De
libros y firmas. Manuel Vicent, Vargas Llosa y yo
Julio
Sánchez Mingo
Octubre
2016
Era
el 4 de junio de 2006. Habíamos ido al Retiro, a la Feria del Libro.
Al pasar por delante de una de las casetas vimos a Mario Vargas
Llosa, que todavía no era Nobel de Literatura, firmando ejemplares
de sus obras.
Yo
había leído, años atrás, La
fiesta del Chivo,
habiéndome sorprendido gratamente. El tratamiento que hace de la
personalidad de Trujillo es magistral. Describe certeramente al
dictador cruel, sanguinario, corrupto y depravado sexual que era y
como, para perpetuarse en el poder, utilizaba el terror y la
represión o las corruptelas, dependiendo de la personalidad del
antagonista político, del enemigo o, incluso, del amigo. Así hacía
nuestro carpetovetónico Franco y así han hecho todos los tiranos a
lo largo de la historia.
Como
la cola de admiradores demandando su firma era escasa, nos acercamos
para que
el escritor peruano nos dedicara algún libro. Yo había comprado
Viajes,
fábulas y otras travesías,
de Manuel Vicent, para regalárselo a Marina, y no tenía intención
de adquirir otro más. Cuando me llegó el turno no se me ocurrió
otra cosa mejor que ofrecerle el ejemplar del villaviejense, o
vilavellero
en valenciano. Un impulso inocente sin ninguna intención.
Sorprendido, y con ese gesto antipático que habitualmente le
caracteriza, se limitó a decir: - Manuel Vicent, un buen escritor.
¿A quién se lo dedico?
Algunas
veces, tiempo después, he pensado que mi proceder no fue muy
correcto, puede que incluso impertinente. El caso es que el bueno de
don Mario despachó la situación con una faena de aliño que, por
otra parte, es lo habitual, en estas sesiones, de los autores
consagrados.
Algún
año después, con motivo de otra cita de la feria, vi anunciada en
el periódico la firma de ejemplares de sus obras por Manuel Vicent.
Es
un escritor que siempre me ha agradado mucho. Irónico, agudo,
mordaz, cáustico, punzante, capaz de describir a un personaje, una
situación, un ambiente o un paisaje con sólo tres o cuatro
palabras. Escribe muchos artículos en prensa y algunas biografías
de personajes controvertidos, pero, lamentablemente, no se prodiga
mucho publicando novelas o libros de viajes, gastronomía o
costumbristas, como acostumbraba hace un decenio.
Como
tengo por casa un volumen de la primera edición de Pascua
y Naranjas,
obra con la que ganó el premio Alfaguara allá por 1966, decidí
acercarme al Retiro para que me lo dedicara. No soy mitómano y
siempre he sido incapaz de hacer el mínimo esfuerzo por conseguir un
autógrafo. Pero como es uno de mis autores favoritos, dado lo poco
que prodiga su presencia en el certamen y tratándose de la
publicación primigenia
de
un libro premiado, pensé que merecía
la pena el paseo.
Al
entregarle el ejemplar para la firma dijo: - ¡Vaya incunable!
Como
no había nadie más esperando estuvimos hablando largo y tendido de
pintores, todos conocidos comunes, como Antonio Lago (1)
o Pepe Jardiel y su mujer, Lucrecia.
Vicent
ha sido marchante. Fue propietario de la galería El Coleccionista,
en Claudio Coello. Aún le recuerdo sentado tras el mostrador,
asomando la cabeza para controlar las reacciones de las personas
presentes en la sala. En su novela La
novia de Matisse,
retrata de forma soberbia el mundo de los marchantes, galerías y
artistas plásticos. Ya me gustaría que escribiera sobre el mismo
tema circunscrito al ambiente artístico del Madrid de los 80 y los
90, con nombres y apellidos. Da para un largo tomo y él conoce la
materia en profundidad.
También
le conté el encuentro con Vargas Llosa y, curioso, impaciente, me
preguntó: - ¿Y qué dijo? - antes de que yo finalizara el relato de
la escena.
El
fenómeno de las firmas de libros en la Feria del Libro de Madrid ha
cambiado radicalmente en los últimos tiempos, al paso de los cambios
tecnológicos y de las costumbres de la sociedad. En la edición de
este año, en la tarde del primer domingo del certamen, Almudena
Grandes no tenía a nadie esperando sus dedicatorias. Sin embargo,
los llamados youtubers
soportaban intensas y agotadoras sesiones atendiendo largas colas de
admiradores.
(1)
Lago
Rivera: No principio dun mundo, 1916-2016
Exposición
con motivo del centenario del pintor. En la sala de exposiciones de
Afundación, Fundación Galicia Obra Social, Vigo (Pontevedra). Hasta
el 19 de noviembre de 2016.
Muy buen blog, me encanta leerlos, que bien escribes, sigue así.Un Abrazo
ResponderEliminarMario
Julio, gracias por invitarnos a acompañarte en este rito de las firmas con estos dos grandes de la literatura: eres un excelente psicólogo que, además, sabe narrar. Por casualidades de la vida muchos del Liceo Italiano pisábamos Denia y podíamos toparnos con Vicent y conocer a gente que lo trataba con asiduidad y todos coincidían en tu descripción. Eso sí, sin querer nos hacía la "pugnetta" cada vez que en el periódico descubría o recomendaba un sitio qué visitar o para comer, pues nos lo llenaba. Un fuerte abrazo. PD: de firmantes de libros la que más me sorprendió -y gratamente- ha sido Carmen Posadas, un encanto, casi me desmayo, je, je.
ResponderEliminarEres un gran narrador, Julio.
ResponderEliminarTe felicito por el blog, Julio. Entretiene y llama la atención sobre temas de actualidad.
ResponderEliminar... el tiempo que ya hemos vivido es una parte de nosotros que ya ha muerto... Manuel Vicent. El País, 31-03-2024
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