Donde
empieza la patria y ¿termina la esperanza?
Texto y fotos de Maricarmen
Rizo
Era
Héctor Barrios, un rostro que se desvaneció en la nada, una
historia perdida entre millones, su nombre quedó grabado junto al de
Alfredo Varón y de Juan José Mayor, muy cerquita de César López;
más lejos está Tania, a secas sin apellido. Todos, a un costado de
un enorme corazón rojo, pintado en el muro metálico, ese que está
en el punto inicial del límite entre México y los Estados Unidos y
el punto final para miles de vidas que ahí perecen en busca de otra
vida, una mejor.
Nombres
y más nombres, de origen latino casi todos, escritos en cada barrote
que divide ambos países y por cada uno, tragedia y esperanza;
cientos de lágrimas derramadas o tal vez ninguna; es el drama de la
inmigración indocumentada que con la ilusión de una vida digna para
ellos, y generalmente para los suyos, terminan en muertes dramáticas
en el intento por cruzar.
Ahí,
en Tijuana, Baja California, ciudad fronteriza con San Diego,
California, está uno de los muros sobre los que tanto se ha escrito
con fines políticos, electorales y humanitarios, pero que poco se
sabe sobre los protagonistas; los dreamers
o los nadie
para un mundo inmisericorde y racista.
Es
estremecedor estar frente a las kilométricas vallas, mientras por el
cielo sobrevuelan helicópteros que vigilan la zona; cazadores a la
carga listos para atrapar su presa, un ser humano: en algunas
ocasiones familias enteras.
Con
todo y el panorama del escalofriante muro, te topas también con el
aliento al estilo mexicano, ese que da ánimo en cualquier
circunstancia. Hasta arriba de los barrotes en láminas, casi
carcomidas por el sol, puedes leer mensajes como: “Ningún
obstáculo nos puede impedir alcanzar nuestros sueños”; “Somos
mexicanos, somos imparables”, también puedes ver la huella
millenial escrita con hashtag: “#MuroDeLaHermandad”, “#NoWalls”,
entre otros.
Mientras
de un lado observas el conmovedor muro de muerte, volteas al lado
contrario y ves restaurantes llenos de vida, de música alegre que
ofrecen, generalmente a los turistas, una vista privilegiada al mar y
también al detestable e histórico muro. Así es la vida, cada quien
que ponga su esfuerzo por derribar muros no sólo metálicos que
dividen países, —que,
por cierto, generalmente cuanto más grande es el muro mayor es la
esperanza—,
también muros de odio que polarizan sociedades.
========
Muy bonito el artículo, pero no dice nada del trato que reciben los centroamericanos por parte de la policía y las mafias mejicanas, que los tratan peor que a los animales
ResponderEliminarEntiendo que el artículo recoge, con el objetivo de sensibilizar nuestras conciencias, el sufrimiento y el ansia de alcanzar una vida mejor de los migrantes. Es uno de los aspectos de esta gran tragedia.
EliminarLa faceta que cita el anónimo comentarista, el comportamiento de la policía y las mafias mexicanas y la policía de fronteras y los parapoliciales USA, es un tema muy interesante que podría ser objeto de otra crónica. Ahí queda el reto para Rizo o cualquier otro periodista o escritor versado en la materia.
Amnistía Internacional publicó el pasado año un extenso informe de 77 páginas sobre la situación en la frontera USA-México.
EliminarPuede leerse en:
https://www.amnesty.org/download/Documents/AMR5191012018spanish.PDF
Un buen artículo que, en este tema, como siempre, hace que me pregunte si realmente existe alguna razón válida por la que los Estados Unidos tenga que admitir a todos los inmigrantes que, por lo que sea, quieran entrar en este país...
ResponderEliminarSeguramente es la moneda que tiene que pagar USA por depredar y haber depredado Centroamérica y México y haber generado tanta desigualdad en estos países.
EliminarLas condiciones de detención de niños inmigrantes en Texas sacuden la agencia de fronteras de Estados Unidos.
ResponderEliminarhttps://elpais.com/internacional/2019/06/25/actualidad/1561483990_984684.html
El sueño de todos es que no existieran esos muros para nadie.... pero aunque está muy lejos de alcanzar, ese sueño, tenemos que luchar todos por conseguirlo .
ResponderEliminar