Un paseo por Roma,
Bergoglio y su legado
Julio
Sánchez Mingo
Fotos
del autor
Llegamos
a Termini muy pronto, tras un viaje en tren de hora y media desde
Formia. Tomamos el metro y a las siete y media de la mañana ya
estábamos en plaza de España, coronada por la magnífica escalinata
de Trinità dei Monti. A esas horas, ese monumental y sublime
espacio, vacío, desolado, sin transeúntes ni turistas, sólo algún
empleado, mostraba toda su belleza, iluminado por la luz temprana de
un radiante sábado de septiembre.
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28-09-2019. Escalinata de Trinità dei Monti. |
Tras pasar por el hotel Adriano —a
espaldas de Piazza Colonna, Palazzo Chigi y Montecitorio y de la
heladería café Giolitti—, para dejar nuestro ligero equipaje,
acompañé
a Ugo a
sus clases de Psicoterapia Cognitiva Comportamental y, acto
seguido, me
dispuse a hacer una de las cosas que más me gusta: deambular sin
rumbo por una bella ciudad a la búsqueda de rincones inéditos,
llenos de sabor, encanto o historia.
Me dirigí hacia el Tiber para evitar las hordas de turistas que, a
las nueve de la mañana, empezaban a salir de debajo de las piedras,
copándolo todo. Me acordé de Matteotti, el diputado socialista
firme opositor a Mussolini y al fascismo, y orienté mis pasos hacia
el sitio, a orilla del río, donde lo habían secuestrado, el 10 de
junio de 1924. Su cuerpo muerto, en avanzado estado de
descomposición, fue encontrado a mediados de agosto en un bosque de
Riano, en las cercanías de Roma. Junto al lugar del rapto, en el
lungotevere Arnaldo da Brescia, se erigió en 1974 un monumento a su
memoria, donde está grabada en una placa la frase que pronunció en
la Cámara de los Diputados unos días antes de su desaparición,
adivinando su destino: "Uccidete pure me, ma l’idea che è in
me non l’ucciderete mai (Me podéis matar, pero la idea que subyace
en mí no la mataréis jamás)". A pocos metros de allí, el
edificio Venturini de via Pisanelli 40, la casa de vecinos donde
residía el político asesinado, muestra en su fachada una pequeña
placa que dice: "Qui abitava Giacomo Matteotti quando uscendo di
casa il 10 giugno 1924 andò incontro alla morte (Aquí vivía
Giacomo Matteotti cuando saliendo de casa el 10 de junio de 1924 fue
al encuentro de la muerte)".
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28-09-2019. Edificio Venturini. Via Pisanelli, 40.
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Aquel
fin de semana también visité el Panteón, entonces de acceso fácil,
sin colas y gratuito, y, como siempre que voy a Roma, pasé a admirar
la réplica de la figura ecuestre de Marco Aurelio en el Campidoglio,
la plaza más bonita del mundo, donde luce en todo su esplendor el
genio inigualable de Buonarroti, su diseñador. Como para ascender a
la Colina Capitolina hay que hacerlo por una escalinata un tanto
empinada, desde Piazza Venezia, o por una cuesta de fuerte pendiente,
desde el Foro, y no hay bares, heladerías ni restaurantes, las masas
no se han apropiado de ese entorno único.
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28-09-2019. Campidoglio. |
La
mañana del día siguiente, 29 de septiembre de 2019, me acerqué a
San Pedro. El papa ofició la misa dominical al aire libre frente a
la fachada principal de la basílica y, tras bendecir a los
presentes, a bordo del papamóvil, saludando a la multitud, se
dirigió al ala sur de la columnata de Bernini para inaugurar el
monumento Angels Unawares (Ángeles sin saberlo), un conjunto de
estatuas de bronce que representan a migrantes y refugiados de
diferentes culturas, obra del artista canadiense Timothy Schmalz.
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29-09-2019. Bergoglio saluda desde el papamóvil. |
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29-09-2019. Angels Unawares. Plaza de San Pedro. |
Durante
su pontificado, el papa Francisco recriminó las políticas
antiinmigración de los países ricos y, en lo social, secundó las
enseñanzas de Cristo y del Santo de Asís, del que tomó el nombre,
que priman el amor al prójimo y, especialmente, a los pobres y
desamparados. Precisamente, San Francisco es el autor de El
Cantico de las Criaturas (siglo
XIII), un canto de amor a la naturaleza, que resalta la interrelación
de todas las formas de vida y la necesidad de cuidar y preservar el
medio ambiente.
Así,
en su encíclica La
alegría del Evangelio,
de 2013, Bergoglio atacó la desigualdad, el
capitalismo neoliberal, calificándolo de injusto en su esencia, y
denunció la globalización de la indiferencia, que nos hace inmunes
ante la desgracia y las necesidades ajenas, y la anestesia que
provoca la cultura del bienestar. Igualmente, reprobó con severidad
la política del descarte que considera a las personas y los
colectivos excluidos como desechos y población sobrante, a quienes
se deja morir de manera inmisericorde. Destacan en el texto cuatro
noes:
no a
una economía de la exclusión y la inequidad que utiliza al ser
humano como bien de consumo, de usar y tirar, y mata, no
metafóricamente, sino realmente; no
a la nueva idolatría del dinero, que se manifiesta en la prioridad
por la propiedad y en la dictadura de la economía sin rostro humano,
niega la primacía del hombre
y nos somete a todos a los intereses del dios mercado, convertidos en
regla absoluta; no
a un dinero que gobierna el mundo en lugar de servir a las personas y
considera la ética como algo molesto y contraproducente; no
a la desigualdad que es la raíz de los males sociales, genera
violencia y, por tanto, muerte.
También
alertó sobre el cambio climático, que afecta sobre todo a los más
desfavorecidos. Precisamente en su encíclica Laudato
si’. Sobre el cuidado de la casa común,
de 2015, nos insta a cuidar la naturaleza y reconocer su dignidad y
derechos.
En
la encíclica Fratelli
tutti,
de 2020, condena el sometimiento de tantos pueblos y la pérdida de
su autoestima a causa de las nuevas formas de colonialismo, la
mentalidad xenófoba hacia los inmigrantes, la cultura al servicio de
los poderosos, la fiebre consumista, la especulación financiera cuyo
fin fundamental es la ganancia fácil, y el expolio económico, donde
los pobres son los que siempre pierden. Francisco desenmascara la
falsa creencia que se quiere imponer a la humanidad de que el mercado
solo lo resuelve todo, cuando crea más problemas de los que
soluciona, el más importante de los cuales es el incremento de las
desigualdades.
En
lo doctrinal y en lo relativo al papel de la mujer en la Iglesia
Católica, el feminismo, el aborto, la eutanasia, el trato a la
homosexualidad, ha sido un pastor conservador o ambiguo. Las
presiones dentro de la Iglesia pueden ser tan grandes que obliguen a
un papa, como en otros ámbitos a cualquier gobernante que ejerza el
poder, a transigir e, incluso, retroceder.
Cuando
Bergoglio recibió la mitra blanca de su antecesor, se encontró con
una institución dominada por el caos financiero, el caos
administrativo y el cáncer de los abusos sexuales de tantos
religiosos. En su pontificado ha hincado el diente en los tres graves
problemas, reduciendo significativamente sus dimensiones.
En
cualquier caso, creo que el balance de su papado es bastante
positivo. Tanto es así que el diputado español Gabriel Rufián,
nacionalista catalán de izquierdas, que no suele tener pelos en la
lengua, ha escrito en una red social: “Jamás pensé que el mundo
sería peor tras la muerte de un Papa. Pero lo será. Y es
precisamente lo mejor que se puede decir de Bergoglio. Descanse en
paz”.