16 septiembre 2023

“¡… a cobrar las putas pensiones… !“

Julio Sánchez Mingo


La desigualdad entre personas crece sin freno. Este fenómeno es una lacra que corroe los cimientos de prácticamente todas las sociedades. Por no hablar de la desigualdad entre países y hasta regiones.

El PIB de nuestros vecinos marroquíes aumenta sin cesar, pero los habitantes de las aldeas del Atlas llevan una existencia miserable, cada día peor, como han puesto en evidencia los efectos devastadores de los últimos temblores de tierra.

Tantos dispositivos que usamos a diario requieren, para su fabricación, minerales y materiales que sólo se encuentran en ciertos países de África. La mayoría de su población, pobre de solemnidad, no obtiene beneficio alguno de esa riqueza casi infinita que engorda a unos pocos, los políticos y las élites locales, corrompidos por multinacionales extractoras, que son máquinas de hacer dinero, propiedad de fondos de inversión —que se alimentan de los ahorros de los ciudadanos de los paises occidentales— o compañías estatales de China, la meca del ¿comunismo? capitalista y consumista.

Según publica el diario El País, haciéndose eco de un informe del Centro de Políticas Económicas de Esade (EsadeEcPol), España tiene 450.000 niños y adolescentes menos en edad escolar, de cero a 15 años, que hace un decenio.

La otra noche estuve cenando con unas compañeras del colegio. El local estaba a rebosar, era jueves, como tantos otros de esta ciudad, como comprobé a mi regreso a casa, que hice caminando, para lo que atravesé el barrio de Salamanca. Pero también me topé con la otra cara de la moneda. En casi todas las manzanas había gente durmiendo, tendida en la acera o guareciéndose en los soportales de los comercios, ya cerrados a esas horas. Un apunte de algo que me llamó la atención. Todos los empleados del cantón de limpiezas de la calle Edison, que se aprestaban a salir con sus máquinas a trabajar, a retirar la inmundicia con la que los madrileños colmamos cada día la vía pública, eran negros, prestos a realizar unas tareas que los españoles despreciamos y rechazamos. Posiblemente, más de uno de ellos habría cruzado el Estrecho en patera y ahora, ya legalizado, está empleado en una contrata del ayuntamiento. En algunos de los ajardinamientos que bordean la M-30, la aberrante autopista urbana que divide Madrid y separa sus barrios, pasan la noche al raso familias enteras.

La desigualdad, la falta de oportunidades, cuando no la guerra, fuerzan a personas jóvenes y válidas a emigrar de sus lugares de origen a la búsqueda de un porvenir más halagüeño. Las mafias traficantes de humanos los explotan, muchos mueren en el intento y demasiados ciudadanos de los países de acogida no los quieren ni ver.

Ante este estado de cosas, ¿cómo reaccionamos? ¿Con generosidad y solidaridad? ¿Con egoísmo? ¿Con racismo y xenofobia? ¿Con caridad, solidaridad y ánimo de cooperar?

El último sábado del pasado agosto, unos chavales disfrutaban del mar en la ensenada de la Mina, a los pies de Sierra Helada, en la bahía de Altea, a bordo de una motora, puesta a su disposición por sus padres, los mismos que les regalan teléfonos de mil euros. El baño en ese lugar lo tienen vedado las medusas con su excesiva proliferación a causa del desorbitado calentamiento del agua marina. ¡Cómo para negar el cambio climático!Apareció una patera y de ella empezaron a desembarcar un grupo de personas de raza negra, de aquellas a las que ahora los medios de comunicación llaman subsaharianos. Alguno de los jóvenes e indolentes veraneantes grabó la escena, recogiendo también los comentarios de varios de ellos. No tienen desperdicio y son un fiel reflejo del sentir de mucha gente de este país.


 PD. No me olvido del apocalipsis de Derna, en Libia. Lo tengo muy presente.

7 comentarios:

  1. Buenos días: Es una pena pero todo lo que dices es cierto. Yo estuve unos años bajando a diario la calle Jorge Juan desde el metro de Príncipe de Vergara a Serrano sobre la 07:00 horas a primeros de los 2000 y el cantón de limpiezas de esa zona empezaba a trabajar. Ya había emigrantes trabajando y en alguna de las esquinas algún vagabundo. Lo de las pateras es una pena pero ahí lo tenemos.

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  2. La realidad que se describe en el artículo todos la ven y, por desgracia, siempre menos personas se asombran de un sistema que destruye la humanidad y su sentir. Hay quien todavía se indigna y ESA es la ultima frontera que defenderemos para que no se apague del todo la esperanza en un mundo un poco mas justo y mas digno... ¿Lo lograremos? "Attendo dei lumi, signori, stanotte son poche le stelle...!!!"

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  3. El poder mediático de la denuncia, expresado con claridad y concisión, da cuenta de hechos de atroz indignidad como una alternativa para despertar nuestra adormecida indiferencia y ausencia de humanismo.
    El video incluido en este breve artículo recapitula, dimensiona, las posibles lecturas de vergüenza y asombro con igual o mayor envergadura, que el controvertido beso no consensuado de un directivo de élite de futbol a una futbolista.
    ¿Tenemos la capacidad de discernimiento para condenar con el mismo rigor hechos tan disímiles, o sólo nos atañen y conmueven las imágenes que los medios masivos nos imponen?
    Gracias

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  4. En la primera mitad del siglo XX miles de españoles emigraron a América empujados por esa vehemencia que empuja al hombre por salir de la estrechez, el infortunio, la guerra y el hambre. Estos jóvenes españoles desconocen el sacrificio que hicieron sus coterráneos dejándolo todo, despojados del calor familiar que los arropa y abriga. Como descendiente de esos inmigrantes españoles que se aventuraron allende los mares buscando una tierra pródiga, de paz y bendecida por Dios, como lo era la Argentina, siempre debemos abrazar a la gente en desgracia porque no somos ajenos a sufrir en algún momento de la historia sus mismas penurias y dificultades.
    Españoles: Memoria…

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  5. La ignorancia es la tierra de cultivo para que crezcan y maduren personas sin capacidad de ver más allá de su propio bienestar y por ende termina en egoísmo.

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  6. No tengo palabras , siento mucha tristeza. Cómo se puede estar tan faltos de humanidad. Es terrible.

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  7. Una brevísima reflexión y un vistazo a los datos de la población trabajadora del país nos permitiría, a los que ya estamos cobrando "las putas pensiones", darnos cuenta de que esas "putas pensiones" se pagan en la actualidad con cotizaciones que en una parte no pequeña provienen del trabajo de emigrantes a los que se les ha permitido tener un estatus legal. El día de mañana, cuando hayan reunido suficientes años de cotización, ellos también cobrarán sus "putas pensiones", que se habrán ganado con el sudor de su frente. ¡Faltaría más!

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