¿Aprenderemos algo de la pesadilla del
coronavirus?
Julio Sánchez Mingo
A Angélica
Apestados y untori. Peste de Milán de 1630, que Manzoni narra en Los novios. . |
¿Seremos capaces de aprender algo de la
crisis del coronavirus? ¿O por el contrario se impondrán la
estulticia y, especialmente, el egoísmo humano?
Las lecciones que esta enfermedad nos
ofrece son numerosísimas. Pero me temo que, pasado un tiempo,
incurriremos en los mismos errores de siempre, simplemente nos
olvidaremos de la enfermedad y... a esperar el próximo batacazo. Y,
como decía un castizo como mi padre, el que venga detrás que arree.
No aprendimos nada de las grandes
guerras, cuya tasa de mortalidad fue infinita, ¿cómo voy a ser
ahora optimista?
¿Cómo hemos podido llegar a desarbolar
la sanidad pública, pilar de la salud pública, que tanto dinero,
esfuerzo y trabajo costó construir? ¿Cómo hemos podido apoyar a
partidos políticos que han cerrado plantas enteras de hospitales y
reducido la dotación de personal sanitario a límites alarmantes?
¿Cómo hemos sido tan ingenuos e ignorantes?
El pasado septiembre, de las cuatro alas
de una de las plantas de traumatología del hospital Doce de Octubre
de Madrid, a pesar de la desasosegante, para enfermos y familiares, e
inaceptable, para un ciudadano responsable,
lista de espera,
dos de ellas estaban cerradas.
¿Cómo es posible que anteayer me dijera
una queridísima amiga, veterana enfermera de Santa Cristina, frente
a la Maternidad de O'Donnell:
—Ayer estuve tratando a un sospechoso
de contagio sin material de
protección. Hoy nos lo han dado.
Somos tan inmorales que
enviamos
soldados al frente ¡a
pecho descubierto!
Pero no olvidemos que, muchos de los que
se asoman por las tardes a ventanas y balcones a aplaudir a los
esforzados y heróicos sanitarios,
apoyaron aquellas medidas en las urnas.
Y estas políticas han conducido a que,
aquel que puede, pague un seguro médico, un impuesto revolucionario,
para soslayar las listas de espera. Y, para más inri, con un nivel
asistencial que, generalmente, deja mucho que desear. Además, si la
sanidad pública española fuera excelente, obligaría a que la
oferta privada fuera insuperable. Pero el empresario español tiene
una gran querencia a vivir de las migajas del papá sector público.
¡Para que se va a esforzar si se lo dan todo hecho!
De la educación, si se
me apura lo más importante con la
salud, hoy prefiero no hablar. Pero no quiero dejar de señalar una
gran lección de la situación actual, aunque tenga una gran carga de
¿demagogia? y afecte a los sentimientos nobles de mucha gente
sencilla. ¿Qué aporta a la sociedad, por ejemplo, una gran estrella
del deporte con ingresos multimillonarios? ¿Y un esforzado
científico, ratón de laboratorio, de ganancias poco holgadas? ¿Por
qué las escalas de valores de nuestra sociedad son tan aberrantes?
Meditemos.
De esta situación muchas personas
saldrán fortalecidas espiritualmente, serán mejores.
Lamentablemente, otras no.
Me recuerda a lo que me contaban
mis padres y mis tíos
de la guerra. También ahora hay
gente que da lo mejor de sí mismo y otros que tienen un
comportamiento absolutamente mezquino.
Es el momento de volcarnos con los demás,
ayudarnos, apoyarnos, aunque sea en la distancia.
Cuidaos, mis queridos lectores.
Bibliografía recomendada
- Alessandro
Manzoni: Los novios (I
promessi sposi). 1840
- Albert
Camus: La peste. 1947
- José
Saramago: Ensayo sobre la
ceguera. 1995
Yo confío en que, de este infierno dantesco, salgamos renovados como ciudadanos, como comunidad, como sociedad entera.
ResponderEliminarOjalá.
Un buen análisis, Julio. Pensamos que esta situación es una oportunidad para la reflexión y para hacer algo diferente pero me temo, como tú apuntas, que volveremos al cortoplacismo, a la depredacion y al beneficio rápido. Ojalá haya un aumento de la conciencia. De ello depende nuestra supervivencia en el planeta
ResponderEliminarHas dado en el clavo Julio, ahora padecemos los recortes de la sanidad. Ojalá cuando esto termine tod@s seamos mejores.Como tú dices . Habremos aprendido algo?
ResponderEliminarCertero planteamiento, Julio. La respuesta está en el viento dijo Bob Dylan. Sólo que ese viento ahora está infecto de mezquinidad y precariedad. Muerte en Venecia, de Thomas Mann, es una novela que también enfatiza los estragos de las epidemias, y no se diga del magistral cuento La máscara de la muerte roja, de Edgar Alan Poe. En resumen, por ficción y realidad no paramos, pero peco de pesimista al más puro y básico estilo de Arthur Schopenhauer al afirmar que después de esto todo la vida sigue igual, ya también dicho por Julio Iglesias.
ResponderEliminarFelicidades por tu reflexión que, con tu permiso, hago mía. Otro ejemplo es el hospital de San Sebastián de los Reyes con una planta entera cerrada desde 2008 y dice la presidenta de la Comunidad de Madrid que es por obras. En estos momentos nos lamentamos de cómo está la sanidad pública pero muchos y muchas de los que ahora se lamentan, han contribuido a mantener gobiernos privatizadores de lo público.También en la educación, claro que sí.
ResponderEliminarEspero que cuando pase esta situación de emergencia que vivimos, revisemos las políticas públicas y actuemos en consecuencia. Cuidaos mucho, por favor.
Estimado Julio, quiero agradecer sus líneas, siempre elocuentes; ante la emergencia que acontece a nuestro alrededor. En América del Sur, hace días nos sometemos al aislamiento social voluntario la población. Hemos tomado con mucha disciplina aquellas letras promocionadas de “quédate en casa”, siempre existen algunos que no lo practican; es necesario insistir, es tarea de todos ayudar, así lo hace usted en su medio virtual ¡gracias! por contribuir con su espacio.
ResponderEliminarDebemos también ser pacientes, esperando que las acciones sean acertadas de la parte estatal; mejorar las cosas siempre se puede hacer desde el “poder”, tomando decisiones sin importar que las propuestas sean de una persona distinta al régimen; pero antes también cerraron hospitales que hoy nos hacen falta; y esperamos que esto se acabe pronto, que los organismos correspondientes realicen lo necesario. Esperamos con disciplina.
Con aprecio, desde Guayaquil, Ecuador.
Certero en la exposición Julio. Lamentablemente los que privatizaron la sanidad y medio la desmantelaron, ahora cargan contra el gobierno actual culpandole de la falta de suministro sin asumir que tenían las competencias transferidas y que eran ellos los que debían haber aprovisionado el material que ahora hace falta. Y como de costumbre saliendo en los medios de comunicación para criticar continuamente.
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