21 octubre 2016

La Casa de Fieras
Jesús Ramos Alonso
Abril 2016

Fue al salir del colegio. Nos pillaron colándonos en la Casa de Fieras del Retiro entre dos barrotes de la verja algo separados.
Unos guardas nos vieron y uno de ellos gritó: ¡alto ahí! — y agarrándome por el jersey — ¡a ver, tú, ¿cómo te llamas?! Mientras, el otro sujetaba a mi amigo, que gimoteaba asustado.
Miré al guarda y tuve la sensación de que su manaza iba a aplastarme contra el suelo. La sentía en mi hombro como si fuera la zarpa del león que hacía largos en su jaula de cuatro metros. Habría preferido enfrentarme a ese león antes que mentir a aquel gigante, así que dije mi nombre y donde vivía. Después, su voz de trueno ordenó: ¡se lo decís a vuestros padres!, ¡y mañana traéis el dinero de la entrada!
Pasamos el resto de la tarde sentados en un banco. Cobardes ante nuestro negrísimo futuro no sabíamos por dónde tirar. Por fin acordamos que nuestros padres jamás sabrían nada y que cada uno se las apañaría para lo del dinero.
Al día siguiente, en un descuido, le sisé un duro a mi madre. Con lo que me dieron por unos periódicos viejos completé las siete u ocho pesetas que costaba la entrada y fui a por mi amigo. Después, con las orejas gachas, buscamos al gigante. Nos acercamos con el dinero en la mano. Nos miró, sonrió y acariciándonos el cogote dijo: ¡hala, adentro valientes! ¡y guardad eso para otra vez!
Al salir, ufanos y sintiéndonos hombres, nos compramos un bocadillo de calamares y aún nos sobró para un par de bisontesque nos fumamos entre toses.
Voy a menudo a la biblioteca que hoy ocupa el lugar del antiguo zoológico y, al pasar junto a los leones de piedra que jalonaban la entrada, siempre me viene este recuerdo. A pesar del tiempo transcurrido, aun me hace sonreír.
En casa, mi madre me esperaba con el monedero en la mano y cara de pocos amigos. No necesité mucho más para perder la recién estrenada hombría...pero de eso ya casi ni me acuerdo.

6 comentarios:

  1. Un relato precioso. Lo que mas me ha gustado es la inocencia de los niños y su valentía.

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  2. Muy bonito.
    Me ha transportado a mi infancia , que transcurrió en un sitio muy diferente, un pequeño pueblo de las montañas de Alicante. Pero la trastadas eran parecidas.

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  3. Un relato entrañable que te hace rememorar tiempos pasados

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  4. ¡Pero qué equilibrio narrativo! En tan pocas líneas, horas y días condensadas hábilmente de una aventura muy divertida. Qué seríamos sin los recuerdos.

    Un saludo, Álvaro.

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  5. Felicidades Jesús muy bien escrito tu relato me hace recordar los buenos momentos vividos en la antigua casa de fieras

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  6. Felicidades Jesús, que relato tan entrañable que nos lleva a nuestra infancia.

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