¿Qué
nos está pasando?
Populismo
y ultraderecha
Julio
Sánchez Mingo
¿Qué nos está pasando? ¿Nos hemos
vuelto locos? Estamos construyendo un mundo globalizado, en lo
económico, pero lleno de trincheras, vallas y muros en lo político.
La familia de
Alan Kurdi, el niño kurdo
ahogado en una playa de Bodrum (Anatolia), cuyo caso tanto impactó a
la opinión pública mundial, huía del infierno de las fábricas de
los gigantes de la industria textil en Turquía.
Muchos gobiernos y partidos del Viejo
Continente fomentan el miedo y el odio al inmigrante, el
aislacionismo, en lugar de preconizar una Europa social y solidaria,
una Europa fuerte y unida, pendiente de los ciudadanos más
desfavorecidos, no mediatizada por los mercados. ¿Por qué?
Los exizquierdistas trabajadores de la
industria del automóvil de Detroit, ahora una ciudad fantasma y
arruinada, son uno de los pilares de un ultraderechista populista
como Trump. En Brasil, Bolsonaro se alza con la presidencia. En
Europa, los británicos a vueltas con su Brexit, los italianos con
Salvini, Orbán en Hungría y en España la eclosión de Vox. ¿Es el
triunfo del egoísmo y la insolidaridad o simplemente miedo a lo
desconocido y al desconocido? ¿O es el atávico sentimiento de no
querer ver al pobre y coexistir con él, como el rico en su mansión
detesta tener una chabola en su horizonte? ¿Por qué admitimos que
esos políticos populistas exploten nuestros instintos primarios?
Ellos sólo buscan el poder, no el bienestar de la población y, sin
embargo, ahí están.
La crisis del 29, la Gran Depresión,
llevó a Hitler al poder. ¿Qué nos deparará la reacción a la Gran
Recesión de 2008? De momento, en España las diferencias sociales
aumentan comparativamente al primer lustro del siglo XXI, creando un
peligroso caldo de cultivo para el desarrollo de ciertas ideas
políticas y comportamientos sociales y para el auge de partidos
extremistas y populistas.
Hay muchos ciudadanos desencantados con
el sistema, hartos de la corrupción política y económica, hay
gente que no puede llegar a fin de mes, la desigualdad aumenta, se
desconfía de los políticos.
La inmigración, y con ella la
multiculturalidad, ha venido para quedarse. Y es necesaria. La
España interior se vacía a costa de las regiones más ricas y la
construcción, el servicio doméstico y la hostelería están en
manos foráneas, no por capricho sino por falta de trabajadores
locales. Además, nace un número insuficiente de niños, de tal
manera que el crecimiento de la población española es negativo.
La solución
a todos estos problemas no pasa por escuchar y apoyar ciertos cantos
de sirena que nos pueden llevar a un desastre generalizado.
Lamentablemente, la ignorancia, la
incultura, el desconocimiento de la Historia y la poca capacidad de
análisis abundan por doquier, así como la manipulación del
pensamiento político. Hace cien o cincuenta años la información
escaseaba. Ahora, adulterada o no, fluye y, de alguna forma, en
ocasiones para mal, se magnifican o se empequeñecen ciertos hechos,
según los intereses de cada cual.
Los votantes de Vox
en Andalucía se sitúan mayoritariamente en lugares ricos como el
barrio de Los Remedios de Sevilla o El Ejido, 89.000 habitantes
censados, una ciudad en la que, como nos recuerda el escritor y
periodista Julio Llamazares, no hay ni una sola librería, pero
abundan los relojes de oro y los cochazos en manos de españoles. En
los invernaderos de Almería, bajo el calor asfixiante de los
plásticos, sólo se ve a trabajadores magrebíes y senegaleses, que
acuden a su faena en bicicleta. ¿Por qué ésos no quieren a éstos,
si los inmigrantes
enriquecen
a los
autóctonos
día a día? ¿No es una paradoja mayúscula?
Pedaleando entre los plásticos de El Ejido. Julián Rojas. elpais.com. |
Muchos políticos populistas se declaran
cristianos y propugnan una Europa cristiana y, sin embargo, sus
programas distan mucho de la doctrina de Jesús, que rebosa amor al
prójimo, caridad y solidaridad. ¿Hipocresía? ¿Cinismo?
Salvini visita el Santo Sepulcro. msn.com. |
El nivel de corrupción política y económica fue muy superior en tiempos de Alfonso XIII y la Dictadura de Primo de Rivera, con un caciquismo exacerbado, al de estos años recientes. En el período franquista, muchos lo vivimos desde dentro y lo sabemos bien, se alcanzaron cotas increíbles de podredumbre política, económica y social y de represión feroz. Un dictador, para perpetuarse, utiliza represalias brutales contra sus opositores, infunde miedo y temor en la población y chantajea a sus partidarios enmarañándoles en mil corruptelas. Vargas Llosa, en La fiesta del chivo, describe magistralmente este proceder, idéntico al de Franco, del tirano Trujillo en la República Dominicana, en el poder de 1930 a 1961.
¿Cómo vivían en aquella época los
padres y abuelos de los votantes de la actual ultraderecha española?
En el centro de Madrid, a 100 metros de mi colegio, colindante con
los Nuevos Ministerios, había chabolas. Andalucía y Extremadura se
despoblaban inundando la periferia de las grandes capitales de
familias humildes buscándose el sustento. Muchas otras debían
emigrar al extranjero para huir de la miseria. ¿Cómo alguien
puede propugnar aquella etapa como
ejemplo?
Remedando a Hanif Kureishi, ¿queremos
vivir en un lugar libre, cosmopolita e internacionalista o queremos
un país basado en la nostalgia de los ideales y principios perdidos
de un Imperio en el que se vivía, no nos engañemos y
seamos realistas, mucho peor que
aquí y ahora?
Realmente la población de todo el mundoa quedado mudo ante el miedo y temor en que diran que hablen por sus libres palabras de todas las naciones pueblos culturas partidos socios (a)s grupos secretos organizaciones siviles etnias pobres ,ricos realmente nunca antes visto ante y sobre ustedes la razón de vivir recordar que este mundo es una escuela de revelar propias palabras de nuestro corazón a todos somos más importantes que cualquier pedazo de oro somos más que humanos tenemos nuestra fuerza interna para cambiar un mundo metido en una canoa sin sentido la despertar que acaso los papales te servirán para siempre suele viento se los lleva y los desaparece en el horizonte en la misma tierra todo es vanidad y simples baratijas pierden valor pero el vavalor más importante es quienes somos por dentro realmente todos somos uno y uno somos todo la vida te da la gran libertad de pensar propiamente con o sin albedrío ser,uno capas de brincar el obstáculo del pensamiento momento de ser uno i observar cual rumbo queremos todos libertad las cosas cambiarán prontamente y descubrir la razón de estar aquí
ResponderEliminarSuscribo de la A a la Z, sin más comentario.
ResponderEliminarUna buena que rezuma sentido común...
ResponderEliminarFelicidades Julio por tu buen hacer...
Jode. Julio cada vez nos parecemos más en lo político y lo social. Te doy las gracias por expresar tan magnificamente mis sentimientos.
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