04 febrero 2022

Víctima y verdugo

Julio Sánchez Mingo



El pasado martes 1 de febrero, a media mañana. un joven de veinticuatro años resultó muerto en la vía pública en Raffadali, en Sicilia, en la provincia de Agrigento. Recibió quince impactos de bala a manos de un policía: su propio padre, un hombre de 57 años, que, tras alejarse de la escena del crimen, llamó al 112 y esperó solo, abatido, sentado bajo la marquesina de una parada de autobús, con el arma guardada en la mochila que portaba, la llegada de los servicios de seguridad y de emergencias. Tras entregarse, declaró en jefatura: “Arrastraba problemas psíquicos. Esta mañana hemos tenido la enésima discusión. Me ha llamado para pedirme 30 €. Cuando se los he dado me ha exigido 50. Tras golpearme, me ha quitado la cartera. Se me han cruzado los cables y le he pegado no sé cuantos tiros”. Vació en el cuerpo de su hijo el cargador entero de su pistola reglamentaria. En la cabeza, a quemarropa, el primer balazo. El resto en el tórax.

Los problemas venían de antiguo y el filicida estaba desbordado por el dolor y el sufrimiento: “Me pegaba, me insultaba. Me llamaba bastardo y mierda. Cada vez me reclamaba más dinero. Le daba 600 € al mes. Le parecían insuficientes”. El fallecido había vivido tres años en una comuna. Después con su padre, posteriormente con su madre, que tiene una nueva pareja. “Había solicitado ayuda a los servicios sociales, pero nadie me ha prestado apoyo. He ido denunciando las agresiones de mi hijo, la última vez hace quince días”.

Un amigo del joven declaró: “Hacía tiempo que no estaba bien. Vivía solo y había empeorado”. Según otro amigo, era un chaval infeliz y muy introvertido. La investigación corre a cargo de la comandancia provincial de los Carabinieri. Al parecer, recientemente había sido denunciado por acoso en la misma localidad de Raffadali.

El alcalde manifestó que la ciudadanía está consternada: “En el pueblo todo el mundo lo conocía. Había estado ingresado en centros privados en repetidas ocasiones”. No había sido suficiente para enderezar la deriva de una situación que un hombre solo, desesperado, detuvo de forma abrupta. El fiscal jefe de Agrigento no recurrió a medias tintas cuando comentó el desgraciado suceso: “Muchos episodios de trágica e inaudita violencia, acaecidos en los últimos días en la provincia de Agrigento, han puesto de manifiesto el malestar profundo que afecta a la sociedad, a las familias, agravado por el confinamiento impuesto a causa de la pandemia, que el sistema socio sanitario asistencial no ha sido capaz de contener y tratar ofreciendo los necesarios servicios a la colectividad”. Una acusación muy dura. Y añadió: “En muchas ocasiones, lo que definimos actos de locura son el punto final de conflictos sociales y familiares. El sistema, considerado en sentido amplio, que incluye también a la administración de Justicia, no los llega a encauzar y contener de forma adecuada y legítima”. Es el reconocimiento de una derrota de toda la sociedad.

El superior del policía, destinado en la jefatura de Catania desde 2001, explicó: “Nadie hubiera podido imaginar lo sucedido. Nunca causó problemas y son incontables los servicios que ha prestado a lo largo de su trayectoria profesional. Cuando era posible se le asignaba a la jefatura de Agrigento. Sabíamos de sus problemas con el hijo, que estaba en tratamiento psiquiátrico y le pedía dinero continuamente. Conocíamos sus frecuentes disputas. Nada hacía presagiar un epílogo tan terrible”.

La trayectoria vital del joven ha tenido un final atroz. Al menos, descansa en paz. Él ha perdido la vida y su padre, el verdugo, víctima de una situación que lo desbordó, se ha hundido en el más profundo de los abismos, no reposará jamás, se ha destrozado la existencia y penará para siempre, al margen de la condena que le sea impuesta y de los veinticuatro años de castigo ya cumplidos.

La tragedia se ha consumado.

7 comentarios:

  1. Es como una tragedia griega, pero sin teatralizar... un hecho real. Y por más vueltas que le doy, no dejo de pensar en lo mal que tenía que estar ese padre, para llegar a cometer semejante acto contra su propio hijo. Seguramente, si los dos hubieran sido debidamente atendidos, esta situación nunca se habría dado.

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  2. Una tragedia que ejemplifica hasta qué punto la sociedad actual està desquiciada. No digo que no hubiera podido suceder antes pero aquì y ahora,en Italia en este momento donde se respira un aire claustrofòbico, donde todos o casi todos se sienten manipulados por un poder superior, a nadie le sorprende ya este triste epìlogo de un drama familiar.

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  3. La condolencia social de un país, incluso del mundo, es insuficiente para dimensionar las múltiples lecturas éticas y morales ante estos desafortunados hechos, que en verdad lastiman en cuanto a sabernos seres de la misma especie.
    Pobres hombres, víctima y victimario, ambos unidos por un hado nefasto.

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  4. La realidad siempre supera la ficción. Un drama inimaginable.

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  5. Tragedia que hace reflexionar sobre cómo educamos a nuestros hijos en una sociedad que no ayuda nada y lidiando con una familia desestructurada que tampoco ayuda
    Son víctimas los dos por esta mezcla explosiva que seguramente llevaría al hijo a ese mundo oscuro donde se vuelven irreconocibles y al padre a esa desesperación que le hace llegar a matarlo

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  6. Es muy triste el hecho... Un ejemplo de los problemas que nos rebasan, siempre debemos buscar ayuda o simplemente platicar con conocidos para clarificar tener opciones. Hoy, un lamentable cuadro de "crimen".

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  7. La soledad de los pacientes con problemas psicológicos, la insolidaridad de toda la sociedad y la responsabilidad de los poderes públicos.

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