y el respeto de los derechos humanos y de la infancia en aquella región, dejando en una posición un tanto desairada a los profesionales de la policia, responsables del orden público. Afortunadamente no ha habido muertos ni heridos y un número ridículo de detenidos.

- No he visto a ningún participante en la carrera ciclista ondear una bandera palestina o vestir una kuffia antes o después de un fin de etapa. Como si la tragedia de Gaza no fuera con ellos, cuando, como todas las guerras y masacres, es un problema de toda la humanidad.

PD. El sábado próximo, día 20, todos a Gaeta (Italia), a manifestarse frente a la base de la OTAN.

11 septiembre 2025

Mal nos va con la banca

Julio Sánchez Mingo



En el entorno de capitalismo salvaje en que vivimos, demasiados empresarios pretenden lo mismo: ganar muchísimo dinero en poco tiempo, invirtiendo poco o nada, pagando poco o esclavizando a sus empleados sin dar prácticamente nada a cambio, sin ofrecer servicios dignos de tal nombre o productos fiables y adecuados a un uso predeterminado.

Un ejemplo paradigmático es la hostelería. Pero quien a hurtadillas se ha subido en los últimos años a ese mismo carro es la banca, la banca comercial. Nunca ha ganado tanto dinero y nunca ha dado tan mal servicio y ha tratado con tanto desprecio a sus clientes fieles.

Su palabra mágica es digitalización. Proceso que no implica, en absoluto, una mejor atención y mayores servicios al usuario y que ha supuesto el cierre de muchas oficinas y una brutal pérdida de empleo en el sector bancario. Con la digitalización, es el cliente quien se ocupa de realizar sus propias transacciones. A priori, todo maravilloso. Pero… muchos aplicativos bancarios no son nada claros, en ocasiones no funcionan bien y suelen estar faltos de opciones y de información en su operativa. Además, nos topamos con la realidad social. Mucha gente mayor o personas con un bajo nivel formativo no son capaces de moverse con soltura en ese contexto.

Atención deficiente, desprecio al cliente fiel, aplicativo obsoleto, estructura de personal insuficiente y graves defectos de organización. Todas estas carencias me las ha puesto en evidencia una entidad bancaria, objeto de polémica en los últimos meses, con su mal proceder para realizar una transacción tan sencilla como rescatar un plan de pensiones.

La última moda de la banca es ofrecer la operativa solamente en una APP del teléfono, no en una página web. Éstas quedan para hacer publicidad. Y se da el caso de que el tipo de interés al que se contrata un depósito no aparece en el aplicativo, hay que recurrir a los documentos que se descargan en el momento de suscribirlo, con lo farragoso que ello resulta. No todas las entidades permiten obtener digitalmente, sin cargos adicionales, algo tan simple como un certificado de titularidad. Te piden más de diez euros y se quedan tan panchos.

Y, hoy en día, ha sido para una persona muy próxima un auténtico dolor de cabeza de trámites, idas y venidas gestionar una testamentaría en la que estaban involucradas cuentas del fallecido y sus herederos, abiertas en el segundo banco del país por activos.

En la atención telefónica a los clientes, la banca española se sustenta en los llamados call centers, nutridos con empleados externos, muchos de los cuales tienen una cualificación profesional muy baja. Por ello despachan al cliente abruptamente o interrumpen la conversación continuamente para realizar consultas internas. La capacidad de decisión de todos los interlocutores de todos los niveles a los que puede acceder un cliente normal brilla por su ausencia y muchos problemas quedan sin respuesta, se pudren. Todo está en manos de algoritmos que son capaces de negar una tarjeta de crédito a Elon Musk.

Lo malo es que no hay muchas opciones dónde elegir...

 

06 septiembre 2025

 

La clase media

Julio Sánchez Mingo



Pepe heredó de sus progenitores un bonito apartamento en la costa, en un edificio en primera línea de playa, rodeado de jardines. Su padre era funcionario del ministerio de Hacienda y completaba sus ingresos llevándole la contabilidad a algunos tenderos del barrio. Su madre nunca trabajó fuera de casa y, a pesar de todo, veraneaba dos meses largos en aquel lugar con sus tres hijos. Su marido iba solamente sus treinta días reglamentarios de vacaciones al año, al volante de su 1430, además de traerlos y llevarlos a principio y final de la temporada veraniega. Era frecuente, cuando estaba el cabeza de familia, ir a comer paella a alguno de los locales o chiringuitos más acreditados de la zona.

Pepe es profesor de Ciencias en un colegio religioso concertado. Su mujer, Clara, trabaja como administrativa en Iberdrola. Tienen dos hijos, la parejita, chico y chica, que estudian en sendas universidades privadas. No ayudan en casa. Él se gasta lo que no tiene saliendo de copas con los amigotes y ella no para de comprarse pingos en las grandes cadenas de venta de ropa de moda que no aguanta dos lavados. Incluso hay prendas que ni siquiera ha estrenado.

Como la economía familiar hace aguas, desde algunos años atrás, Pepe y su mujer utilizan el apartamento de la playa sólo veinte días en verano. El resto del año intentan rentabilizarlo alquilándolo en las condiciones que el mercado permite para un inmueble de sus características, incluso ofertándolo como piso turístico en plataformas de Internet, de una forma más o menos legal. Gran parte de sus vecinos hacen lo mísmo. Sus vástagos ya no aparecen por allí y su hija, en concreto, se fue este verano a Cracovia, a hacerse selfies con unas amigas. Hay que aprovechar el fenómeno de los vuelos baratos de punto a punto, aunque la arquitectura medieval de la ciudad polaca te traiga al pairo. Sale más caro acudir a las afamadas fiestas de Villarrubia del Condado, donde el precio de una habitación por noche está disparado y las litronas en vaso de plástico ni te cuento.

Nuestro protagonista también heredó de sus padres un buen piso de entreguerras en el barrio de Chamberí. Aparca su gigantesco SUV en un estacionamiento para residentes promovido por el ayuntamiento hace treinta y tantos años. Encajar semejante armatoste en su plaza de aparcamiento requiere pericia y habilidad. Como casi todos los usuarios están en la misma situación, las grescas entre ellos son habituales, dada la imposibilidad de maniobrar o abrir la puerta del vehículo. Pero claro, manda la presunción, el postureo.

Ahora hay que renovar los tres ascensores del inmueble y Pepe no puede dormir pensando en las derramas que se le vienen encima. Se queja del gobierno, de la inmigración —tienen una asistenta siria, sin dar de alta en la SS, sin la que su mujer no podría vivir. El portero de la finca es un peruano simpático y eficiente, que ayuda, asiste y saca del atolladero a los vecinos más ancianos. Los propietarios más jóvenes quieren prescindir de él y poner en alquiler su vivienda del semisótano. La fruta la compran en un establecimiento de su manzana regentado por dos silenciosos bangladesíes—. También echa pestes de los muchos herederos de la vivienda colindante que la tienen alquilada por habitaciones a estudiantes, donde a sus hijos les gusta refugiarse. ¡Y quiere denunciar a los del 3º A porque arriendan su propiedad como piso turístico! Pobre Pepe, ¿morirá de un infarto o llegará a anciano hecho unos zorros?

20 junio 2025

Obra ganadora del IX Premio de Escritura Breve de Diario de Madrid

 

La última entrevista

Beatriz Ledo Trujillo


Gonzalo Silván Lago. Acrílico sobre tabla. Trofeo para la ganadora.

Sentada en la cama del hospital, mientras mi padre bebía los últimos sorbos de su existencia, recordé con cariño los preciosos momentos de nuestra vida. Retazos de lucidez en forma de fotografías mentales donde observar mis primeros pasos junto al hombre que me vio crecer.

Varias décadas antes, me afanaba en entender su profesión, tan práctica para él como misteriosa para mí.

Papá ¿qué es el periodismo?

Bueno, cariño, es como cuando le cuentas a tus amigos cómo fue el partido si no pudieron ir.

Entonces ¿puedo contarle los partidos a cualquier persona?

Los partidos y todo lo que se te ocurra. Pero debes saber contarlo bien. Es un arte.

Mi padre sí sabía. Te explicaba con palabras precisas lo necesario para poder entender cualquier tema. Aún recuerdo esa conversación. Me decidió a dedicarme a esta gran carrera.

¿Alguna pregunta más? —La voz me pilló en plena ensoñación.

No. Eso es todo. Muchas gracias por su amabilidad —me disculpé mientras le daba la mano al músico de jazz del año.

Ahora realizo entrevistas a gente de todo el mundo. Me permite conocer durante un momento a la persona detrás del personaje. Es emocionante. Pero no es sencillo. Saber dar con el botón de cada uno. A veces te llevas sorpresas curiosas, divertidas. Otras, decepciones del tamaño del piano de la entrevista de hoy.

Llevo una época bastante despistada. Las marañas del tiempo ocupan mi cerebro como las madejas de lana el cesto de mi abuela. Todos esos recuerdos deambulan sin permiso por mi mente. Su enfermedad no me deja pensar con claridad. Me obnubila, lastra mi ánimo.

¿Cómo sigue tu padre? —La pregunta me pilla, una vez más, desprevenida.

Ya lo conoces. Poco a poco —respondí tímida.

Es tan cabezón como tú —comentó con un guiño—. Mantenme informado.

Mi jefe encaró el pasillo de vuelta a su despacho, pero no lo dejé dar un paso más.

¿Qué te parece si me tomo unos días? —solté a bocajarro.

Me parece bien. Haz lo necesario. Y dale recuerdos a tu padre de mi parte —sonrió bondadoso tras una pausa.

Me encaminé como cada día al hospital, esta vez más ligera. Había dejado parte de la pesada carga en la oficina. Tenía por delante unos momentos únicos, bálsamo de serenidad ante la necesidad apremiante.

¡Papá, ya estoy aquí! —exclamé con alegría contenida.

En la cama, rodeado de tubos, mascarilla de oxígeno, sábanas impolutas, yacía mi alma gemela. Sonrió desde sus ojillos de ratón. Siempre sonreía.

¿Qué haces aquí a estas horas?

Me he tomado unos días libres —susurré cogiéndole de la mano.

Su sonrisa lo dijo todo. A veces tomas decisiones que lamentas toda tu vida. Otras, no te das cuenta de tu acierto hasta mucho tiempo después.

Al día siguiente comenzamos una rutina. Llegaba temprano, justo para el desayuno. Luego jugábamos un poco a las cartas, le comentaba lo escrito la noche anterior. Mi proyecto de novela parecía entusiasmarlo. Repasábamos las tramas, los personajes. A media mañana nos echábamos los dos una siesta del burro. De vez en cuando abría un ojo y lo veía dormir. Con su boca abierta, aquella cara de ancianito asomaba a su rostro sin dentadura… Me inundaba una ternura inusitada. La certeza de la vulnerabilidad inevitable. El deseo de cuidarlo siempre. Escuchaba su respiración acortada por esos pulmones que ya no cumplían. A veces un sueño agitado lo revolvía y yo quería abrazarlo como a un bebé. Decirle al oído: «No te preocupes. Estoy aquí». Pero era incapaz de moverme, respirar siquiera. Solo lo observaba en silencio, congelada sin remedio. Todos terminaremos marchándonos antes o después, esa idea me paralizaba.

¿Por qué me miras así? ¿Tan feo soy? —comentó un día divertido.

Sabía perfectamente qué me pasaba, lo afrontaba con humor, quitándole importancia como quien desempolva una sábana vieja.

¡Anda, vámonos de farra! —Esta ridícula capacidad mía para cambiar de tema…

Menudos paseos nos dábamos por los pasillos. Conocíamos cada papelera, cada esquina rota, cada cartel en aquel barullo de hospital, laberinto de enfermedades y pruebas.

Un día me confesó que estaba cansado, ya no salimos más. Los días pasaban en esa habitación desinfectada, anuncio triste de lejía casera. Pero no perdíamos el ánimo. Las partidas al cinquillo se volvieron habituales durante las tardes. Mientras tirábamos cartas, recogíamos ideas absurdas, arreglábamos el mundo. Ese empeñado en seguir girando como si nada sucediera.

Mis vueltas a casa eran cada vez más angustiosas. Anhelaba las horas vividas en su compañía. Decidí quedarme cada noche. Él no estaba de acuerdo, pero no tuvo fuerzas para negarse.

¿Qué nos aguarda después, papá?

A ti, yo.

Sus respuestas, siempre sabias, siempre enigmáticas.

Atesoro aquellos días como lingotes de El Dorado. Momentos tranquilos, llenos de paz. Hablamos. Hablamos mucho. Surgieron mil temas imposibles, con esa urgencia de quien conoce su fecha de caducidad. El tiempo a su lado se agotaba como las campanadas de medianoche para la Cenicienta. Lo sentía en mis entrañas: gotas de lluvia escurriéndose por mi rostro sin poder retenerlas en medio de la tormenta.

Cuando se fue, lo agarré con fuerza de la mano para impedir su marcha a toda costa. Lo retuve lo posible, pero las almas buenas siempre vuelan alto.

Fue su última entrevista. Yo tuve la exclusiva. Gracias, papá.

 

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Los trabajos finalistas han sido, por orden alfabético de título:

- Afines, de María Ruiz
- El hijo de Juan, de Jorge Navarra
- El llamativo e instructivo empleo... , de David San Juan
- La lista, de Juan Rodrigo
- La negra, de Sergio Albornoz
- La última entrevista, de Beatriz Ledo
- Pido perdón, de Felipe Gornes
- Raíces aéreas, de Manuel Alejandro Urbín
 

 

29 mayo 2025

 

Offener Brief an das deutsche Volk

 

Es hat den Anschein, als ob das deutsche Volk heute, im Jahr 2025, immer noch Schuldgefühle für die vom Dritten Reich (1933-1945) begangenen Gräueltaten empfindet. Einige Verbrechen wurden durch Handeln begangen, andere durch Unterlassen, durch Wegschauen, durch Nichtreagieren auf diese Barbarei, derer sich damals jeder in Deutschland in gewisser Weise mehr oder weniger bewusst war. So sehr, dass heute in Ihrem Land - dem Kern, dem Rückgrat Europas - jeder, der den palästinensischen Völkermord verurteilt, als Antisemit gebrandmarkt wird.

Aber das sollte nicht der Fall sein. Die deutschen Bürger des 21. Jahrhunderts sind nicht schuld an den Fehlern ihrer Eltern oder Großeltern und sollten nicht in die Falle der zionistischen Opferrolle tappen. Israel ist heute ein völkermordender Staat. Seit vielen Jahren massakriert und vernichtet es das palästinensische Volk mit der Komplizenschaft vieler, insbesondere der USA, unter Bruch von Pakten und Abkommen und unter Verletzung des Völkerrechts. Die endgültige Verwüstung des Gazastreifens und die Angriffe im Westjordanland, die nach dem Hamas-Anschlag vom 7. Oktober 2023, einem abscheulichen terroristischen Akt, entfesselt wurden, sind in keiner Weise gerechtfertigt oder durch irgendein Gesetz geschützt. Terrorismus wird auf viele Arten bekämpft, aber nicht durch die Vernichtung eines unschuldigen Volkes oder die Vertreibung aus seinem Land oder die Finanzierung krimineller Gruppen, wie Israel es getan hat, das seit 2018 Zahlungen an die Hamas aus Katar genehmigt hat, wie Netanjahu am Mittwoch, dem 21. Mai, zugab, wie EFE am folgenden Tag aus Jerusalem berichtete.

Deutsches Volk: Wir brauchen dich, um die Tragödie in Gaza zu beenden. Wenn Sie uns nicht helfen, wird Deutschland zum Komplizen eines Völkermordes. Sie müssen lautstark Ihre Stimme gegen die verbrecherische Politik der derzeitigen zionistischen Regierung Israels erheben, dem Nazi-Staat des 21. Jahrhunderts.

Ich danke Ihnen sehr.

Julio Sánchez Mingo

PS. Von hier aus möchte ich meine Solidarität und Unterstützung für die vielen Juden - seien sie nun Juden aufgrund ihrer ethnischen Zugehörigkeit, ihrer Kultur oder ihrer Religion - in der ganzen Welt, einschließlich in Israel selbst, zum Ausdruck bringen, die das derzeitige Verhalten des hebräischen Staates, der übrigens, das muss man ganz klar sagen, sie nicht vertritt, anprangern und kritisieren.

 

Carta abierta al pueblo alemán

 

Parece como si todavía a estas alturas, 2025, el pueblo alemán arrastrara sentimiento de culpa por las atrocidades perpetradas por el III Reich (1933-1945). Unos crímenes cometidos por acción y otros por omisión, por mirar hacia otro lado, por no reaccionar ante aquella barbarie de la que, de alguna manera, todos en Alemania en aquellos tiempos fueron más o menos conocedores. Tanto es así que ahora, en vuestro país núcleo, columna vertebral de Europa a quien condena el genocidio palestino se le tilda de antisemita.

Pero no debiera ser así. Los ciudadanos alemanes del siglo XXI no son culpables de las faltas de sus padres o abuelos y no deberían caer en la trampa del victimismo sionista. Israel es ahora un estado genocida. Desde hace muchos años masacra y extermina al pueblo palestino con la complicidad de muchos, especialmente los EEUU, incumpliendo pactos y acuerdos alcanzados y violando el Derecho internacional. La devastación última de Gaza y los ataques en Cisjordania, desatados a raíz del ataque de Hamás del 7 de octubre de 2023, un execrable acto terrorista, no están en absoluto justificados ni amparados por ninguna ley. El terrorismo se combate de muchas maneras, pero no aniquilando un pueblo inocente o expulsándolo de su tierra o permitiendo la financiación de grupos criminales como ha hecho Israel, que autorizó desde 2018 pagos a Hamás desde Catar, según admitió Netanyahu el pasado miércoles 21 de mayo, de lo que informó EFE desde Jerusalén al día siguiente.

Pueblo alemán: te necesitamos para acabar con la tragedia de Gaza. Si no nos ayudas, Alemania se convertirá en cómplice de un genocidio. Debes levantar clamorosamente tu voz contra las políticas criminales del actual gobierno sionista de Israel, el estado nazi del siglo XXI.

Muchas gracias.

Julio Sánchez Mingo

PD. Desde aquí quiero expresar mi solidaridad y apoyo a tantos judíos —ya lo sean por etnia, cultura o religiónrepartidos por el mundo, incluso en el mismo territorio de Israel, que censuran y critican el comportamiento actual del estado hebreo, que, por cierto, debemos tener muy claro que no los representa.


 

 

 

 


27 mayo 2025

Pepe

Joaquín Lozano Torres

 

elobservador.com.uy

Ese querido país llamado República Oriental del Uruguay, una nación deliciosa y entrañable como pocas, en la que, aunque haya cambiado bastante en los últimos años, pues es imposible permanecer ajeno a la enorme influencia de los dos colosos que la abrazan por el norte y por el sur, aún se disfruta esa sensación amable de la tranquilidad, del aprecio por lo que ya pasó de moda, del asadito con leña…

A veces, cuando algún amigo del otro lado del charco me preguntaba acerca de cuál consideraba que pudiera ser mi lugar favorito para vivir, yo contestaba que, aunque no creía probable que me moviera de Sevilla, podía citar varios, casi todos en América, y entre ellos, ni que decir tiene, siempre nombraba al Uruguay.

Esa aparente decadencia, esa dignidad y solera de su gente mezcla de una esencia española con una buena proporción de sangre italiana, la naturalidad y aplomo con la que se acomete la solución para cualquier problema, “¡Vamoarriba!”, la certeza de haber llegado a la otra cara de nuestra misma moneda, treinta y tantos grados de latitud norte o los mismos de latitud sur, que hacen encontrarte con esos paisajes de costa tan parecidos a Doñana o con ese enorme y caudaloso río, turbio como lo es en su último tramo el nuestro, más pequeño, sí, pero que a mí me parece que son de una misma familia. En fin, no sé, que siempre me sentí bien allá.

Sería el año 2012 ó 2013, andaba yo de visita por Montevideo donde llevaba un par de días, y al llegar por la mañana a nuestras bonitas oficinas de la calle Piedras, Manuel, mate grande en mano, me pregunta si tengo muchos compromisos para la mañana.

Pues ninguno especial, seguir viendo cosas de la compañía contigo y acercarnos después al muelle a echar un vistazo a los barcos. Más nada que yo recuerde. ¿Por qué me preguntas?

Ta, ta… No, era para que después nos acerquemos al centro, que quiero que conozcas a una persona.

Estupendo, tú me avisas.


Y a media mañana tomamos su auto, aparcado en el garaje contiguo que guardaba con celo aquel enorme perro de aspecto fiero y noble corazón que siempre mostraba su cariño colocándome sus enormes patorras encima. Y aunque la culpa era mía, porque yo fui quien le dio la confianza, se ganaba la automática riña del encargado del galpón; que eso no se les hace a los jefes, le decía.

Como quiera que Manuel no mostró mucho empeño en decirme a quien íbamos a ver, tampoco pregunté demasiado pues seguíamos comentando acerca del día a día, con los problemas que nunca faltaban.

Cuando vi que estábamos en la plaza de la Independencia, supuse que nos dirigíamos a ver a nuestra escribana, pues era allí mismo en donde tenía su despacho. Sin embargo, no era aquel nuestro destino, sino el moderno edificio llamado Torre Ejecutiva, sede de la Presidencia de la República.

Pero, bueno, Manuel, ¿a dónde vamos?

A ver a Pepe.

¿Al presidente?

Claro, a Pepe Mujica.

Hombre, me tenías que haber dicho y hubiera venido con corbata y en condiciones.

Ta, Ta…, aquí no tenés que llevarla.


Y así era, ninguna formalidad y ambiente bastante relajado, sin apenas los habituales controles férreos de seguridad que suelen existir en estos lugares.

Anunciamos que íbamos a la presidencia y enseguida nos acompañaron a un ascensor que nos condujo a los pisos más altos. Allí, una amable secretaria, que creo recordar era familia de Manuel, nos dijo que iba a anunciar enseguida al presidente que estábamos allí.

Apenas después de unos cuantos minutos de espera, nos acompañó hasta la puerta de un despacho amplio, bastante minimalista, con los muebles justos de este tipo de estancia, mesa ovalada de juntas, sofá moderno y generoso de color claro y una mesa de despacho también grande y con pocas cosas y papeles encima. Allí estaba Pepe, con su aspecto que podría parecer algo dejado, pero que a mí me recordó a cualquier buen aldeano del norte de España, transmitiendo la espontaneidad y confianza de alguien que no buscaba distancias ni frialdad sino solamente normalidad y naturalidad. Así, se levantó para recibirnos y saludar a Manuel, a quien llamó por su apellido.

¿Cómo seguís, Varela?

Todo bien, todo bien. Aprovechando que estaba por acá Joaquín y pensé que era buena idea que vos lo conocieras.


Nos sentamos y enseguida entramos en conversación más allá de los clásicos formalismos, pues si a algo invitaba enseguida este señor era a lo cercano y distendido. Le interesaba conocer de nosotros, con ese nombre para nuestra corporación1, tan llamativo en Uruguay, pero que, si le había sorprendido en algún momento, estaba ya más que naturalizado.

Se trataba de una visita informal y él, me dio la impresión, no quería sacarla de ese formato. Me decía que le contara cosas de nuestro trabajo, de nuestra impresión acerca del Uruguay, que le contara de España… Y así, charlando, como si nos conociéramos desde hacía tiempo, pasó un buen rato, tanto, que yo un poco apurado porque estaba seguro de que este señor tendría mucho que hacer, le dije que por nada del mundo queríamos robarle más tiempo siendo que, para mi sorpresa, me contestó que él, lo que tenía que hacer en ese momento, precisamente, era estar charlando con nosotros —… así que quedá tranquilo que no hay apuro, que esto también es laburo, de manera que aún seguimos otro rato más comentando de las cosas más normales.

Antes de despedirnos, me dijo que al día siguiente él volaba a España, mitad visita oficial y mitad para conocer la tierra vasca de sus mayores y, como quiera que también yo volaba de regreso en el mismo vuelo de Iberia, quedamos en que nos veríamos de nuevo a bordo.

Y así fue, cuando se retiró el finger y ya todo el mundo estaba acomodado en sus asientos, entraron al avión por una escalera de acceso que montaron en la parte delantera de estribor. Lo acompañaban en su viaje unos cuantos de sus ministros y un tipo alto y rubio con cara de pocos amigos y pinta de militar alemán, encargado de su seguridad, que no se separaba ni un momento de su jefe. Y como, naturalmente, me levanté para saludarlo y agradecerle de nuevo el tiempo que nos había dedicado el día anterior, para mi sorpresa, me dijo: “Hombre, Boluda, vos sentate aquí, junto con fulano, que es mi ministro de Economía y sabe mucho de todas esas cosas. Preguntá, preguntá todo lo que querés saber”.

Ni que decir tiene que el ministro respiró tranquilo cuando le dije que para nada iba a molestarlo, pues, en esos vuelos y a esa hora, hacía mucho tiempo que tenía claro que la mejor manera de aprovechar el tiempo era durmiendo.

Poco más recuerdo de aquellos encuentros, pero sí me sirvieron para despertar en mí una curiosidad que antes no sentía por el personaje, pues, seguramente fruto de mis propios prejuicios, no había reparado en que había muchas cualidades detrás de aquel señor.

Desde luego había una característica en aquel hombre, virtud sin duda, que llamaba poderosamente la atención. Era su absoluto desinterés por lo crematístico, por el consumo desaforado y por la arrogancia. Transmitía humildad y amor por la tierra y su gente. Seguía viviendo en su estancia de siempre, en la misma chacra de Rincón del Cerro, con el mismo bocho que tantas veces se negó a vender y defendiendo convencido su manera de vida, sobria decía él, porque no necesitaba nada más y porque así vivían la inmensa mayoría de sus compatriotas. No le gustaba que le llamaran pobre y una y otra vez contestaba que pobre era el que necesitaba mucho y ese no era su caso.

Qué extraño, me parecía a mí, que un hombre con un pasado tan complicado y borrascoso, que a tanta gente le hacía desconfiar, hubiera evolucionado hasta convertirse en ese personaje tranquilo y amable que yo conocí, abierto a reconocer con naturalidad aquellas cuestiones en las que él mismo decía no haber acertado. Qué lejos de los soberbios políticos al uso empeñados siempre en imponer su criterio y jamás reconocer errores propios.

Pero a Pepe le habían diagnosticado un cáncer muy agresivo de esófago del que no le importaba hablar con naturalidad y, sabiéndose bien acompañado por su mujer, Lucía, solo quiso vivir ese último tramo con más ganas que nunca, integrarse más y más en esa tierra de la que nunca se había desvinculado, a la naturaleza simple de sus gallinas, sus crisantemos y sus perritos, aunque ya no estuviera Manuela, su preferida, con ellos. Tanto quería Pepe a Manuela que pidió que sus cenizas fueran enterradas junto a ella, bajo la secuoya que destaca en su chacra.

En una ocasión en que le preguntaron por enésima vez por los detalles de su azaroso pasado, él simplemente dijo: “Yo no tengo la culpa de haber tenido una vida de novela, pero dicho eso, qué me quiten lo bailao”.

Descanse en paz, Pepe Mujica.

1 Grupo Boluda.