Agradecimiento
Julio
Sánchez Mingo
Plaza de Antón Martín. Madrid |
Ahora
que se cumplen 50 años del, según todos los indicios, asesinato de
Enrique Ruano a manos de la policía del régimen franquista, quiero
agradecer a todos aquellos que con su labor y actividad hicieron
posible, pagándolo con la vida, la cárcel, las detenciones
arbitrarias, las torturas o las multas, que hoy yo pueda escribir y
criticar libremente, con la única salvedad del respeto a los demás.
Durante la dictadura, apoyada por unos cuantos que obtenían
pingües beneficios de ella, con la pasividad de la mayoría de la
sociedad española, unos héroes se comprometieron en la lucha contra
la iniquidad, caso de Ruano.
Uno
de los días más tristes de nuestra reciente historia, de cielo
plomizo sobre Madrid, fue el 25 de enero de 1977, hoy hace 42 años,
cuando amanecimos con la noticia de la salvaje matanza de la calle
Atocha, 55, donde, la noche anterior, fueron tiroteados los miembros del despacho
laboralista allí situado. Unos adalides de la clase obrera,
masacrada por el sistema totalitario de entonces. Poco honramos su
memoria, cuando el monumento erigido en su recuerdo en Antón Martín,
a pocos pasos del lugar del crimen, está siempre rodeado y
semioculto por las motocicletas allí estacionadas sobre la acera.
Yo
nunca tuve madera de héroe y, aún detestando la situación política
y por no dar un disgusto a la familia, no me involucré en la
resistencia civil contra la tiranía más allá de correr alguna vez
delante de los grises. En definitiva, la posición cómoda de esperar
a que hagan los demás.
Por
tanto, mi respeto y mi gratitud a todos aquellos paladines de nuestra
libertad.
Recomiendo la lectura del artículo Los pasos en la acera, de Antonio Muñoz Molina, que narra su "estancia" en la DGS en 1974.
ResponderEliminarhttps://elpais.com/cultura/2019/01/24/babelia/1548328853_872961.html
Es de agradecer este "Agradecimiento" tuyo. Es de agradecer está llamada de atención. Es necesario que los malos no se salgan con la suya; ya lo dijo alguien, para que ellos triunfen sólo es necesario que los buenos no hagan nada.
ResponderEliminarDespués de leerte a ti y lamentar esta muerte tan infundada de Enrique Ruano, como la salvaje matanza de los abogados de Atocha; te queda un amargor en la boca tan grande, que no sabes ni que decir; pero me gusta ver que hay gente que los recuerda, que los tiene en su memoria pues, aparte de tu escrito he leído varios artículos en la prensa estos días, recordando estos hechos y alguno más.
ResponderEliminarHe leído también, que Enrique Ruano fue amigo de Rubalcaba' y que esta muerte lo impulsó a él a meterse en la política, para que estas cosas no volvieran a suceder
Las grandes conquistas humanas sólo se logran con dolor y sacrificio.
ResponderEliminarLamentablemente muchas veces es así. Sin embargo se deberían lograr solamente a base de trabajo, esfuerzo, mente abierta y generosidad.
EliminarSiempre en el recuerdo para que no se vuelva a repetir.
ResponderEliminarMe he sentido identificado con el final de tu escrito, que nos retrata a tantos, y me vienen a la memoria unos versos de una canción de Joaquín Sabina: Que ser valiente no salga tan caro/que ser cobarde no valga la pena. ¡Ojalá!
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