Nacionalismos
Argimiro
Rubio Cuadrado
No
había vuelto a saber de él desde que acabaron los estudios, hacía
ya, y al pensarlo no pudo evitar sentir un pellizquito de congoja,
cerca de treinta años. La verdad es que, a pesar de que eran pocos
los que elegían aquella especialidad de la carrera, lo que hacía
que la relación entre todos fuera bastante cercana, les había
perdido la pista a la mayoría de ellos, así que se alegró mucho
cuando gracias a las llamadas redes
sociales
volvió a tener noticias suyas.
Se
pusieron al día de las circunstancias de cada uno, familiares,
profesionales y personales; así pudo saber que estaba superando una
de esas enfermedades que eufemísticamente se llama larga y que
estaba estudiando un grado de Literatura Española en la Universidad.
Por
una feliz coincidencia, su amigo residía no demasiado lejos del
pueblo donde todos los años él iba a pasar unos días, así que
quedaron en que se llamarían para charlar y darse un abrazo.
Por
una razón o por otra, el encuentro no se produjo. Mientras tanto, el
contacto no se había perdido. Su amigo era muy activo en una de esas
redes sociales donde publicaba toda clase de noticias, enlaces y
relatos. A él le gustaban mucho aquellos relatos llenos de
imaginación, sensibilidad e inteligencia —inteligente
su amigo lo había sido siempre, lo recordaba bien de aquellos años
de la carrera—.
Como él nunca había tenido imaginación para inventar y construir
una historia, admiraba a los que sí la tenían y, además, su amigo
escribía muy bien, por eso solía dar me
gusta
y hacer comentarios elogiosos a casi todos aquellos relatos que su
amigo publicaba.
Se
dio cuenta, además, por las noticias y enlaces que su amigo ponía
en su página, de que tenían sensibilidades sociales y políticas
próximas en muchas cosas, aunque más radicales las de su amigo.
Discrepaban a veces y lo comentaban. A él le gustaba la
confrontación con su amigo porque sus réplicas eran argumentadas,
ausentes de descalificaciones apriorísticas que él siempre había
detestado en una discusión, y que con frecuencia observaba en otros
foros de la red.
Poco
a poco, sin embargo, los relatos y enlaces a eventos culturales y
artísticos fueron
disminuyendo
en la página de su amigo y, en cambio, las noticias, enlaces y
comentarios sobre sucesos de actualidad fueron ocupando más y más
espacio y fueron tomando un sesgo más y más maniqueo.
Cada
vez se fue haciendo más evidente, constató con disgusto, que en el
imaginario de su amigo solo había un Nosotros y un Ellos. ¿Quiénes
eran Nosotros?, pues el Pueblo Elegido, constituido, como todos los
Pueblos Elegidos, por hombres justos y virtuosos, injustamente
oprimidos por Ellos, pueblos ajenos, innobles y, sin duda, rencorosos
que envidian las virtudes de los Elegidos y que les impiden
desarrollarse a su libre albedrío.
Los
enlaces y comentarios que se publicaban en la página eran ya tan
burdamente tendenciosos e impropios de la sensibilidad e inteligencia
que sin duda su amigo tenía que así se lo comentó, como había
hecho en las otras ocasiones en que habían discrepado, pero su
amigo, se dio cuenta entonces, ya solo veía la realidad a través
del prisma deformante del nacionalismo y esta vez, por toda
respuesta, lo borró de su página.
Pues igual me cae la del pulpo otra vez, pero en mi entorno esto está a la orden del día... y yo me muero de tristeza.
ResponderEliminarSe me parten las entrañas al estar en sintonía y acuerdo contigo, Pachyta.... Lo digo por lo de morir de tristeza, no por el hecho de estar de acuerdo.
ResponderEliminarMuy a mi pesar, he de manifestar, que la humanidad no ha avanzado nada. Siempre busca el "nosotros" y el "ellos". Y a veces me enfado cuando doy con esas personas tipo "nosotros" que para más inri han sufrido en otro tiempo ser "ellos"
ResponderEliminarSi algún día.... nos pudiéramos ver como realmente somos, seres humanos rodeados de virtudes y defectos, y nos respetaremos, que fácil sería vivir... Pero esto es un maravilloso sueño..
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