20 mayo 2022

San Isidro

Argimiro Rubio Cuadrado

Acaba de celebrarse en Madrid la festividad de su santo patrón, san Isidro, y me acordé de cuando también lo era mío o, más bien, de mis padres. San Isidro es el patrón de los labradores, y mis padres lo eran cuando yo era un crío.

No era fiesta local ni nacional y tampoco recuerdo que el 15 de mayo de cada año hubiese ninguna celebración especial en mi casa. Así pues, ese día no te vestían de domingo, ni había comida de fiesta, ni pasteles de postre, como si sucedía, por ejemplo, cuando se celebraba alguna fiesta de carácter nacional, como la Virgen del Carmen, que, además, era la patrona de mi parroquia y la sacaban en procesión, acompañada de todos los niños que el mayo anterior habíamos hecho la primera comunión.

A mí, el día de la Virgen del Carmen me huele a verano. Aún tengo en la memoria el olor a incienso en la iglesia y el de tomillo en la calle, pues durante la procesión se tiraban pétalos de flores y tomillo al paso de la virgen y el olor impregnaba las calles del barrio toda la tarde, y por la noche se celebraba la correspondiente verbena, pero para san Isidro, nada. Se ve que no era un santo VIP, además de ser , por decirlo amablemente, un tanto flojo, pues unos ángeles le araban las tierras mientras él se dedicaba a la oración y a predicar. Hoy, tal vez, sería enlace sindical.

En el colegio, cuando se aproximaba una festividad, teníamos que hacer en el cuaderno de los dictados un encabezamiento bonito, que dibujábamos primero a lápiz, luego lo repasábamos a tinta con plumilla y tintero, no todo el mundo tenía estilográfica y los bolígrafos estaban prohibidos para esas tareas y finalmente lo iluminábamos con los lápices de colores Alpino. Los más habilidosos copiaban, además, el dibujo del santo que venía en la enciclopedia Álvarez ―intuitiva, sintética y práctica, como rezaba en la cubierta que usábamos entonces de hecho, a los dibujos que venían en los libros los llamábamos genéricamente santos y escribíamos al dictado una semblanza del santo que leía el maestro. Y eso era todo.

Distinta era la celebración, cada 29 de septiembre, del día de san Miguel Arcángel, patrón de los hortelanos. Con el tiempo, mis padres, sin dejar del todo la labranza comenzaron también a trabajar algunas huertas y, por tanto, también fueron hortelanos. Los hortelanos de mi pueblo se habían constituido allá por el siglo XV en gremio, como los carpinteros, los canteros o los curtidores y mantenían el espíritu de hermandad que caracterizaba a aquellas asociaciones. Copio, a continuación, parte de un texto publicado por Julio V. en el blog Ferial 49 de septiembre de 2017.

La desamortización empujo a las cofradías gremiales a la desaparición por la pérdida de los recursos necesarios para sus fines. Estas antiguas hermandades serán sustituidas por unas nuevas sociedades encargadas de cumplir los fines humanitarios de las desaparecidas.

En el caso de los hortelanos de mi pueblo, en 1883 promovieron una sociedad profesional denominada Sociedad de Socorros Mutuos de los Hortelanos a fin de ayudarse en la necesidad, socorrerse en la enfermedad y acompañarse en el camino a su última morada. Con la creación, por parte de los poderes públicos, de un sistema de previsión social, esta nueva sociedad perderá su principal razón de ser, pero el vínculo social, de hermandad y profesión se mantendrá en el tiempo; celebrándose anualmente la festividad de su patrono, san Miguel, el 29 de septiembre.”

El caso es que, así como los labradores no tenían ningún sentido de pertenencia a un grupo, los hortelanos celebraban su patrón por todo lo alto: misa, comida de hermandad en el local de la asociación y baile. A la celebración no faltaba ni una sola familia. Era tal el arraigo de esta festividad en la villa que, aunque los hortelanos no eran, ni mucho menos, el grupo social o laboral más numeroso, todo el mundo sabía que ese era su día.

No se que méritos tendría el arcángel san Miguel para que los hortelanos lo eligiesen como patrón, pero teniendo en cuenta que a San Isidro le hacían el trabajo unos ángeles y, aún así los labradores lo habían elegido como patrono, san Miguel no debía haberse esforzado mucho para merecerlo.

3 comentarios:

  1. Preciosa descripción de una época donde realmente se valoraba la vida del campo. Buenisimo lo de San Isidro como enlace sindical

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  2. Gracias muy interesante su sitio web, me va a servir de mucho en mis estudios de montaje y mantenimiento de instalaciones de edificios y de procesos que estoy realizando acá https://cursos-gratis.com.es/c-fp-montaje-y-mantenimiento-de-instalaciones-de-edificios-y-de-procesos-p-madrid de verdad muy bueno su blog

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  3. Argi, gracias por esos recuerdos, vamos entre todos a seguir manteniéndolos por esta preciosa vía que este chat de Julito.
    un abrazo

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