Una
joya botánica cercana a Madrid
Julio
Sánchez Mingo
Fotografías
del autor, excepto la que abre este artículo ilustrado, obra de César Rodríguez
Mayo
2017
C.R. |
Gracias a una querida amiga y compañera,
geógrafa, redactora del Atlas Nacional de España, supe de la
existencia de la App IGN Mapas de España, del Instituto Geográfico
Nacional. Esta aplicación para teléfonos inteligentes, basada en
Oruxmaps, permite visualizar en línea los mapas topográficos de
España, hasta la escala 1:25.000, así como su descarga para un
posterior uso sin conexión de datos. De esta forma, tanto con
cobertura como sin ella, con saldo de datos móviles o sin él, en
mitad de la naturaleza, podemos fijar, sobre el correspondiente mapa,
nuestra posición y seguir cualquier camino delineado o una ruta
predefinida mediante waypoints.
Ello me permitió descubrir un PR,
sendero de pequeño recorrido, que, partiendo de una pequeña
localidad del valle del Lozoya, alcanza el cordal de los Montes
Carpetanos. Sigue el tradicional camino que, desde esa población,
iba hasta Segovia, cruzando la crestería por un puerto de montaña
en desuso.
Todas las semanas hago, al menos, una
excursión por la Sierra, siempre en buena compañía.
A mis acompañantes, agradecimiento y
disculpas por soportar, con infinita paciencia, el tiempo que tomo
haciendo fotografías.
Para afrontar las cuestas con mayor
energía, siempre nos regalamos un buen desayuno antes de comenzar a
caminar.
El pasado 10 de mayo decidimos seguir ese
sendero, al igual que, en una segunda ocasión, el día de San
Isidro, 15 de mayo.
En esta época del año el valle del
Lozoya está precioso. Los prados están completamente verdes,
plagados de vacas que no han sido conducidas todavía a las alturas
para el estiaje. Los fresnos del llano ya han echado las hojas, al
igual que los robles de las laderas situados a menor altitud y en
orientaciones menos expuestas al frío y al viento. Los brotes
del resto de los rebollos ya asoman y
su color verde amarillento contrasta fuertemente con el verde intenso
de los pinos silvestres, que dominan el bosque por encima de los
1.600 m.
Lamentablemente, las heladas tardías de
finales de abril, posteriores a los calores veraniegos de Semana
Santa, han quemado las yemas de muchos ejemplares, según se puede
apreciar en la imagen siguiente.
Yo esperaba encontrar y atravesar un
robledal joven, de rebollos, - Quercus
pyrenaica, también llamados
melojos, del latín malum
folium, mala hoja - , como
tantos que salpican la sierra de Guadarrama. Mi sorpresa fue
mayúscula al hallar ejemplares centenarios de esta especie, de gran
porte, muy bien conservados, con un sotobosque rico y variado. Una
verdadera joya botánica muy cercana a Madrid.
El camino está casi totalmente invadido
por la vegetación, desaparecido en la mayor parte del recorrido.
Sólo gracias a la aplicación del IGN es posible seguir su antiguo
trazado. No avistamos a ningún humano en las dos jornadas
realizadas, pero, eso sí, un jabalí cada día.
Fotografié un mimetizado batracio.
El espectáculo de la naturaleza allí,
ahora, en mayo, es emocionante.
Los pájaros trinan desaforados. Por
encima de todos destaca el canto del cuco. Hay flores por todas
partes y abundancia de mariposas, índice de aire limpio, pero con
presencia de pocas variedades.
El cortejo arbóreo del rebollo incluye acebos, de tamaño reducido, algún avellano y unos pocos enebros rastreros.
Es de destacar la abundancia de
majuelos, espinos, rosales silvestres - escaramujos - y zarzas, que,
a partir de una cierta altitud, forman una barrera impenetrable que
nos impidió llegar al pinar que precede al cordal de esta parte de
la Sierra y obligó a renunciar a nuestro objetivo de alcanzarlo,
para poder disfrutar de la relajante panorámica de la llanura de las
tierras segovianas.
Las lluvias caídas entre las dos excursiones han propiciado la aparición de gran cantidad y variedad de setas.
La afluencia extrema daña los entornos
delicados, que mueren de éxito, como está sucediendo con muchos
lugares del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama.
Por ejemplo, el sendero desde la fuente
de La Campanilla hasta el collado del Piornal se ha erosionado y
deteriorado hasta límites alarmantes, dada su cercanía a la entrada
por el valle de la Barranca, cuyos aparcamientos se colapsan los
fines de semana. Incluso la propia Administración, según publica la
página web del parque, desaconseja realizar el camino a la laguna de
Los Pájaros, tan fácilmente accesible desde el estacionamiento del
puerto de Cotos, que también se satura sábados y domingos.
Lectura
recomendada: Juan Ruiz de la Torre. Árboles
y arbustos de la España Peninsular. Escuela
Técnica Superior de Ingenieros de Montes. Madrid 1971, pp. 232-236.
Pistas para situar el camino:
ResponderEliminarEl sendero es el PR-M-XX, donde XX es el año de nacimiento del cirujano cardíaco cofundador de la clínica del barrio de Perón, que parte de un villorrio con nombre de pequeño cerro aislado que domina un llano.