25 abril 2025

 

Un paseo por Roma, Bergoglio y su legado

Julio Sánchez Mingo

Fotos del autor

Llegamos a Termini muy pronto, tras un viaje en tren de hora y media desde Formia. Tomamos el metro y a las siete y media de la mañana ya estábamos en plaza de España, coronada por la magnífica escalinata de Trinità dei Monti. A esas horas, ese monumental y sublime espacio, vacío, desolado, sin transeúntes ni turistas, sólo algún empleado, mostraba toda su belleza, iluminado por la luz temprana de un radiante sábado de septiembre.

 

28-09-2019. Escalinata de Trinità dei Monti.

Tras pasar por el hotel Adriano —a espaldas de Piazza Colonna, Palazzo Chigi y Montecitorio y de la heladería café Giolitti—, para dejar nuestro ligero equipaje, acompañé a Ugo a sus clases de Psicoterapia Cognitiva Comportamental y, acto seguido, me dispuse a hacer una de las cosas que más me gusta: deambular sin rumbo por una bella ciudad a la búsqueda de rincones inéditos, llenos de sabor, encanto o historia. Me dirigí hacia el Tiber para evitar las hordas de turistas que, a las nueve de la mañana, empezaban a salir de debajo de las piedras, copándolo todo. Me acordé de Matteotti, el diputado socialista firme opositor a Mussolini y al fascismo, y orienté mis pasos hacia el sitio, a orilla del río, donde lo habían secuestrado, el 10 de junio de 1924. Su cuerpo muerto, en avanzado estado de descomposición, fue encontrado a mediados de agosto en un bosque de Riano, en las cercanías de Roma. Junto al lugar del rapto, en el lungotevere Arnaldo da Brescia, se erigió en 1974 un monumento a su memoria, donde está grabada en una placa la frase que pronunció en la Cámara de los Diputados unos días antes de su desaparición, adivinando su destino: "Uccidete pure me, ma l’idea che è in me non l’ucciderete mai (Me podéis matar, pero la idea que subyace en mí no la mataréis jamás)". A pocos metros de allí, el edificio Venturini de via Pisanelli 40, la casa de vecinos donde residía el político asesinado, muestra en su fachada una pequeña placa que dice: "Qui abitava Giacomo Matteotti quando uscendo di casa il 10 giugno 1924 andò incontro alla morte (Aquí vivía Giacomo Matteotti cuando saliendo de casa el 10 de junio de 1924 fue al encuentro de la muerte)".

 

28-09-2019. Edificio Venturini. Via Pisanelli, 40.
 

Aquel fin de semana también visité el Panteón, entonces de acceso fácil, sin colas y gratuito, y, como siempre que voy a Roma, pasé a admirar la réplica de la figura ecuestre de Marco Aurelio en el Campidoglio, la plaza más bonita del mundo, donde luce en todo su esplendor el genio inigualable de Buonarroti, su diseñador. Como para ascender a la Colina Capitolina hay que hacerlo por una escalinata un tanto empinada, desde Piazza Venezia, o por una cuesta de fuerte pendiente, desde el Foro, y no hay bares, heladerías ni restaurantes, las masas no se han apropiado de ese entorno único.


28-09-2019. Campidoglio.

La mañana del día siguiente, 29 de septiembre de 2019, me acerqué a San Pedro. El papa ofició la misa dominical al aire libre frente a la fachada principal de la basílica y, tras bendecir a los presentes, a bordo del papamóvil, saludando a la multitud, se dirigió al ala sur de la columnata de Bernini para inaugurar el monumento Angels Unawares (Ángeles sin saberlo), un conjunto de estatuas de bronce que representan a migrantes y refugiados de diferentes culturas, obra del artista canadiense Timothy Schmalz.


29-09-2019. Bergoglio saluda desde el papamóvil.


29-09-2019. Angels Unawares. Plaza de San Pedro.

Durante su pontificado, el papa Francisco recriminó las políticas antiinmigración de los países ricos y, en lo social, secundó las enseñanzas de Cristo y del Santo de Asís, del que tomó el nombre, que priman el amor al prójimo y, especialmente, a los pobres y desamparados. Precisamente, San Francisco es el autor de El Cantico de las Criaturas (siglo XIII), un canto de amor a la naturaleza, que resalta la interrelación de todas las formas de vida y la necesidad de cuidar y preservar el medio ambiente.

 Así, en su encíclica La alegría del Evangelio, de 2013, Bergoglio atacó la desigualdad, el capitalismo neoliberal, calificándolo de injusto en su esencia, y denunció la globalización de la indiferencia, que nos hace inmunes ante la desgracia y las necesidades ajenas, y la anestesia que provoca la cultura del bienestar. Igualmente, reprobó con severidad la política del descarte que considera a las personas y los colectivos excluidos como desechos y población sobrante, a quienes se deja morir de manera inmisericorde. Destacan en el texto cuatro noes: no a una economía de la exclusión y la inequidad que utiliza al ser humano como bien de consumo, de usar y tirar, y mata, no metafóricamente, sino realmente; no a la nueva idolatría del dinero, que se manifiesta en la prioridad por la propiedad y en la dictadura de la economía sin rostro humano, niega la primacía del hombre y nos somete a todos a los intereses del dios mercado, convertidos en regla absoluta; no a un dinero que gobierna el mundo en lugar de servir a las personas y considera la ética como algo molesto y contraproducente; no a la desigualdad que es la raíz de los males sociales, genera violencia y, por tanto, muerte.

También alertó sobre el cambio climático, que afecta sobre todo a los más desfavorecidos. Precisamente en su encíclica Laudato si’. Sobre el cuidado de la casa común, de 2015, nos insta a cuidar la naturaleza y reconocer su dignidad y derechos.

En la encíclica Fratelli tutti, de 2020, condena el sometimiento de tantos pueblos y la pérdida de su autoestima a causa de las nuevas formas de colonialismo, la mentalidad xenófoba hacia los inmigrantes, la cultura al servicio de los poderosos, la fiebre consumista, la especulación financiera cuyo fin fundamental es la ganancia fácil, y el expolio económico, donde los pobres son los que siempre pierden. Francisco desenmascara la falsa creencia que se quiere imponer a la humanidad de que el mercado solo lo resuelve todo, cuando crea más problemas de los que soluciona, el más importante de los cuales es el incremento de las desigualdades.

En lo doctrinal y en lo relativo al papel de la mujer en la Iglesia Católica, el feminismo, el aborto, la eutanasia, el trato a la homosexualidad, ha sido un pastor conservador o ambiguo. Las presiones dentro de la Iglesia pueden ser tan grandes que obliguen a un papa, como en otros ámbitos a cualquier gobernante que ejerza el poder, a transigir e, incluso, retroceder.

Cuando Bergoglio recibió la mitra blanca de su antecesor, se encontró con una institución dominada por el caos financiero, el caos administrativo y el cáncer de los abusos sexuales de tantos religiosos. En su pontificado ha hincado el diente en los tres graves problemas, reduciendo significativamente sus dimensiones.

En cualquier caso, creo que el balance de su papado es bastante positivo. Tanto es así que el diputado español Gabriel Rufián, nacionalista catalán de izquierdas, que no suele tener pelos en la lengua, ha escrito en una red social: “Jamás pensé que el mundo sería peor tras la muerte de un Papa. Pero lo será. Y es precisamente lo mejor que se puede decir de Bergoglio. Descanse en paz”.


6 comentarios:

  1. Excelente síntesis y una descripcion impecable. EL Papa Frncisco ya esta frente al creador. Pero sigue su legado dejando una impronta donde hay un antes y un después irreversible en la Iglesia católica. Desde la Argentina: Adiós querido padre Jorge!
    José Luis Castellano

    ResponderEliminar
  2. No viviré yo tanto como para ver a otro Francisco que de tanta esperanza a todos los que creemos que un mundo mejor es posible.

    ResponderEliminar
  3. Estupendo artículo, sobre el Papa. Y el recorrido por Roma, me ha llevado esa ciudad que visité hace unos cuantos años, y quedé fascinada.

    ResponderEliminar
  4. Asociar experiencias personales a reflexiones generales, filosoficas, sociales o éticas y compartirlas con quien tiene ojos para ver y oidos para escuchar me parece muy poetico. Sin retórica, se muestra el legado de hombres notables como Matteotti y el papa Francisco, amado con la misma intensidad tanto por creyentes como por no creyente, gracias a los sentimientos que ha inspirado.

    ResponderEliminar
  5. Excelente escrito de su experiencia en Roma. Disfruté los lugares citados recordando.mi viaje hacia allí. Soy argentina, nací en Buenos Aires igual que Francisco. Ruego por su alma que descanse en paz. Es un momento histórico que quizás nunca se repita: un Papa argentino. QEPD.

    ResponderEliminar
  6. Excelente recuento o crónica de un viaje, estimadísimo Julio. Ahora Francisco en la memoria colectiva, un notable modelo humano.

    ResponderEliminar

Los comentarios de este blog están sujetos a moderación. No serán visibles hasta que el administrador los valide. Muchas gracias por su participación.