07 abril 2022

ZIGIA 28

Julio Sánchez Mingo

Tengo un amigo y antiguo compañero de estudios que se llama Javier. Le llamábamos el Televisivo, porque creo que alguna vez había aparecido en TVE. Es una bellísima persona. Dos grandes tragedias han marcado su vida. La muerte en plena juventud de Mari Paz, su mujer, madre de sus hijos, su novia de toda la vida a la que todos conocimos en aquellos años de juventud, víctima de un sarcoma, y la desaparición en accidente de trabajo de Juan Luis, su socio, también compañero nuestro. Habían creado una empresa de ingeniería dedicada al movimiento de grandes cargas. En la central nuclear de Almaraz, se desplomó una estructura en la que estaba subido y cayó desde considerable altura, falleciendo en el acto. Durante algunas horas, Javier le había precedido en la misma tarea y en el mismo lugar y podía haber sido él el accidentado, pero la rueda de la fortuna decidió cebarse con nuestro común amigo y compañero. A raíz de la pérdida de Mari Paz, creó y dotó una fundación en su recuerdo, dedicada a la ayuda a enfermos de esa terrible dolencia y sus familiares y a incentivar la formación e investigación clínica sobre la misma. Yo animo a mis queridos lectores a colaborar con esta entidad.

Nuestro protagonista es un alma inquieta, dotada de una notable capacidad de emprendimiento. El año pasado recompró el edificio donde había transcurrido toda su infancia y juventud con sus padres, tíos, hermanos y primos y lo ha reconvertido en un centro cívico, ZIGIA 28. Se ha adaptado su uso de tal manera que, lo que fue cochera de camiones de la empresa de transportes familiar con su correspondiente taller mecánico y vivienda de todos ellos, ahora es un espacio dedicado a actividades culturales y afines. Cuenta con una sala de conferencias y actuaciones, una sala de ensayos insonorizada, dos salas de reuniones, terraza para actos, eventos y encuentros, una pequeña biblioteca y una cocina abierta para cursos, degustaciones y comidas privadas, todo ello dotado de los últimos adelantos tecnológicos. Desde aquí invito a los madrileños y visitantes a disfrutar de esta loable iniciativa privada y de todas las actividades que se irán programando en ella.

Javier, enhorabuena y muchas gracias por todo.

PD. Zigia, la del yugo, es el epíteto de Hera, que alude a su cualidad de presidir los matrimonios. Es el nombre de la calle donde está situado el centro, en su número 28. En el planeamiento urbano se llamó anteriormente de San Miguel e inicialmente de Ramón y Cajal.

4 comentarios:

  1. Todos los que conocemos a Javier hemos podido ir reconociendo su particular manera de hacer siempre frente a las distintas circunstancias, ya sean sus compromisos laborales, familiares o incluso a las adversidades a las cuales ha tenido que enfrentarse en demasiadas ocasiones. Siempre su respuesta ha sido construir, reconstruir, proyectar y, por encima de todo entregar, en toda la extensión que el concepto “entrega” tiene. Todo mi respeto hacia esa enorme capacidad para hilvanar una tras otra respuestas tan lúcidas como nobles y generosas.
    En cuanto al esfuerzo de transformar un espacio familiar, ya muy antiguo y destinado a desaparecer, en un grandísimo lugar para producir cultura y recobrar la memoria de un barrio y, finalmente, haberlo conseguido, haber hecho realidad que podamos disponer de algo tan enorme como es Zigia28, solo se me ocurre reiterar mi respeto y mi admiración.

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  2. Preciosa y motivadora historia

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  3. ¡Qué preciosísimo proyecto!
    Hecho realidad.
    No puedo mejorar el comentario de Isa, que habla de primera mano.
    Voy a compartir para difundir el esfuerzo de Javier y los que le han acompañado para hacer pervivir un espacio de trabajo, vida familiar y transformación.
    He entrado en la página de Zigia y me impresiona lo conseguido.

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  4. Hermosa historia, gracias por compartir.

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