La
cesión del patrimonio colectivo. México y España
Julio
Sánchez Mingo
Abril 2016
Domingo
27 de marzo de 2016. Playa de Akumal, Estado de Quintana Roo, México. Unos
lugareños irrumpen en la playa, en manifestación, por el único acceso público
existente en la zona. Al parecer la Municipalidad, en definitiva la
Administración Pública competente, quiere privatizar una parte del dominio
marítimoterrestre y entregarlo en concesión a unos inversores para la
construcción de un hotel.
La parcela, de una finísima y blanca arena de playa y
cuajada de cocoteros, está rodeada por una cerca de malla metálica, cubierta
por un plástico negro para impedir la visión del interior, y coronada por una
concertina. Los paisanos, que reivindican el uso público de las playas y su
dominio terrestre y el derecho a disfrutar de la sombra de las palmeras, como
han hecho desde hace miles de años, han doblado las púas y rasgado el plástico.
En el interior hay una legión de guardas de seguridad, de espaldas a la valla
metálica para que no se les vea la cara y puedan ser reconocidos, que controla
que nadie salte al recinto. Paradójica, y sarcásticamente, el ayuntamiento se
llama Solidaridad.
La
playa, en su día, debió ser paradisíaca. Ahora hoteles construidos en su mismo
borde, sobre la arena del dominio marítimoterrestre, clubs de playa y casetas
de servicios turísticos la afean enormemente. ¡Y es un lugar de desove de
tortugas!
Las
administraciones públicas deberían financiarse exclusivamente con los tributos
de los ciudadanos. Pero como su gestión no es lo eficiente que debería y está
lastrada por la corrupción, la mala administración y el electoralismo, que
lleva a ofrecer el oro y el moro, vivir por encima de sus posibilidades e
incurrir en gastos superfluos, han de recurrir a vías de financiación
alternativas que incluyen la cesión, en venta o concesión, del patrimonio
público, del patrimonio colectivo, y la recalificación urbanística de espacios
naturales y urbanos de especial interés para toda la sociedad.
Esto
sucede en México. La situación en España es exactamente la misma.
Un
gobierno en funciones prorroga la concesión por ¡60 años más! a una
contaminante fábrica de celulosa que ocupa el lugar al que acudían los
lugareños a ganarse el sustento mariscando, en un entorno que hace muchos años
fue bellísimo. El ministerio de Defensa vende en Madrid 27 hectáreas del Parque
de Ingenieros de San Fernando para la construcción de viviendas, y así poder
reforzar sus maltrechas arcas, al igual que sucederá con la prevista Operación
Campamento o con el solar de la antigua cárcel de Carabanchel. Millones y
millones de metros cuadrados de terreno público, patrimonio de todos, enajenado
para compensar el dinero perdido por la mala gestión, los gastos superfluos y
la corrupción. Además, pan para hoy y hambre para mañana.
La
justificación que nos ofrecen los políticos, tremendamente demagógica, es
siempre la misma. Aumenta la actividad económica y la creación de puestos de trabajo. Nunca dicen
que tanto la una como la otra pueden, y deben, ser compatibles con la preservación
del medio ambiente y la conservación del patrimonio colectivo.
Fotografías del autor
Fotografías del autor
Es muy interesante el artículo "Urbanismo en México" de Wikipedia.
ResponderEliminarRecoge, entre otras, la problemática descrita en esta entrada del blog.
Recomiendo su lectura.
https://es.wikipedia.org/wiki/Urbanismo_en_M%C3%A9xico